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Libia y los costos políticos de EE.UU.

Los interrogantes sobre el papel que debe desempeñar Estados Unidos en el conflicto de Libia se multiplican mientras se prolonga la confrontación armada en aquel país del norte de África.

Alianza BBC
9 de marzo de 2011

En Washington, políticos y analistas coinciden en que algo hay que hacer pero no hay acuerdo sobre el modo, la oportunidad y los costos políticos que la acción o la inacción pueden acarrear.

Los enfrentamientos entre las fuerzas leales al coronel Muamar Gadafi y las facciones rebeldes ahora repercuten en el espectro político estadounidense.

La intervención de fuerzas internacionales en el conflicto de los Balcanes, en Irak y Afganistán, por nombrar algunas, comienza a ser un marco de referencia. 

Lea también: Los pro y los contra de una zona de exclusión aérea

Desde el gobierno de Barack Obama insisten en que están considerando "todas las opciones", pero esperan que la comunidad internacional participe de manera "multilateral" en las acciones que se emprendan.

Hay quienes ven en la actitud presidencial un signo de debilidad. En ese sentido, el diario The New York Times advierte en uno de sus editoriales que "es peligroso hacer amenazas si uno no está preparado para seguir adelante".

El senador republicano y ex candidato presidencial John McCain pidió con urgencia el establecimiento de una zona de exclusión aérea para evitar que la oposición pueda ser bombardeada por fuerzas leales a Gadafi. En similar sentido se pronunció el senador demócrata John Kerry.

Al mismo tiempo se escuchan voces que dudan de la medida o alertan sobre la necesidad de bombardear y destruir infraestructura estratégica como aeropuertos y autopistas para asegurar su efectividad.

Desafío para Obama

El director ejecutivo del Programa de Seguridad Sustentable del Centro para el Progreso Americano, John Norris, empieza por describir el contexto en el que se produce el conflicto libio. En ese sentido enumera las protestas en Egipto, Túnez, Bahréin, Arabia Saudita, Yemen e Irán.

"Ahora está esto que está creciendo como una guerra civil en Libia y representa un gran desafío para la administración Obama que, a su vez, está involucrada en dos conflictos en marcha, como son Irak y Afganistán", explica en diálogo con BBC Mundo.

"No hay una opción fácil y segura", agrega.

En el ala republicana hay quienes dudan de la conveniencia de una intervención. Es el caso del comentarista George Will, quien en una columna publicada en el diario The Washington Post enumera una serie de interrogantes que –a su juicio- deberían ser respondidos antes de tomar una decisión.

Entre otras cosas se pregunta si Libia representa un "interés vital" para EE.UU. y se responde que "hace un mes nadie lo pensaba".

Will recuerda las operaciones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en la ex Yugoslavia.

La comparación de la crisis Libia con el conflicto en los Balcanes arrastra su carga simbólica: la de las críticas de las que fue objeto por la "demora" de los países –sobre todo europeos- en actuar y evitar la muerte de civiles y las que cosechó por las víctimas que se produjeron una vez que se puso en marcha.

Norris considera que "en casos como los de Kosovo o Bosnia la comunidad internacional logró resultados de manera colectiva que mejoraron notablemente la situación", pero aclara que "eso toma cierto tiempo y requiere de cierta coordinación".

Sin embargo, advierte que "cuando uno se involucra en este tipo de conflictos en el terreno, el resultado es bastante impredecible".

Si Gadafi gana…

Otro de los interrogantes que surgen tiene que ver con la posibilidad de que Gadafi logre derrotar a las fuerzas rebeldes.

"Sería un duro revés para la administración Obama y creo que para la gente que se preocupa por la democracia y la transformación democrática de Medio Oriente", sostiene Norris.

Este analista, sin embargo, no está seguro sobre si el conflicto tendrá repercusiones en el terreno de la política doméstica. "Los resultados están por verse", afirma.

El diario The New York Times centra su esperanza en que puedan surtir efecto la congelación de los activos del líder libio decretada por EE.UU., la restricción de viajes y demás sanciones que se puedan adoptar.

"Con suficiente presión, sus seguidores y sus militares podrían abandonarlo para salvar su propia piel", concluye.