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LA EXTRAÑA GUERRA

Por ahora, sin disparar un tiro, el conflicto con Irak se convierte en una carrera de resistencia.

8 de octubre de 1990

Un mes ha pasado desde cuando el presidente iraquí Saddam Hussein lanzó sus tropas sobre su vecino Kuwait, para saldar así, sin escrúpulos legales, una vieja disputa territorial de ribetes petroleros. Lo que parecía un problema regional, o a lo sumo árabe, tomó rápidamente escala mundial con la intervención norteamericana y las resoluciones de condena de las Naciones Unidas contra Irak. Todo parecía encaminado a una guerra brutal, y sobre todo inmediata.
Pero el asunto pareció llegar la semana pasada a un punto muerto. La retórica de las amenazas, sin haber desaparecida del todo, dio paso a una actividad diplomática que, sin embargo, tampaco fue capaz de solucionar el problema por las buenas.
La más esperada de esas gestiones fue la que llevó al secretario general de la ONU Javier Pérez de Cuéllar, a entrevistarse con el canciller iraquí Tarik Aziz , en Jordania. Pero tal como el propio Pérez había advertido, su misión no era negociadora, pues sólo se referiría al cumplimiento de las resoluciones del Consejo de Seguridad, que no son en absoluto negociables.
Pero salvo ese "fallido" intento de Pérez, y el frenético itinerario del rey Hussein de Jordania por Europa y el mundo árabe, incluida Bagdad, las demás reuniones diplomáticas no estaban dirigidas a la solución pacífica del conflicto, sino a reforzar las posiciones de cada una de las partes.
La mayor ofensiva fue desplegada por el gobierno de Washington, que envió a sus delegados a varias capitales del mundo, con la misión de conseguir apoyo financiero para el esfuerzo bélico de Estados Unidos, cuyo costo está pasando ya los 14 mil millones de dólares.
Uno de los puntos más importantes era la propuesta de establecer un fondo de por lo menos 10 mil millones de dólares, para repartir asistencia a países como Turquía, que recibió de golpe la suspensión de sus ingresos por el uso del oleoducto que atraviesa su país para transportar crudo iraquí; a Jordania, que se ahoga con el peso de los 100 mil refugiados provenientes de Irak y por la suspensión del comercio con su vecino, y a Egipto, que sufre por la falta del dinero que sus trabajadores emigrantes enviaban a sus familias y por el peso de su regreso inesperado. La ayuda no se limitaría a esos países pues se extendería también a otros como Brasil "ver recuadro" y las Filipinas.
La otra parte de la ofensiva diplomática norteamericana se dirigio a entibiar las enfriadas relaciones con la URSS, desde donde el presidente Mijail Gorbachov y su ministro de Relaciones Exteriores Eduard Schevardnadze ya habían dejada sentir sus críticas veladas a la actitud de Estados Unidos. En una rueda de prensa en Moscú, el dirigente soviético llegó a decir, para desconsuelo de los norteamericanos, que hubiera sido preferible buscar una salida diplomática antes de enviar masivamente las tropas a Arabia Saudita pues ahora resultaría mucho mas difícil encontrar una salida aceptable para todos.
Por eso, al final de la semana pasada se esperaba con ansiedad la reunión que Bush celebraría con Gorbachov el domingo en Helsinki, si bien las expectativas no se dirigían hacia una posible mediación de la URSS, sino a la forma de limar las asperezas creadas por la presencia militar de Estados Unidos a menos de 600 kilómetros de la frontera sur de la Unión Sovietica. Bush espera, por otra parte, que la URSS mantenga sin modificaciones su embargo de suministros militares a Irak, lo que le dejaría sin repuestos para la mayor parte de sus equipos en tierra.
La nueva ofensiva diplomática norteamericana se basó en una también nueva percepción de Washington sobre la índole del conflicto en el golfo. Por primera vez, el secretario de Estado James Baker admitió ante el Congreso de su país, que la permanencia de Estados Unidos en la región podría prolongarse mucho más allá de lo presupuestado inicialmente, y clamo por el establecimiento de un nuevo tipo de alianza permanente contra la amenaza iraquí.
Esa impresión parece haber sido creada por la falta de resistencia iraquí contra la detención de un barco cargado de suministros para Irak, y por la liberación de buena parte de los rehenes occidentales. A pesar de las violentas arremetidas de Saddam Hussein contra todos los arabes aliados de occidente, contra quienes declaró una nueva Guerra Santa, y de sus espectaculares declaraciones de que sus niños "están muriendo de hambre" por el bloqueo, ya son pocos los observadores que creen que lanzaría a su país contra la poderosa máquina de guerra que se ha conformado al sur de la frontera kuwaití.
En esas condiciones, todo parece indicar que lo que espera al mundo es una competencia de resistencia, en la que miles de hombres y millones de dólares en equipos bélicos, deberán mantenerse frente a frente con el adversario, pero soportando enemigos aun más letales, como el calor, el aburrimiento, la acción deteriorante de la arenilla del desierto.
Para muchos, el paso del tiempo comienza a jugar a favor de Irak pues el bloqueo comercial, que de por sí no parece haber resultado efectivo, podría tender a relajarse. Hussein sabe, además, que la opinión pública norteamericana tiene, según los antecedentes, una paciencia limitada. Y que la situación social de lo países árabes es un polvorín que convenientemente manejado, puede convertirse en una violenta explosión antioccidental.
Entre tanto, el presidente Bush prepara la alocución -sin precedentes históricos que dirigirá al pueblo iraquí, invitado para ello por su archienemigo Saddam. El mundo puede estar al borde de una hecatombe pero el video se impone.

LA CONEXION CARIOCA

La conexión carioca Entre los miles de extranjeros rehenes en Irak hay alrededor de 300 brasileños. Cerca de 50-no se sabe el número exacto- le estan creando serios problemas de imagen al presidente Fernando Collor de Mello que adhirió formalmente al embargo decretado por la ONU a kak.
La presencia de ese grupo selecto de brasileños en Irak revela el secreto de Pulcinella: el comercio de armas y tecnología militar (se sospecha tambien tecnología nuclear) entre Bagdad y las principales industrias bélicas de Brasil. La conexión "Brasilia-Bagdad" que tantas dificultades está dando a la cancillería brasileña está representada en un grupo de técnicos e ingenieros electrónicos así como militares en reserva, comprometidos en el mantenimiento de armas y en el desarrollo de proyectos misilísticos.
Se trata de técnicos de la Egesa, Embraer y Avibras, las principales industrias bélicas de Brasil, que en los últimos 30 años (desde la época de las dictaduras militares) vendieron a Irak un arsenal del valor de 3 mil millones de dólares, especialmente durante el "decenio dorado" del golfo, cuando a raíz de la guerra entre Irán e Irak los dos países estaban bajo embargo para la compra de material bélico. Se trata también, y sobre todo, de militares en reserva, ingenieros y especialistas de la empresa HOP que estaban trabajando en la construcción del "Piranha", y en modificaciones al misil soviético "Scud", para que pudieran llevar, se dice, cabezas químicas.
A partir de 1973, después de la primera gran crisis petrolera, se desarrolló una estrecha conexión entre Brasil e Irak: armas "made in Brasil" (de 2 mil a 5 mil tanques, incluidos los Cascavel, toneladas de municiones, 200 baterías del sistema misilíco Astros, 50 cazas Tucanos), contra petróleo.
La industria bélica brasileña, una de las más desarrolladas y agresivas del Tercer Mundo, llenó con todo tipo de armas los arsenales de Bagdad al punto de que se convirtió en el segundo proveedor de Irak después de los Estados Unidos, naturalmente. Por su parte, de Bagdad llegaban ríos de petróleo. En 1980, cifra récord, Brasil compró 3.779 millones de dólares en petróleo. Eb 1989 de los 3.800 millones de dólares que Brasil gastó en petróleo, 1.200 fueron para Irak.
Pero el sueño prohibido de las potencias regionales era la bomba atómica. Los dos países mantienen un pacto secreto de colaboración para el desarrollo de la tecnología nuclear. Según el diario Jomal do Brasil, fueron enviados tres cargamentos secretos de uranio procesado en instalaciones brasileñas a Irak. Cien toneladas del llamado yellow cake, uranio concentrado, materia prima para la fabricación de la bomba. Pero no todo llegó a su destino. Y a pesar de las desmentidas por parte de Brasil, como de Irak, la noticia parece segura. Lo demuestra el ataque aereo llevado a cabo por los informadísimos israelíes, en junio de 1981, al reactor atómico iraquí de Tammuz. La tecnología era francesa, pero el uranio brasileño.