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La batalla del sexo

La Iglesia y los conservadores libran en España una campaña clave contra el matrimonio homosexual y el aborto.

25 de junio de 2005

La ley que autoriza las bodas entre homosexuales tiene dividida a España. La Iglesia y los sectores conservadores, liderados por el Partido Popular, se encuentran en pie de lucha y aseguran que esta ley "ataca a la familia tradicional y su supervivencia". El Psoe advierte que esta ley no ataca a nadie sino que otorga derechos "a quienes no los tenían".

Los tirones a favor y en contra se han venido radicalizando desde abril, cuando el Congreso de los Diputados aprobó el proyecto de ley para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo y permitirles la adopción de menores. Desde entonces, la Iglesia y el Partido Popular han efectuando actos y mítines de protesta por todo el país, y el sábado 18 de junio realizaron una multitudinaria marcha en Madrid, con la participación de todos los obispos y la plana mayor del Partido Popular. Los organizadores dijeron que a la marcha asistió un millón de personas, y el Psoe y la Policía de Madrid aseguraron que sólo habían sido 166.000.

El punto más crítico de la polémica ocurrió el miércoles pasado, cuando el Senado español vetó esta ley con 131 votos del Partido Popular, la Unió Democrática de Catalunya y el Partido Aragonés. Pero, a diferencia de Colombia, en el Parlamento español la Cámara Baja es la que manda, y allí el Psoe y los demás partidos tienen la mayoría, con lo cual es un hecho que la ley será aprobada el próximo 30 de junio en el Congreso de los Diputados.

"La estrategia de la Iglesia y del PP al avivar esta polémica es apelar a la desinformación para dividir el país, pues intentan mostrar al gobierno socialista como un monstruo que va a destruir el matrimonio y la familia tradicional, y ocultan la realidad simple de la ley, que es ampliar a las parejas de homosexuales los derechos que desde hace años y siglos tienen los heterosexuales", dijo a SEMANA el diputado del Psoe, Antonio Barrio.

La última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) reveló que el 57 por ciento de los españoles está a favor del matrimonio entre homosexuales, que el 42 por ciento de la población está "muy o bastante" de acuerdo con que las parejas del mismo sexo puedan adoptar niños, y que el 32 por ciento de los españoles se declara abiertamente en contra del matrimonio gay.

El activismo político y el protagonismo que ha tomado la Iglesia en contra de la ley son sorprendentes. La Conferencia Episcopal Española (CEE) afirma que es "radicalmente injusta y perjudicial para el bien común" y el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, enfatiza que "lo que está ocurriendo es de muchísima trascendencia y gravedad porque con esta nueva norma la familia queda absolutamente desprotegida". Para la marcha de Madrid, todos los obispos y párrocos del país se organizaron para enviar la mayor cantidad posible de fieles a la capital, y la CEE dispuso de más de 70 buses para transportarlos. Así mismo, ha puesto a todos sus medios de comunicación, incluida su red de revistas, agencias de noticias y su cadena de radio Cope, a atacar la ley desde todos los frentes.

"Lo que la Iglesia dice es que el matrimonio tiene que ser reconocido y tutelado, que la nueva legislación que impulsa el gobierno es discriminatoria con las mayorías y que, por lo tanto, es necesario el debate social", indicó a SEMANA el portavoz de la CEE, Juan Antonio Martínez, quien insiste en que, aunque la Iglesia respeta a los homosexuales, "el catecismo señala que la homosexualidad es una inclinación objetivamente desordenada".

Por su parte, el analista en temas religiosos de la Universidad de Salamanca Luis Pásara, ve en este activismo de la Iglesia una estrategia de presión ejercida desde el Vaticano. "El nuevo papa Benedicto XVI quiere recuperar el terreno que ha perdido la Iglesia en Europa, pero sobre todo en España, y está alentando todas las movilizaciones sociales en contra de los gobiernos, los parlamentos y las leyes que le sean adversas, lo que explica no sólo el éxito reciente que logró la Iglesia en Italia al hacer fracasar el referendo para reformar la ley de reproducción asistida, sino las marchas en España contra la ley de matrimonios gay", indicó a SEMANA.

Al unirse a esta causa, el conservador Partido Popular ha radicalizado su oposición al gobierno socialista. Durante los ocho años de José María Aznar en el poder, el PP se mantuvo a prudente distancia de la Iglesia, para marcar diferencias con los tiempos del franquismo, cuando el dictador y los obispos hacían las leyes a cuatro manos. Pero, en los últimos meses, el líder del partido, Mariano Rajoy, ha decidido explotar la vena católica de su electorado y unirse a la oposición de la Iglesia contra el Psoe.

Gracias a ello, el Partido Popular ha cobrado mayor protagonismo y aprovecha cualquier ocasión para atacar al gobierno, aunque no en todos sus lances ha salido bien librado. Hace poco, los líderes del PP invitaron al Senado a un experto, para desestimar la ley del matrimonio gay, pero el personaje les jugó una mala pasada. Se trató del catedrático de sicopatología de la Universidad Complutense de Madrid, Aquilino Polaino, quien calificó de "enfermos" a los gay y dijo que "el homosexual tiene un perfil sicopatológico caracterizado por un padre hostil, distante y alcohólico y una madre fría y sobreprotectora". Las opiniones de Polaino desataron tal rechazo e indignación política y social, que el PP tuvo que pedir perdón y su portavoz en el Senado, Pío García, enfatizó que "en absoluto compartimos, ni el grupo Popular del Senado, ni el Partido Popular, esas afirmaciones" de Polaino.

Sin embargo, hasta hoy, el mayor éxito de la oposición ha sido la marcha de Madrid, por su impacto mediático y social. El presidente de la organización católica Foro Español de la Familia, organizador de la protesta, José Gabaldón, dijo a SEMANA que sus afiliados realizarán en todo el país más mítines y marchas para impedir a toda costa la aprobación de la ley y exigir una reunión con el presidente de gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, antes del 30 de junio próximo, fecha en la cual se prevé que la ley sea aprobada definitivamente.

El gobierno Zapatero se mantiene firme y ha anunciado que no cederá ni negociará esta reforma legal que prometió en su programa electoral. Y el secretario del Partido Socialista de Cataluña, José Montilla, ha lanzado un fuerte ataque a las marchas de protesta de los conservadores y de la Iglesia. "Es lamentable ver manifestarse de la mano del PP, pidiendo que se recorten derechos, a aquellos que nunca salieron a la calle en el pasado para pedir la democracia", dijo Montilla.

Ante este enfrentamiento, la mejor descripción de la situación la realizó el portavoz del partido catalán Convergencia i Unió (CIU), Pere Macia, quien aseveró que la ley del matrimonio gay "es una norma que divide profundamente a nuestro país y que parece destinada a enfrentar ahora y en el futuro a la sociedad civil". Según Macia, por culpa de esta "mala ley" del Psoe, España ha iniciado un "camino peligroso", del que también es culpable el Partido Popular por apoyar manifestaciones como las de Madrid e invitar al Parlamento a personajes como el sicopatólogo Polaino.

A la sombra de este debate, el Senado español acaba de aprobar la ley de divorcio 'express', que acorta a dos meses las separaciones. Así que es muy probable que el pleno del Parlamento apruebe el próximo 30 de junio las dos leyes más atacadas por la Iglesia de España en las últimas tres décadas. Ese día, España se convertiría en el tercer país europeo, después de Bélgica y Holanda, en legalizar las bodas entre homosexuales.