Nunca, en los últimos 10 años, Montevideo había estado tan alegre como en las pasadas dos semanas. Y no sólo allí. El entusiasmo flotante en esas calles parecía llegar también hasta las más alejadas capitales del mundo donde había uruguayos. ¿El motivo? la liberación, tras ocho duros años de cárcel, del general Liber Seregni, quien fuera en 1971 el candidato del Frente Amplio, la tercera fuerza del país. El General, apresado en julio de 1973 mientras encabezaba una manifestación contra la disolución del parlamento, había sido liberado provisionalmente en noviembre de 1974. Pero dos años más tarde fue recapturado teniendo en esta oportunidad que encarar cargos por "asonada", "atentado contra la constitución" y "asociación con elementos subversivos". Aunque durante el proceso no se le pudieron probar tales acusaciones -lo que hizo que éste entrara en receso desde 1978- el militar demócrata -y pese a las protestas internacionales- no fue liberado. Sin embargo, la crisis en la que se sume hoy por hoy el régimen militar del general Gregorio Alvarez Armelino, forzó un viraje respecto de Seregni, el preso de conciencia más antiguo del continente americano.
Puesto en libertad en la tarde del 19, el General de 68 años, fue conducido a su hogar por Bethel, su hija, donde cerca de 500 personas lo esperaban para expresar su solidaridad. "Estoy mejor que nunca", les gritó desde un balcón, visiblemente conmovido por la expresión de afecto.
Pero la liberación de Seregni no tomó por sorpresa a nadie. A comienzos de mes, el coronel Silva Ledesma, presidente del supremo tribunal militar, había sugerido que el líder izquierdista podría salir de la cárcel, suscitando desde ese momento enorme expectativa en todo el país. A partir de ese momento, la casa del General en el Bulevar Artigas se convirtió en punto de concentración de centenares de amigos y simpatizantes del Frente Amplio, proscrito hasta la fecha. A su vez, frente a la cárcel central donde se hallaba Seregni, las concentraciones de manifestantes se hicieron permanentes, en las que la consigna más cantada era: "Seregni amigo, el pueblo está contigo".
"La libertad de Seregni supone una importante victoria del pueblo uruguayo y una concesión por parte del régimen a una realidad que se le escapa de las manos y a la que no tiene más remedio que adecuarse", dijo desde su exilio en España Wilson Ferreira Aldunate, el máximo líder del Partido Nacional y quien es considerado como el político con mayor apoyo popular en Uruguay.
Días antes había sido también puesto en libertad, tras ocho años de cárcel, el matemático y dirigente comunista Jose Luis Massera (68 años), quien fuera detenido en octubre de 1975 y condenado a 20 años de cárcel, bajo el cargo de ser "el máximo dirigente clandestino" del PCU.
Ferreira Aldunate, quien además ha declarado que la liberación de Seregni significaría el "inicio de la sensatez por parte del régimen", prepara maletas para viajar a la Argentina, desde donde observará los nuevos pasos del régimen militar ya que él aún no puede regresar a su patria pues los militares lo siguen considerando el "enemigo público número uno", no sólo por activa lucha antidictatorial en el exterior, sino por ser el político de mayor arrastre electoral del Uruguay.
Pero la euforia dada por las excarcelaciones y los anuncios del gobierno de que realizará elecciones nacionales el último domingo de noviembre de este año, no obsta para que los políticos más realistas señalen que aún falta mucho camino por recorrer para que en Uruguay se puedan realizar unas elecciones verdaderamente democráticas. José Pedro Cardoso, líder del Partido Socialista Uruguayo, una de las fuerzas centrales del Frente Amplio, durante su estadía en Bogotá la semana pasada declaró a SEMANA que no basta con que hayan posibilidades de elecciones: "Lo central serán las condiciones en que éstas se practiquen". "En Uruguay hay tres fuerzas políticas y punto: el Partido Colorado, el Partido Nacional (o Blanco) y el Frente Amplio. Este último está proscrito. ¿Legalizarán los partidos proscritos? ¿De qué valdría que el gobierno convoque a elecciones si el FA no puede votar ni tener candidatos?"
El Frente Amplio que en las elecciones de 1971 obtuvo el 20% de la votación total para Presidente de la República, está integrado por el PS, el PC, la Democracia Cristiana, un sector independiente, cuatro otras corrientes menores más varios grupos de izquierda sindical. Su presidente el psiquiatra José Pedro Cardoso (80 años), quien fuera durante 24 años parlamentario -16 años como diputado y 8 como senador--, agregó: "El Partido Nacional ha dicho, además, que si Wilson Ferreira no puede ser candidato, el partido no vota. Y como van las cosas, no se sabe nada de nada, sólo hay posibilidad de que legalicen algunos partidos del FA, no a todos". Pese a estas vicisitudes francamente optimista, Cardoso dice: "El Uruguay marcha hacia la recuperación de su democracia. La liberación del General Seregni ha conmovido al país y se ha convertido en el hecho político dominante del momento que tiene un telón de fondo: las elecciones de noviembre, las cuales para que sean democráticas, deben contar con la legalización, al menos de todos los partidos".
Finalmente, la dura polémica que se suscitara a comienzos de mes, entre los partidos Colorado y Nacional, a raíz de unas declaraciones de Enrique Tarigo, un dirigente colorado, tiende aparentemente a aliviarse. Tarigo había dicho que era preferible ir a los comicios de noviembre aunque se mantuviera proscrito a Wilson Ferreira Aldunate y al Partido Comunista. Ante esto, el Partido Nacional respondió que los colorados estaban faltando al compromiso con el pueblo uruguayo de "no permitir elecciones con proscripciones". Pero más tarde se dieron varias declaraciones distencionantes de líderes de ambas colectividades y se llegó a un encuentro entre altos dirigentes colorados y blancos que mejoraron el clima.