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Leopoldo López ya ha dado declaraciones a los medios desde la embajada española en Caracas. Foto: AFP | Foto: AFP

Venezuela

Leopoldo López resiste en la embajada española en Caracas

El líder opositor permanece como huésped en la casa del embajador español. El Tribunal Supremo de Justicia ordenó su recaptura, pero resulta poco probable que las autoridades irrespeten la inviolabilidad de la embajada.

3 de mayo de 2019

Desde el martes 30 de abril, el líder opositor Leopoldo López ha estado en tres residencias distintas. En la madrugada de ese día seguía en su casa de Caracas, donde cumplía su detención domiciliaria. Luego, después de ser liberado por Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional y presidente interino reconocido por 50 países, y un grupo de militares rebeldes, pasó por la base militar aérea La Carlota para poco después entrar a la embajada de Chile en Caracas. No duró mucho allí: pocas horas más tarde llegó a su residencia actual, la embaja de España en Venezuela.

La versión oficial, tanto de López como del Ministerio de Relaciones Exteriores español, reza que el venezolano se encuentra como “huésped” del embajador. Además, lo acompaña su esposa, Lilian Tintori y su hija.

Si bien ha estado allí poco tiempo, todavía no ha pedido a España que le otorgue asilo diplomático. Tal como lo afirmó el embajador Jesús Silva Fernández, es poco probable que las autoridades venezolanas entren a la residencia para sacar a López, pues irían en contravía de la inviolabilidad del recinto.

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El Gobierno español, encabezado por el presidente de gobierno Pedro Sánchez, ha mostrado su apoyo a López, pero ya ha dado señales de que no quieren que su estadía entorpezca el funcionamiento de la embajada. Tal como afirmó el canciller español Josep Borrel, el Gobierno español no quiere que la “embajada se convierta en un centro de activismo político”.

Hay motivos para la mesura española. López, incluso desde su arresto domiciliario (a partir de 2017), mantuvo su activismo político a toda marcha. Siguió mandando mensajes desde sus redes sociales, hacía videos y estaba en constante contacto con los miembros de Voluntad Popular, el partido que creó junto a otros políticos en 2009, cuando todavía gobernaba Hugo Chávez Frías.

Sin embargo, el Tribunal Supremo de Justicia rápidamente le prohibió el uso de medios de comunicación tradicionales o no, lo que debilitó profundamente su activismo político.

Por esa razón, López deberá tener un perfil mucho menos enérgico en la embajada de España. Ese país reconoció a Juan Guaidó como presidente interino, pero todavía no ha cortado del todo sus relaciones con el Gobierno de Nicolás Maduro.

Por más de que el Tribunal Supremo de Justicia, un órgano totalmente afín al chavismo, dictó una orden de captura contra López por haber violado su detención domiciliaria, el Gobierno español se ha mantenido firme: no va a entregar a Leopoldo López.

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Además, el líder opositor guarda una relación cercana con el país ibérico. Sus dos padres tienen nacionalidad española y viven allá. El Partido Popular tiene como candidato en las elecciones europeas al padre de Leopoldo, que tiene el mismo nombre de su hijo. Por eso, la familia López tiene una estrecha relación con un grupo de la política española.

Así, López entra en una especie de limbo. Por un lado, su situación tiene cierta similitud con la de Julian Assange, fundador de WikiLeaks: así como el informático no podía salir de la Embajada de Ecuador en Londres por temor a ser capturado, López tampoco puede poner un pie afuera de la de España, pues correría el riesgo de ir otra vez a la cárcel.

Por el otro lado, tampoco puede permanecer mucho tiempo en la embajada. Si no puede tener una actividad política agitada, va a perder influencia en las importantes decisiones o planes de la oposición política de su país. Claramente, uno de los objetivos de sacarlo de su arresto era que López volviera a ser una figura de peso en el plan que tiene Juan Guaidó para retomar la democracia: terminar con la usurpación de Nicolás Maduro, instalar un Gobierno de transición y tener elecciones libres y monitoreadas en el país.

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No es claro cuál va a ser el futuro rol de Leopoldo López en los planes de la oposición. Para muchos, su encarcelamiento en 2014, acusado de instigar violencia en las manifestaciones que ese año se tomaron el país, lo convirtió en un mártir de la oposición y eso le da  una visibilidad privilegiada para, de llegarse a dar las elecciones, fuera una de las opciones para ser el candidato de la oposición.

El problema obviamente es Nicolás Maduro y su interés de callar a López. Si las órdenes de captura no son archivadas, será difícil que el exalcalde de Chacao pueda llevar sus ideas o planes a la calle, cerca a los millones de venezolanos que piden la salida de Maduro del poder.

Por el momento, Leopoldo López seguirá en la embajada y probablemente movilizará a la gente por sus aliadas de antaño: las redes sociales. Comienza una nueva etapa para este líder de la oposición que ya ha pasado por la cárcel, la detención domiciliaria y dos embajadas en Caracas.