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LAS DEL ESTRIBO

En vísperas de negociar la paz, Irán e Irak intensifican la bala para fortalecer sus posiciones.

29 de agosto de 1988

Esta guerra también se está terminando a bala. Ya cuando todo parecía indicar que el conflicto entre Irán e Irak sería cosa de la historia en cuestión de días, ambos países aprovecharon la semana pasada para cruzarse disparos e intentar sus últimas ofensivas, antes de que se llegara a un acuerdo en la mesa de negociaciones. Como en los días más intensos de este conflicto que está entrando a su octavo año de duración, millares de soldados de uno y otro bando se enfrascaron en encarnizados combates. Los iraquíes apoyaron a los "mujaidines del pueblo" -una especie de guerrilla iraní que se opone al régimen de Teherán- y los iraníes enviaron a sus "guardias de la revolución" a conquistar la zona de Islambad-Garb, que se encuentra en poder del enemigo.
Las hostilidades se desarrollaron bajo un ambiente confuso, en el cual los comunicados de cada bando clamaron victoria. Según Teherán, su aviación efectuó cerca de un centenar de misiones en la zona norte del país infligiéndole "grandes pérdidas" al bando contrario. Según Bagdad, el ejército iraquí contuvo las ofensivas y capturó "millares" de prisioneros iraníes.
Por el lado diplomático las cosas no salieron mejor. Aunque los negociadores de cada bando le reiteraron al secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, su voluntad de alcanzar un cese al fuego, los avances prácticos fueron mínimos. Todavía los iraníes se resisten a hablar cara a cara con los iraquíes, debido a que esto implicaría un reconocimiento tácito del régimen de Saddam Hussein enemigo favorito de Teherán. Hasta el momento, todo se ha hecho a través de razones. El negociador iraquí Tarek Aziz, habla con el secretario general de la ONU y el encargado iraní, Ali Akbar Velayati, le responde por el mismo conducto.
El saldo no es nada alentador. A pesar de que en términos generales ambos países se declaran dispuestos a aceptar el cese al fuego, ninguno quiere ceder en detalles que para muchos se encuentran dentro de la categoría de simples pretextos. Más aún, el hecho de que ambos países se hayan enfrascado en los combates más violentos de los últimos seis meses, es una indicación más de que el camino que viene será rodeado de espinas.
En opinión de los especialistas, el problema consiste en que tanto Irán como Iraq quieren conseguir algo que justifique una guerra que ha acabado con cerca de un millón de vidas. Tal como están las cosas, ambos países tienen sus ejércitos en torno de las fronteras definidas por el Tratado de Argel de 1975, que acabó siendo la semilla de la ofensiva iraquí en 1980.
Por lo tanto, si el cese al fuego se consigue, nadie va a quedar contento. En Bagdad no faltará quien critique a Saddam Hussein por meter al país en una guerra tan costosa, no sólo en vidas sino en términos económicos (al menos US$400 mil millones). A su vez, en Teherán se temen las consecuencias del relativo fracaso de una guerra santa en la cual se probó la falibilidad del ejército islámico, que no pudo derrotar al odiado Hussein.
Hasta tanto no se solucione ese impase, lo más probable es que los combates continúen. Aun si Pérez de Cuéllar consigue sentar a Aziz y a Velayati frente a frente, el camino del cese al fuego sigue siendo largo y tortuoso.
Esa situación no ha impedido, claro está, que los conocedores hayan empezado a hacer su lista de vencedores y vencidos. Curiosamente, los nombres que por ahora se mencionan no tienen nada que ver con los de los directamente implicados en las hostilidades.
A la cabeza de los ganadores se encuentra -por el momento- la Organización de las Naciones Unidas. Descrita durante mucho tiempo como la estructura estrella de la "mundocracia", la ONU se ha anotado un éxito diplomático que está confirmando su razón de ser. A tan solo tres meses del logro obtenido por el negociador ecuatoriano al servicio de la Organización, Diego Cordovez quien orquestó la retirada de las tropas soviéticas de Afganistán, la persistencia del peruano Pérez de Cuéllar le ha dado nueva vida a una entidad que todavía se encuentra en plena "crisis de los cuarenta".
En cambio las vacas flacas le corresponden ahora a los traficantes de armas. Si bien las hostilidades de la semana pasada han permitido intensificar el ritmo de los embarques hechos hacia el golfo Pérsico, lo cierto es que la eventualidad de un cese al fuego ha colocado a los abastecedores en la picota. Sin ningún conflicto de envergadura en el mundo, las empresas y los países que viven de las guerras de los demás, se están empezando a preocupar. Y es mejor que lo hagan. A pesar de las balas intercambiadas la semana pasada en el golfo Pérsico, pocos dudan de que el cese al fuego, por increíble que parezca, acabará llegando uno de estos días.-