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¿IACOCA PRESIDENTE?

Se habla más y más del gerente de la Chrysler como posible remplazo de Reagan.

25 de agosto de 1986

Lee Iacocca, el empresario norteamericano que saltó al primer plano de la opinión cuando su autobiografía se convirtió en un best seller mundial, ha demostrado que su fama no es gratuita: sus hazañas van desde resucitar a la Chrysler hasta encabezar las multimillonarias colectas con las que se costeó la restauración del símbolo más representativo de la nacionalidad norteamericana: la Estatua de la Libertad.
La pregunta es ahora la de si entre las habilidades de Iacocca figura la de manejar un país como Presidente, porque su nombre viene sonando con insistencia como posible contendor para la sucesión de Ronald Reagan en 1988.
Desde luego, las posibilidades políticas de Iacocca no constituyen una excentricidad en un país como los Estados Unidos donde los candidatos a la Presidencia no están obligados a exhibir en su hoja de vida los méritos de una carrera política. El astronauta John Glenn se lanzó en 1980 para disputar la Presidencia con Ronald Reagan y Jimmy Carter. El triunfador. Reagan, cuya carrera política se reducía a haber sido gobernador de California, era más conocido como actor de películas de vaqueros de segunda clase. Es por eso que el héroe financiero del momento, Lee Iacocca podría llegar a ser el próximo Presidente de los Estados Unidos si el pueblo norteamericano decide apoyarlo en su empeño.
Y existen muchas posibilidades de que lo haga. Robert Squier, asesor de varias campañas del Partido Demócrata norteamericano, dice que el presidente Reagan refleja las ansias con las que la opinión pública norteamericana busca como su líder al prototipo del héroe. Y Iacocca llena todos los requisitos de esa descripción.
Iacocca, hijo de inmigrantes italianos, estudió en la Universidad de Lehigh y después obtuvo el master en ingeniería mecánica en la Universidad de Princeton. Empezó en la compañía automotriz Ford en 1946 y por medio de un arduo trabajo y muchos años de empeño, subió desde los bajos rangos de la compañía hasta llegar a la cumbre.
Por diferencias con el hijo de su fundador, Henry Ford II, Iacocca fue despedido. Entonces le ofrecieron el mando de la Chrysler, y en un período de más o menos cinco años, resucitó la compañía automotriz, que desde hacía muchos años no daba más que millonarias pérdidas. Y lo hizo en una época en la cual comprar un carro norteamericano era mal negocio.
Pero aún le faltaba a Iacocca hacer el gran negocio de su vida: su autobiografía. Esta rompió todos los récords de ventas de libros de no ficción y hasta el momento lleva vendidos dos millones de ejemplares. Pero el "pantallazo" más espectacular de Iacocca lo logró vinculando su nombre con el de la celebración de los cien años de la Estatua de la Libertad, para cuya restauración encabezó una formidable colecta de fondos que alcanzó la suma de 260 millones de dólares.
En sus charlas y discursos Iacocca siempre habla sobre diferentes temas, incluyendo negocios, política y sociología. No vacila en expresar sus opiniones, sobre todo su ira por la pobreza que sufren muchos de sus compatriotas.
Muchos opinan, sin embargo, que aun cuando Iacocca puede tener una carrera admirable, una popularidad y una fama incalculables, y varias campañas por causas altruistas entre pecho y espalda como la de la restauración de la Estatua y la Fundación Juvenil de Diabetes, nada de lo anterior prueba que pueda encargarse exitosamente del manejo de todo un país y menos de uno como los Estados Unidos.
Iacocca tiene fama de ser un bocón. Algunos lo interpretan en una forma menos severa y lo disculpan con el argumento de que Iacocca dice lo que piensa. Roger Stone, asesor en campañas del Partido Republicano de ese país, sostiene que eso es lo que la gente más admira del genio financiero. Iacocca es una persona que no acepta la restricción, tanto de palabra como de acción. Pero eso puede estar muy bien para un empresario y ser malo para un político porque, según Stone, la política restringe: hay ciertas cosas que no se pueden decir, pues no son políticamente aceptables.
Personalmente Iacocca cree que si él quiere, puede llegar a ser Presidente, según lo declaró para la revista Life. David L. Lewis, profesor de negocios de la Universidad de Michigan, sostiene que Iacocca es uno de los mejores vendedores del mundo y que puede vender lo que sea si se le mete entre ceja y ceja: un producto, una idea, y si así lo quiere, a sí mismo. Eso fue precisamente lo que hizo con las cuñas televisadas de la Chrysler cuando él mismo decidió aparecer en ellas como símbolo de la compañía. Eso equivaldría a que en las cuñas de la Federación Nacional de Cafeteros, en lugar de Juan Valdez, Jorge Cárdenas Gutiérrez de corrosca y carriel apareciera promoviendo con su propia imagen el prestigio del gremio.
Las opiniones, entre los conocidos del magnate, están divididas. Cuanda le preguntan a él si se va a lanzar como candidato, dice que no. Algunos piensan que lo que él dice hay que aceptarlo como tal; otros afirman que esa es la respuesta "debida" por el momento. En una encuesta llevada a cabo por el New York Times y la CBS para comprobar su popularidad, el 43% respondió positivamente, el 11% negativamente y el 46% restante estaba indeciso. Este constituye un excelente resultado, si se tiene en cuenta que según la encuesta, Iacocca es el tercero en popularidad en Estados Unidos después de Reagan y el Papa.
Algunos seguidores de Iacocca ya están tomando medidas para lanzar al "héroe" a la candidatura. Según un reportaje en el Miami Herald, una sección del Partido Demócrata decidió anunciar que tenía una organización de voluntarios para reclutar seguidores y patrocinadores de Iacocca con el fin de inscribirlo como candidato demócrata, aun cuando esto sea sin su permiso. A ello ha respondido Iacocca diciendo que no tiene nada que ver con esta organización, que él no es demócrata (tampoco ha dicho que es republicano), y envió una carta al Comité Federal de Elecciones diciendo que él no tenía nada que ver con esa organización, ni con las colectas monetarias que estas adelanten o los gastos que realicen con las mismas.
¿Qué se puede deducir de todo esto? Primero, que no hay límites en cuanto a lo que el pueblo norteamericano considera como características favorables para un candidato a la Presidencia. Segundo, que Iacocca ha demostrado ser consciente y serio en todo lo que hace. Tercero, que las encuestas norteamericanas muestran un favoritismo notable por personas que "hacen lo que hay que hacer". Si para eso se requiere que alguien actúe a lo John Wayne, que así sea. Y cuarto, que aunque Iacocca diga que no y que no, la respuesta puede ajustarse mejor a un quién sabe, pues la posibilidad de su candidatura sigue vigente. Por tanto, los interesados estarán a la expectativa. De pronto se verá a otro admirador de "Rambo" en la Presidencia de la primera potencia mundial.