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¿Inmunidad o impunidad?

Silvio Berlusconi, librado de procesos judiciales por una ley 'ad hoc', asumirá la presidencia de la Unión Europea en medio de la indignación de muchos.

29 de junio de 2003

Los manifestantes enfurecidos gritaban "¡vergüenza!" y "¡vendidos!". Mientras eso sucedía en la plaza, el 18 de junio era aprobada en el Parlamento romano la ley de inmunidad para los más altos dignatarios de la de la República italiana.

Lo que produjo una ola de indignación no fue la ley en sí, que no se diferencia mucho de otras que existen en Europa. Lo que estremeció a Italia y al Viejo Continente fue que la norma fue aprobada en forma deliberada para limpiar al primer ministro Silvio Berlusconi de la acusación judicial que pesa sobre él justo antes de que Italia asuma la presidencia semestral de la Unión Europea.

La ley, que modifica el artículo 68 de la Constitución, impide que sean sometidos a proceso penal -por ningún delito- ni siquiera los cometidos con anterioridad a la toma de posesión del cargo y mientras éste dure, las siguientes personalidades: el presidente de la República, los presidentes de Cámara y Senado, el primer ministro y el presidente de la Corte Constitucional. La ley fue firmada apresuradamente el 21 por el presidente, Carlo Azeglio Ciampi.

La reintroducción de la inmunidad significa que los procesos contra Berlusconi quedan congelados. Además del juicio en Milán por soborno de jueces (tal vez el más importante) quedan paralizados otros como la compra irregular de la estrella del fútbol Gianluigi Lentini por el club Milan, por falsedad de balances y otros delitos contra la ley de sociedades.

Con la ley de inmunidad Berlusconi confirmó los temores de quienes creen que Italia está en manos de un personaje que antepone sus intereses (no pocas veces oscuros) a los del país. Se trata del patrón de la televisión privada, dueño de tres cadenas nacionales (sin contar que tiene voz y voto en la televisión pública). Es el dueño de la editorial más grande, de un diario, de una revista de información y del equipo de fútbol Milan. Berlusconi hasta ahora no ha sufrido condenas, lo cual da pie para que algunos diarios, como The Wall Street Journal, lo defiendan. Pero los opositores aseguran que varios procesos se han cerrado por falta de pruebas, otros por prescripción y otros más porque leyes oportunamente presentadas le han dado una mano.

Entre estas reformas están cosas como que la falsedad en balances perdió gravedad -pasó de delito penal a delito civil- y la posibilidad de hacer trasladar un proceso de un tribunal a otro simplemente porque el acusado tiene "legítima sospecha" de que los jueces que lo juzgan no son imparciales.

Según el sondeo más reciente de L'Espresso, 83 por ciento de los italianos es desfavorable a la reintroduccion de la inmunidad. La oposición se prepara a dar la batalla. Depositó en la Corte una petición para recoger firmas para un referéndum derogatorio. Si la Corte lo aprueba, los autores tendrán tres meses para presentar medio millón de firmas.

Massimo Giannini, editorialista de La Repubblica, dijo a SEMANA que los ataques de Berlusconi a los jueces hacen parte de una campaña para despistar a la opinión y preparar el terreno para llamar a elecciones anticipadas en 2004 porque "en dos años este gobierno ha hecho poco o nada. Las reformas no se ven. Al primer ministro le sirve empezar de nuevo para evitar un triste final".

A nivel europeo el asunto es mirado con enorme preocupación. La revista The Economist, asegura con tono categórico que el primer ministro italiano no puede liderar Europa. ¿Por qué? Simple, para el semanario -a su vez acusado por Berlusconi de hacer parte del 'complot comunista' que lo persigue - no posee ninguna autoridad moral.

Pero por ahora no hay nada qué hacer. A partir del primero de julio, con la toma de posesión por parte de Italia de la presidencia de turno de la Unión Europea, el proyecto más ambicioso de integración del mundo tendrá a su cabeza a un personaje de la talla de 'il Cavaliere'. Muchas cabezas se estremecerán de indignación.