POLONIA

La caída del ídolo

Una biografía podría destruir la imagen del ídolo nacional polaco Lech Walesa, al afirmar que habría sido agente doble del régimen comunista. ¿Maniobra política, o verdad revelada.

27 de junio de 2009
Sus seguidores llevan en hombros a Walesa frente a la Corte Suprema de Polonia el 10 de febrero de 1981, cuando apenas comenzaba su carrera que daría al traste con el régimen comunista. A la derecha, hoy Walesa está viejo y amargado por las acusaciones en su contra

En una plaza de Gdansk reluce el monumento erigido a sus hazañas. Los manuales de historia están llenos de referencias a él. Y cuando en septiembre los polacos celebren 20 años del fin del comunismo, la apoteosis estará consagrada a su héroe moderno, al padre del sindicato Solidarno, al nobel de Paz y ex presidente de la República: Lech Walesa.

A sus 65 años es una leyenda viva. Siendo un joven electricista provinciano, con su sindicato y su bigote derrotó al comunismo. Pero en estos días el viejo ídolo parece cansado y sus apariciones son cada vez más patéticas. Ha amenazado con devolver sus galardones, incluido el Nobel, y hasta con dejar Polonia. "Ya no me quedan fuerzas para luchar", le dijo a un periódico alemán. Y no es para menos. Una biografía que se viene vendiendo por montones amenaza con mandar al legendario sindicalista a la lona.

Lech Waesa. Idea e historia es el título, y su autor, Pawe? Zyzak, un recién graduado de la Universidad Jagellónica de Cracovia. Con 626 páginas, se basa en la tesis presentada en 2008 al profesor Andrzej Nowak, editor en jefe de la editorial Arcana -que lo publicó- A éste se le considera el cerebro de la transformación del trabajo en un best-seller.

El libro tiene extravagancias que parecen dirigidas a la prensa ultraconservadora, como, por ejemplo, que el niño Wa

esa orinó varias veces en el baptisterio de la iglesia de su pueblo natal. También señala que tuvo un hijo que jamás reconoció. El señalamiento explosivo, sin embargo, es otro. Afirma que entre 1970 y 1974 Walesa habría colaborado con el servicio secreto del régimen comunista.

Las críticas al libro son grandes, pues Zyzak se basa en testimonios anónimos, y los comentaristas lo acusan de ser un panfleto tendencioso forjado por los enemigos de Walesa en el entorno del presidente Lech Kaczy ski y su partido, Ley y Justicia.

Sin embargo, las acusaciones no son nuevas. En 2008, dos investigadores del Instituto de Memoria Nacional (IPN, por su sigla en polaco), encargado de escrudiñar los crímenes de la inteligencia comunista, habían publicado Lech Waesa y la Policía Secreta, una extensa pesquisa sobre sus andanzas en los años 70 y de su supuesta cooperación con el Servicio de Seguridad del Ministerio de Asuntos Interiores (SB, en polaco). Según el informe del IPN, a sus 27 años y bajo el seudónimo de 'Bolek', en 1970 el héroe habría comenzado a ser informante. Con poca experiencia y mucha ingenuidad, Waesa, quien lideraba el Comité de Protesta de los Astilleros de Gdansk, se esforzaba por mediar con el gobierno para alcanzar consensos. Las agencias policiales se dieron cuenta de que podrían usarlo y así lo hicieron. "Intentando hacer un papel que le quedaba grande, Waesa cayó en la trampa", afirmó a SEMANA el profesor Nowak. "Le aplicaron uno de los métodos de extorsión del bloque comunista: jugar con su vanidad."

Zyzak coincide en que el SB logró quebrar la voluntad de Walesa. Así, habría acabado con las carreras de al menos cinco de sus compañeros y recibido, a cambio, la garantía de que su familia sería protegida y de que nunca sería condenado.

Y Walesa ya había sido acusado, cuando estaba en funciones, de haber desaparecido documentos sobre su actuación como informante. "Ningún historiador serio ha puesto en duda que Waesa colaboró con el SB entre 1970 y 1974; y éste siempre que pide la palabra termina contradiciéndose", dijo Nowak. "Si hace 20 años hubiera admitido su error de haber colaborado ingenuamente, nadie lo habría juzgado. Pero al negarlo, él mismo se ha convertido en su mayor enemigo".

La biografía de Zyzak y la investigación del IPN se venden como arroz. Los documentos en que se basan, en cambio, no resultan tan contundentes. Walesa niega haber sido 'Bolek', y tiene el apoyo del primer ministro, Donald Tusk, así como de historiadores y pensadores del mundo. Aun así, su estatua ya empieza a tambalear en la conciencia de los polacos. Y el nombre del libertador contemporáneo, mientras se acercan los 20 años de su hazaña, ya no resuena como antes.