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El presidente electo Joe Biden y su esposa Jill en New Hampshire durante la reciente contienda electoral. Él era viudo y ella estaba divorciada cuando se casaron en 1977.

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La mudanza de los Biden

Empleados de La Casa Blanca tienen solo cinco horas para convertir el hogar de los Trump en la Casa Blanca de los Biden. La mudanza es tediosa y cara, ya que desinfectar la mansión residencial en medio de la pandemia costará hasta medio millón de dólares.

19 de enero de 2021

Las horas de Donald, Melania y Barron Trump en la Casa Blanca están contadas y eso lo saben muy bien los empleados de la casa presidencial en Washington, encargados de su mudanza. Siguiendo la tradición en su país y las normas que exigen las transiciones de poder, el hogar desde donde además se gobierna, es oficialmente del presidente saliente hasta las 12.00 del 20 de enero cada cuatro años y del mandatario entrante desde las 12.01. Es así le milimétrico y usualmente fluye sin contratiempos, de no ser porque Trump y su esposa no cumplieron con ninguna de las tradiciones de traspaso, lo cual afecta a la política domestica, internacional y representa una pesadilla para los encargados de la logística de la mudanza.

Usualmente la primera dama entrante visita la residencia por invitación de la primera dama saliente. Esta vez Melania Trump - siguiendo el ejemplo de su esposo Donald quien ni siquiera llamó a Joe Biden - no tuvo ningún acercamiento con Jill Biden, lo cual no permitió a la nueva inquilina conocer a los 90 empleados de la Casa Blanca, comentar sus gustos al Chef, repasar las 16 habitaciones y seis baños acompañada por los responsables de cada piso y sus tareas. Ese simple acto de cortesía permite una mudanza más ágil al poder la Señora Biden dar a el “staff” algunas pistas de cómo es su estilo de vida y sus necesidades.

El FBI y el Servicio Secreto detectaron oportunamente la carta con el veneno antes de llegar a la Casa Blanca.
El FBI y el Servicio Secreto detectaron oportunamente la carta con el veneno antes de llegar a la Casa Blanca. | Foto: GETTY IMAGES

La tarea de los empelados de la Casa Blanca siempre es difícil y en especial una fecha tan crucial como el día de la tima de posesión. Los buenos o malos modales de los Trump no son el único factor definitivo y menos en medio de una pandemia. Como cada cuatro u ocho años, la mudanza se debe lograr en cinco horas exactas y no se puede mover una sola caja hasta que no sean las doce en punto. Será entonces cuando empiece el desfile de objetos lejos de la mirada del mundo que tendrá sus ojos en la ceremonia de juramentación a esa hora en el capitolio.

A medio día saldrán en camiones rumbo algunos a la mansión de los Trump en la Florida y otros a su apartamento en Nueva York. El menaje incluye el simulador de golf de 50 mil dólares del hoy presidente, su televisor de 60 pulgadas que le gusta tener sobre la mesa del comedor, su colección de trajes Brioni y las maletas de Louis Vuitton que él y la futura ex primera dama usan para viajar por el mundo. Fuentes cercanas a Melania dicen que lleva dos meses mudando sus pertenencias a La Florida y dejando algunas en depósitos de manera temporal. Entre sus objetos más preciados están sus álbumes de fotos que lleva años coleccionado y que viajarán mañana a su hogar. La tradición indica que sus pertenecías solo podrán salir de la mansión presidencial detrás de los Trump y el que ellos planeen irse en la mañana, no agiliza del todo el proceso pues esta vez hay un detalle más para tener en cuenta: coronavirus.

Donald Trump coronavirus: el Presidente da positivo a un mes de las elecciones | Foto: AP. Julio Cortez.

Por cuenta de la pandemia la Casa Blanca tiene que ser desinfectada y eso costara tiempo y plata. De acuerdo con la cadena CNN, la limpieza profunda del lugar donde se han registrado tres brotes de Covid que infectaron a toda la familia Trump, costará por lo menos medio millón de dólares. Se conocen contratos de 30 mil dólares para desinfectar las cortinas y otro de más de 50 mil dólares para limpiar las paredes y hasta algunas obras de arte. Los Biden no podrán entrar a la residencia hasta que ese proceso, sin precedentes, no ocurra y tiene que terminar antes de las 5 pm que es cuando se tiene prevista su llegada.

La señora Biden también lleva meses preparándose para su mudanza. Su anhelo es que por lo menos la parte de la casa que ella habite sea parecida a su hogar en Delaware y desde hace semanas guarda sus pertenencias en un deposito cercano a Washington listas para ser despachadas. Una vez lleguen, serán desempacadas, incluyendo su ropa y en las neveras privadas del piso donde espera pasar mínimo cuatro años, encontrara la comida que a ella y a su esposo les gusta y la que los hará sentir en casa. Rodeados por lo que les dará algún sentimiento de familiaridad, iniciarán una nueva vida en un terreno nada familiar.