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La furia de la naturaleza

Terremotos en Indonesia, Irán y Pakistán, así como la temporada de huracanes en el Atlántico, fueron los hechos más significativos en un año en el que la naturaleza se hizo sentir como pocas veces.

12 de febrero de 2006

El tsunami del 26 de diciembre de 2004, en el océano Índico, fue el preludio de un año de tragedias. 2005 nació en medio de una de las mayores movilizaciones internacionales de ayuda para los cientos de miles de damnificados en el sureste asiático. De ese punto en adelante, la furia de la naturaleza se dejó sentir en una serie de calamidades de gran magnitud que acompañaron al resto del año. La tierra se sacudió en varias ocasiones y dejó miles de víctimas en Irán, Indonesia y, en el embate más mortífero, Pakistán, entre otros. Pero no fue sólo la tierra. La temporada de huracanes en el Atlántico rompió todos los registros. Además de ser el año en el que hubo más cantidad de tormentas en esta región, 26 en total, los huracanes dejaron miles de muertos, principalmente en Centroamérica y Estados Unidos. Una de las imágenes de 2005 que será difícil de olvidar es la de la emblemática ciudad de Nueva Orleans sumergida bajo las aguas, después del paso de Katrina. En Asia, los tifones también cobraron su cuota de devastación y muerte en China, Filipinas y Nepal. Así mismo, los efectos del calentamiento global provocaron cambios climáticos que extendieron inviernos en Asia, veranos en África, deshielos en los polos e incontables incendios forestales. Sin duda, la ira de la naturaleza fue una de las principales protagonistas en el año que termina.