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JAQUE A HELMS

La temible propuesta de endurecimiento del embargo a Cuba quedó finalmente como un tigre sin dientes.

20 de noviembre de 1995

HABIA ENTRADO AL CONgreso como un temible proyectil diseñado por la maquinaria republicana anticastrista para hostilizar al gobierno cubano. Los congresistas del sur de la Florida lo exhibieron como un artefacto de intimidación y esperaban que fuera la gran sorpresa para recibir al presidente cubano Fidel Castro en Nueva York. Pero la semana pasada el gran misil, promovido por el senador Jesse Helms, quedó convertido en una pistola de agua tras una enérgica ofensiva del gobierno de Bill Clinton.
Los senadores republicanos se vieron obligados a sacarle al proyecto su contenido letal que buscaba castigar a las compañías que negocian con Cuba y le daba una firme esperanza a los propietarios cubano-estadounidenses de presentar en Estados Unidos sus reclamos por las propiedades que dejaron expropiadas en la isla. Esta medida hubiéra podido dar origen a más de 400.000 demandas según el senador demócrata Christopher Dodd, que calculó que el costo para el contribuyente podría llegar a los dos mil millones de dólares.
Visiblemente disgustado, el senador Bob Dole, jefe de la mayoría republicana, se dio por vencido el miércoles en la tarde. " Una minoría con determinación y bajo la presión de la Casa Blanca, ha logrado detener la acción", dijo Dole.
Con la victoria de Clinton en el Senado se cerró con broche de oro una semana exitosa para Castro. Días antes los participantes en la cumbre hispanoamericana de Bariloche se habían pronunciado en contra del proyecto de ley y contra el embargo que pesa sobre Cuba. El propio presidente argentino Carlos Menem, que se había robado el show en Miami durante la Cumbre de las Américas a punta de mordaces ataques a Castro le dio la vuelta a la tortilla y apareció sonriente saludando con dos manos al gobernante cubano. " Todos queremos que además de la actual apertura económica en Cuba también haya una apertura política -dijo Menem-, pero no podemos olvidar que hay ciertos principios internacionales que se refieren a la no injerencia en asuntos internos, a los cuales tenemos que adherirnos".
Pero Castro no las tiene todas ganadas. La avalancha de medidas del gobierno de Estados Unidos que tratan de favorecer las comunicaciones con la isla, de apoyar a los activistas de derechos humanos, de permitir la presencia de agencias norteamericanas de noticias en Cuba, de facilitar los viajes de los cubanos y esta última de bloquear un proyecto de ley, han dejado al gobierno de Cuba con la palabra. Castro la tendrá en Nueva York, donde pedirá una vez más el levantamiento del embargo con motivo de la celebración de los 50 años de la ONU.
Algunos creen que mientras Castro da una señal certera, el gobierno de Clinton sigue con atención los esfuerzos laterales que se están haciendo para promover un acercamiento entre Cuba y Washington. El analista político cubano Pablo Alfonso sostiene que en ese sentido hay tres esfuerzos que están en marcha: uno es el plan del ex presidente Jimmy Carter de promover consultas con líderes del exilio y representantes del gobierno de Cuba.
El otro tiene que ver con una visita a Cuba que hará a principios de noviembre una delegación de la Unión Europea presidida por el director de política exterior de España, uno de los países con mayores inversiones en Cuba. El objetivo de la importante visita es según Alfonso "evaluar la voluntad de reformas políticas del régimen cubano". El informe que presente la comisión servirá para determinar si la Comunidad Europea firmará un acuerdo de cooperación económica con Cuba, único país con que no mantiene esos intercambios.
La tercera iniciativa se abre paso en la OEA, donde el secretario general César Gaviria ha anunciado que empezará un diálogo con el gobierno cubano en el curso de los próximos meses.
Sin embargo los antecedentes indican que cuando se respira una atmósfera de entendimiento entre estos dos contendores, surge un incidente en cualquiera de los bandos, que desanda lo que ya se había avanzado.