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V E N E Z U E L A

La ‘Caldas’ gringa

Un incidente con un buque en el golfo de Venezuela afecta la tesis de ese país sobre su soberanía.

4 de diciembre de 2000

Un aliado inesperado le salió a Colombia en su discusión con Venezuela por el carácter del golfo del mismo nombre. El asunto se originó el 21 de octubre cuando el buque Reliance de la Guardia Costera de Estados Unidos llevaba a cabo una misión antinarcóticos en el mar Caribe, cerca de las costas de los dos países. Según las autoridades venezolanas una patrulla suya detectó que el Reliance había entrado en aguas que Venezuela reclama como propias por lo cual exigieron el retiro inmediato de la unidad intrusa.

Ante la nota de protesta de la Cancillería venezolana el Departamento de Estado de Estados Unidos respondió en un modo que tiene preocupados a los estudiosos del derecho internacional de Caracas. El mensaje no se limitó a afirmar que su buque se encontraba en aguas internacionales sino que desconoció el reclamo de Venezuela de que se trata de aguas “interiores”, sujetas no al régimen de aguas territoriales sino a una soberanía equiparable a la de tierra firme.

Un funcionario norteamericano dijo al respecto que “entendemos que ellos reclaman el golfo de Venezuela como aguas interiores. Es la primera vez que oímos esa teoría y Estados Unidos no la reconoce”. Y agregó que “para ser aguas históricas tiene que haber una clara publicación de su reclamo y tiene que haber sido aceptable para la comunidad por un cierto período”. Los venezolanos contradicen esa posición. En su nueva respuesta el canciller José Vicente Rangel sostuvo que su gobierno “rechaza esas alegaciones por inaceptables, contrarias al derecho y atentatorias a la soberanía, autoridad y posesión que Venezuela ejerce y siempre ha ejercido en forma manifiesta, ininterrumpida y permanente sobre el golfo de Venezuela”.

Como dijo a SEMANA el ex canciller Simón Alberto Consalvi, “en el caso del incidente del barco de Estados Unidos estoy con la postura que ha asumido el gobierno venezolano. Venezuela ha sostenido desde hace 60 años que las aguas interiores del golfo son de Venezuela.”. Jorge Olavarría, uno de los mayores contradictores del gobierno de Hugo Chávez, tras defender la posición venezolana, advirtió a SEMANA que si se confirma que Estados Unidos no respeta la línea de Castilletes como límite de las aguas interiores “el asunto se complicaría en términos cuya gravedad no puede ser escamoteada”.

En todo caso la desavenencia tuvo un tono casi belicoso por el alegato norteamericano, según el cual dos aviones F-16 de la FAV hicieron sobrepasos rasantes sobre el Reliance “en actitud hostil”. Una afirmación contestada por los venezolanos como “carente de fundamento”.

El asunto fue rápidamente soslayado por Rangel, quien desayunó el miércoles con la embajadora de Estados Unidos, Donna Hrinak, y declaró cerrado el incidente. “Todo está chévere con Estados Unidos”, declaró a la prensa local.

La fuerte desavenencia es, para muchos, consecuencia del disgusto de Washington ante la actitud desafiante del presidente venezolano Hugo Chávez, y en particular a la cálida recepción brindada a su colega cubano Fidel Castro. Pero aunque la mayoría de los venezolanos defienden las tesis de las aguas interiores muchos, como Olavarría, acusan al gobierno de adelantar una política exterior de pugnacidad innecesaria que podría afectar sus posiciones más caracterizadas, como la de las aguas del golfo “epónimo”.