LA CIA Y EL ARZOBISPO
Extraños dineros han sido donados a la jerarquía eclesiástica de Managua.
La bomba noticiosa estalló pocos días antes del arribo del Papa a Centroamérica. El 21 de febrero el matutino nicaraguense "El Día", que suele reflejar los puntos de vista de la izquierda oficial, titulaba en primera página: "Financia la AID al clero nicaraguense" y como subtítulos: "Cerca de medio millón de dólares cedió el Departamento de Estado por conducto de la Agencia--Sectores de la Iglesia Católica comprometidos en la of ensiva ideológica contra la Revolución".
En páginas interiores un voluminoso estudio de la investigadora social argentina Ana Maria Ezcurra documenta las inquietantes revelaciones. El informe contiene datos abrumadores, que rápidamente encendieron la polémica de Managua a México.
Allí se afirma, por ejemplo, que la Comisión de Promoción Social Arquidiocesana de Managua COPROSA, que preside el propio Arzobispo Monseñor Miguel Obando y Bravo, recibió 593.000 dólares de la célebre AID norteamericana para programas de "acción social ", que encubren intenciones conspirativas.
La AID o USAID (United States Aid for International Development) es una agencia internacional que ha servido de fachada para programas de contrainsurgencia financiados y dirigidos por la CIA. Así quedó demostrado en varias oportunidades, pero muy particularmente en 1970 cuando la guerrilla uruguaya de los Tupamaros secuestró al asesor policial norteamericano Dan Mitrione. El policia, que finalmente fue ultimado por los guerrilleros, aparentaba ser un pacifico funcionario de la AID. Era, en realidad, uno de los cerebros de la doctrina contrainsurgente que estaban aplicando las fuerzas conjuntas del Uruguay.
Los dineros que la AID giró a COPROSA en forma directa o a través de una colateral (el "Catholic Relief Services, CRS) se dividieron de la siguiente manera: 493.000 dólares se destinaron a un programa de "Acción SocialPastoral "; los 100.000 restantes financiarían--aparentemente--un proyecto titulado "Atención médica a las comunidades rurales y urbanas periféricas".
Según reveló Ezcurra a SEMANA, estas denominaciones responden solo parcialmente a la verdad. "En realidad--dijo--ambos programas concurren a un mismo objetivo no declarado, aunque insinuado: la regeneración de un cierto consenso de masas para los sectores contrarrevolucionarios y la captación de líderes comunitarios de las zonas marginadas para disputar al Frente Sandinista y a los cristianos revolucionarios el apoyo de los sectores populares". Se trata --prosiguió la investigadora--de utilizar a la Iglesia como punta de lanza de la oposición, visto el fracaso eminente de otros núcleos burgueses opositores como los que lideran el empresario Alfonso Robelo o el ex Comandante Edén Pastora". En apoyo de sus tesis, cita el texto de los proyectos que la COPROSA elevó a la AID. Allí se dice que la acción social pastoral se dirige fundamentalmente "a los sectores marginados y rurales donde no logra penetrar el Estado" y más adelante se indica que los programas de salud constituyen "el medio de penetración más rápido y efectivo".
A comienzos de 1981, funcionarios del CRS se entrevistaron en Managua con el licenciado Roberto Rivas Reyes, responsable ejecutivo de COPROSA y de Cáritas Arquidiocesana, y mano derecha de monseñor Obando Bravo para estas cuestiones. Rivas Reyes descarto en esa ocasión que el programa de salud fuera en coordinación con las autoridades. Más aún, admitió que el Ministerio de Salud, "ni siquiera estaba informado". Según la doctora Ezcurra eso no fue un simple olvido burocrático, sino el intento de actuar totalmente al margen del Estado, para disputarle un espacio entre los sectores más humildes de la población.
Otro punto nodal del programa es la "capacitación de líderes comunales que tengan un efecto multiplicador dentro de su comunidad en una línea crítica de personalización". El objetivo no declarado, según la autora del trabajo, consiste en reclutar en dos años unos mil cuadros medios que organicen la "lucha ideológica contra el sandinismo ".
Pero tal vez el tramo más significativo de la denuncia sea el que afirma la evidente connivencia entre estos programas de ayuda social y los lineamientos de la "Acción Cívica", que el ejército norteamericano diseñó a fines de la década del sesenta para contener procesos de insurgencia.
La estrategia dentro de la cual se inscriben estas acciones tendría como objetivos:
· Descalificar y aislar al adversario sandmista.
· Consolidar el liderazgo personal del arzobispo Obando y Bravo.
· Consolidar la autoridad eclesial de los obispos.
· Legitimar a la Iglesia Católica, presentándola como una opción reformista, moderada, "al servicio de los pobres".
La doctora Ezcurra, que ha realizado minuciosas investigaciones sobre los nexos entre la nueva derecha norteamericana y las iglesias norte y latinoamericanas, afirma que los sectores más conservadores del clero estadounidense impulsan a la jerarquía católica nicaragiiense para que se coloque "a la vanguardia de la oposición ".
El Instituto sobre Religión y Democracia (IRD), que ha ganado notable espacio merced a la administración Reagan, postuló en un reciente trabajo publicado en Washington: ". . . La Iglesia (Católica) se ha convertido en el principal obstáculo para la transformación totalitaria de la sociedad nicaraguense porque... su autoridad y apoyo es virtualmente superior al de otros grupos e intereses...".
Mientras el suceso noticioso se daba en Managua, el Arzobispo Obando discutía en el Vaticano los pormenores de la visita papal. Según conocedores de la jerarquía católica, las revelaciones no afectaron demasiado a los aliados que el prelado tiene en el CELAM, pero sí arrugaron el entrecejo de algunos hombres claves de la cancillería pontificia, que tratarían de encontrar un cierto equilibrio entre esas "dos Iglesias" de Nicaragua y de Centroamérica que el Papa Wojtyla vio con sus propios ojos. -
Miguel Bonasso, Corresponsal de SEMANA en México -