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INMOLARSE POR LA REVOLUCION

El director de "La Prensa" en Managua está de lo más pesimista

25 de marzo de 1985

Balazo a balazo, escaramuza tras escaramuza, aunque sin ninguna gran batalla, las tropas sandinistas están derrotando a los contrarrevolucionarios que operan desde Honduras. Pero no cantan victoria.
En Managua esperan un recrudecimiento de las acciones desde la frontera sur con Costa Rica y la siempre temida acción directa de Estados Unidos, con sus propias tropas detrás de una probable punta de lanza de fuerzas hondureñas o de "contras". El panorama es pues sombrio. Las autoridades sandinistas parecen obsesionadas con la presión de Washington y, a falta de diálogo, sólo tienen ojos y oidos para cualquier expresión de la opinión pública estadounidense.
Ya sean periodistas de pequeños periódicos de la costa oeste, o granjeros de Iowa o jóvenes voluntarios de Nueva Inglaterra, todo aquel que llegue de Estados Unidos tiene prioridad. Y todas las semanas llegan representantes del Congreso, enviados de ceño fruncido del Departamento de Estado o enormes gringos sospechosos de ser agentes de la CIA.
Se agregan los observadores de medios informativos, desde los más poderosos tipo New York Times o de cadenas de televisión, hasta modestos corresponsales de periodiquitos perdidos en Wyoming que en actos de contrición suelen sumarse a los voluntarios que salen los fines de semana hacia los campos de Matagalpa o Estelí cantando alegremente: "¿ Yahora qué? ¡A cortar café!".
Hay quienes dicen que los jóvenes comandantes están deseando la intervención de Estados Unidos, porque no tienen un proyecto coherente, porque han fracasado y quieren inmolarse por la revolución. Eso dijo a este corresponsal el director de La Prensa, único medio importante de oposición, Jaime Chamorro Cardenal. El es un hombre inteligente, que no tiene miedo de vivir en Nicaragua y que tampoco tiene pelos en la lengua. A diferencia de otros politicos opositores, que consideran el caso nicaraguense como una cuestión interna que debe ser dirimida sin intervención extranjera, Jaime Chamorro cree que hay una lucha Este-Oeste en ese territorio, lo que de cierto modo le da la razón a Mister Reagan, que es como llama al Presidente norteamericano. Frente a argumentos como el anterior, el verbo del Presidente Daniel Ortega es dramático y de permanente denuncia.
Considera que Washington ha bloqueado todas las posibilidades de solución pacífica e incluso se ha empeñado en impedir la continuación del diálogo con la organización Misurasata de los indios miskitos, y que ha logrado dividir a esa organización.
Otro problema de fluida evolución en la politica de Managua, es el de sus relaciones con Costa Rica, Honduras y El Salvador, a quienes consideran digitados por Washington. Según enumera Daniel Ortega Washington "está obstruyendo las relaciones con nuestros vecinos, al mismo tiempo que despliega las maniobras militares Pino Grande a pocos kilómetros de nuestra frontera con Honduras".
Paralelamente, están programando una presencia de tropas de Esta dos Unidos en territorio de Costa Rica, bajo el disfraz de "acción cívica". Los voceros del Presidente tíco Luis Alberto Monge desmienten esta versión, que especificamente se refiere a un proyecto para construir caminos en la zona norte de Costa Rica vecina a Nicaragua, utilizando tropas y equipo estadounidenses. "Al contrario, dice el ministro de Informaciones, Armando Vargas, se ha conseguido rechazar esa presión y el embajador norteamericano no ha vuelto a insistir en el asunto".
La presión de ese embajador en San José se ha sentido hasta el punto que trató de interferir recientemente una conferencia de periodistas de Europa y América Central sobre el tema de la paz en Centroamérica. Curtin Windsor visitó a Monge para advertirle que era "inconveniente" la presencia de periodistas europeos para discutir esos temas en Costa Rica.
Los periodistas invitados eran de Europa Occidental y de periódicos democráticos, cuando no ultraderechistas, como Le Figaro de Paris.
Los organizadores del seminario, el gobierno de Costa Rica y la Asociación de Periodistas Europeos, rama de España, habían previsto un foro geopolitico con dos personalidades de alto vuelo: la ex embajadora Jeanne Kirkpatrick de Estados Unidos y el académico soviético especialista en América Latina Viktor Volski. Windsor no puso ningún interés y al final esas personas estuvieron ausentes.
Cuando en dos ocasiones el ministro Vargas trató de verlo, las audiencias fueron canceladas. Al inaugurarse el seminario en el palacio presidencial Zapote de San José, con discurso del Presidente Monge, estaban presentes todos los embajadores acreditados ante Costa Rica, menos Windsor. En general, los periodistas asistentes pudieron apreciar que la presión sobre Costa Rica es enorme, y que en cierta forma eso explica la actitud negativa de este pais hacia las gestiones de paz del Grupo Contadora. Monge afirmó que mantendrá su politica de neutralidad activa y perpetua y que Costa Rica no propiciará ningún conflicto bélico. Tampoco teme una invasión desde Nicaragua, según afirmó ante los periodístas extranjeros. Sin embargo, esa puede ser una simple expresión de deseos. El sucesor de Windsor es el profesor de historia, también de tendencias muy conservadoras, Lewis Tambs, que hasta hace poco fue embajador en Colombia. Por primera vez en muchos años la cancillería colombiana se pronunció sobre la conducta de este embajador con la clara sugerencia de que se metía en asuntos internos de Colombia.
Con esos antecedentes, muchos observadores dudan de la firmeza de Monge. Es probable que termine cediendo a las digitaciones militaristas de la región. De hecho, ya hay una intensa actividad de los "contras" en el norte del país. Cuando un periodista mexicano hizo alusión a esta situación, el ministro Vargas la rechazó y ofreció a los periodistas una gira de inspección por la región. Pero llegó el día de la gira y los planes se cancelaron. Ofreció en cambio una visita a un lugar turístico, muy lejos de los hechos fronterizos, en la costa pacífica. -
Ted Córdova-Claure, corresponsal de SEMANA en Caracas -