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La Cuba de Elián

Tras el fallo que acerca al balserito a su regreso, SEMANA reproduce apartes de un artículo escrito por la colombiana Silvana Paternostro sobre lo que le espera en su país.

3 de julio de 2000

En la escuela primaria Marcelo Salado de Cárdenas, Cuba, la maestra dirige cada mañana la vista a un pupitre vacío. “Elián González”, dice Yamilín Morales Delgado mientras pasa lista al curso del primer grado. Y tal como lo ha hecho en los últimos cuatro meses, el niño que comparte el pupitre de Elián responde: “Presente”. Recién pintada, la escuela se ha convertido en un santuario del niño de 6 años que no está presente. Como otros estudiantes del resto del país, los niños visten camisetas con la efigie de Elián y los pantalones o faldas rojas de su uniforme; cada mañana el director da a conocer las últimas noticias sobre el compañero ausente. Una fotografía del pequeño Elián adorna una pared.

Los fetiches evocan un estable orden insular asediado desde el exterior. Pero también muestran los signos contradictorios de una Cuba diferente, una que cambia incómodamente desde dentro. En la fotografía, el uniformado Elián tiene un par de zapatos de tenis Nike, un símbolo de estatus que puede comprarse en Cuba, pero sólo con dólares. Detrás de los estereotipos ideológicos generados en Miami y La Habana, la Cuba moderna es tan complicada como el futuro de su hijo ausente.

Si Elián regresa a su país, ¿qué tipo de vida le espera? Sin duda será un héroe nacional, favorecido por la maquinaria de propaganda del Partido Comunista. Pero también enfrentará los mismos desafíos que cualquier otro chico de 6 años que vive bajo un régimen que, como dijo recientemente la institución privada Consejo de Relaciones Exteriores, de Nueva York, “ha perdido la lucha por el corazón de los jóvenes cubanos, pocos de los cuales sueñan con un futuro bajo el socialismo al estilo cubano”. Mientras arreciaba la batalla retórica la televisión de Cuba, manejada por el gobierno, mostró un maniqueo relato de dos ciudades: primero un colegio estadounidense sumido en la masacre y después un cuadro idílico de estudiantes felices en la escuela Marcelo Salado. ¿Adónde cree usted que pertenecía Elián? (...)

De cierta forma, Elián podría esperar una vida segura en Cuba, protegido del crimen y de los problemas sociales que serían parte de su crianza en Miami. Como el padre de Elián, Juan Miguel González, trabaja de cajero en un hotel turístico, la familia ya pertenecía al estrato de los acomodados de la nación, de los que tienen acceso al dólar. Los parientes de Elián en Miami pueden ofrecerle ayuda adicional: Cuba tiene ahora, incluso, cajeros automáticos que entregan dólares de bancos extranjeros. Los sistemas de educación y servicio médico están entre los mejores del continente, a pesar de la escasez crónica . (...)

La semana pasada, en las calles de Cárdenas, se pudo constatar un retrato más duro de la vida diaria. (...) Los salarios, fijados por el gobierno, promedian ocho dólares al mes; los profesionales de alto nivel ganan unos 30 dólares mensuales. El gobierno proporciona libretas de racionamiento para vender huevos, arroz, café, fríjoles y aceite, y evitar que la gente pase hambre. Las personas deben lograr que nueve huevos y un poco de arroz y fríjoles les permitan comer durante todo el mes.

Esta escasez, sin embargo, es sólo un aspecto de la economía cubana. En una tarde reciente, en su casa de Cárdenas, Amarylis Durán, de 45 años, ofreció otro cariz, el del mundo del dólar. La hija y el yerno de Amarylis trabajan en el cercano balneario costero de Varadero, donde, como Juan Miguel González, pueden recibir propinas u otro ingreso en moneda extranjera. El gobierno, que anteriormente opuso resistencia al turismo foráneo, espera este año la visita de dos millones de vacacionistas. El hogar de Durán, aunque modesto, muestra los frutos de este intercambio: un nuevo baño, un televisor y bicicletas. .(...)

La lucha por la custodia de Elián ha aglutinado a la juventud cubana en solidaridad nacional, al menos por ahora. Pero el corazón y la mente de la generación del balserito todavía podría resultar esquiva, perdida no ante la ideología, sino ante la resplandeciente atracción de los videos musicales y los artículos de consumo. El año pasado, un millón de cubanos pidió visas, principalmente para viajar a Estados Unidos.

Este es el mundo bifurcado al cual Elián podría regresar pronto, en los últimos años de su notable dictador. El chico se instalará en una sociedad más tranquila. Pero su vida oscilará con los ritmos contrarios de la paradoja central cubana. Como un símbolo rutilante del Estado comunista, tendrá acceso a los corruptos frutos de la nueva economía. Disfrutará de lo mejor que tiene que ofrecer Cuba, las cosas que sólo los dólares pueden comprar. En resumen, la suya será una versión del sueño americano, filtrado inflexiblemente a través de un cristal.