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La investigación sobre el presunto ataque químico en Siria, en punto muerto

Un equipo de la ONU aseguró el miércoles que entabló un diálogo con las autoridades sirias y rusas para permitir a expertos internacionales analizar "cuanto antes" la zona donde ocurrió un presunto ataque químico en Duma, cerca de Damasco.

19 de abril de 2018

La investigación de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) en Siria seguía en punto muerto, ya que sus expertos no pudieron acceder a la zona por motivos de seguridad después de que una misión de reconocimiento fuera blanco de disparos.

El ataque con "gases tóxicos", que causó al menos 40 muertos en Duma el 7 de abril según los equipos de emergencia, desató una serie de ataques de Washington, París y Londres contra instalaciones del poder sirio y tensó las relaciones diplomáticas.

El departamento de la ONU encargado de la seguridad (UNDSS) dijo esperar obtener "cuanto antes" las condiciones necesarias para el despliegue del equipo de la OPAQ, según un informe enviado al Consejo de Seguridad obtenido por la AFP el miércoles. 

"El UNDSS en Damasco ha entablado nuevas conversaciones y coordinaciones con los representantes" del régimen sirio y "la policía militar rusa sobre cómo mejorar y reforzar las medidas de seguridad en determinados sitios en Duma", indica el documento. 

El régimen de Bashar Al Asad, acusado por los equipos de rescate y los países occidentales, desmiente cualquier implicación. Pero la investigación que permitiría verificar si se trató de un ataque químico no progresa.

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A pedido del régimen de Asad, un equipo de la OPAQ llegó a Damasco el sábado. Sin embargo, por el momento, no ha podido abandonar la capital siria.

El martes, un equipo de seguridad de la ONU que se había desplazado a Duma en una misión de reconocimiento para preparar el despliegue de los expertos de la OPAQ recibió disparos. "El equipo volvió a Damasco", dijo el director de la OPAQ Ahmet Uzumcu en un comunicado.

"De momento, no sabemos cuándo podrá desplegarse [la misión de investigación] en Duma", añadió, advirtiendo que "por supuesto, solo me plantearía ese despliegue [...] si nuestro equipo puede contar con un acceso sin trabas a los sitios".

Desplazamiento ‘capital‘ 

Los occidentales, que trabajaban en un proyecto de resolución sobre Siria en la ONU, manifiestan sus dudas, afirmando que las posibilidades de encontrar pruebas en Duma disminuyen cada día.  

Los Cascos Blancos, rescatistas en zonas rebeldes que avisaron del presunto ataque con "gases tóxicos", también dieron cuenta de su preocupación. 

"Es capital que [los expertos] acudan al lugar del ataque, todas las pruebas están allí", afirmó a la AFP un rescatista, que pidió el anonimato. 

"Nos coordinamos a diario con la OPAQ. Les damos detalles del dónde fueron enterrados los muertos, del lugar del ataque, de dónde venían los aviones. [El martes], el régimen afirmó haber encontrado una fosa común en el parque Al Jalaa. Es allí donde enterramos a todas las víctimas muertas en el ataque químico y otros bombardeos. El régimen esconde todas las pruebas", sostuvo. 

En su cuenta de Twitter, el dirigente del grupo rebelde Yaish Al Islam, Mohamed Alush, acusó al régimen de "eliminar las pruebas de un ataque químico en Duma" y de "asaltar cementerios en busca de víctimas de sustancias químicas". 

El lunes, Francia aseguró que el régimen de Al Asad conservaba un programa de armamento químico "clandestino", mientras que la justicia belga indicó que tres empresas de ese país deberían comparecer en mayo por "falsas declaraciones", al haber omitido avisar a las autoridades de la exportación a Siria de un producto químico que podría servir para fabricar gas sarín. 

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Según el diario belga Knack, que reveló la información, 168 toneladas de isopropanol habrían sido exportadas de Bélgica a Siria y Líbano entre mediados de 2014 y finales de 2016.

Tras haber reconquistado totalmente Duma y el conjunto de la región de Guta Oriental, tras cinco años de asedio yuna ofensiva devastadora lanzada el 18 de febrero, el régimen se ocupa ahora de otros adversarios. 

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), las tropas gubernamentales bombardearon por segunda noche consecutiva el barrio de Hayar Al Aswad y el campo de Yarmuk, último bastión del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en el sur de Damasco. 

Conquistando esas zonas, el régimen pasaría a controlar la capital y sus alrededores por primera vez desde 2012. 

Siete años después del comienzo de la guerra, que dejó más de 350.000 muertos y forzó a millones de personas a abandonar sus hogares, el régimen de Bashar Al Asad controla más de la mitad de Siria, donde viven dos tercios de la población del país.