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Strauss-Kahn y su esposa, Anne Sinclair, salieron sonrientes a caminar por Manhattan, luego de que un juez de Nueva York le dio libertad bajo palabra.

JUICIO

Libre, feliz y de pronto presidenciable

Todo indica que Strauss-Kahn va a ser exonerado por mentiras de la camarera que lo acusó de abuso sexual. Con esto, su candidatura a la Presidencia de Francia también podría resucitar.

2 de julio de 2011

Del megaescándalo sexual del exdirector del Fondo Monetario Internacional Dominique Strauss-Kahn se sabía cuál era la estrategia de sus abogados defensores: escarbar todo el pasado de la camarera, supuestamente abusada, para tratar de presentarla como una promiscua, mentirosa, con pasado de drogas e inestable psicológicamente. Ese propósito definitivamente se logró.
 
Las revelaciones sobre la empleada del Hotel Sofitel, publicadas la semana pasada, le dieron un vuelco al juicio cuando el juez de la Corte del Distrito de Nueva York dejó a Strauss-Kahn en libertad bajo palabra. Las cosas que encontraron fueron tan graves que se da por descontado que el caso jurídico va a ser declarado inviable antes de llegar a juicio. Esa decisión hizo que en cuestión de horas el exdirigente pasara del banquillo de los acusados a la primera plana de la carrera presidencial de Francia.

Semejante cambio se produjo el pasado viernes a media mañana, después de que Strauss-Kahn entró a la Corte junto con su esposa, la periodista y millonaria francesa Anne Sinclair, y su abogado, el famoso Benjamin Brafman. El antiguo director del FMI, con el rostro serísimo y las ojeras pronunciadas, se mantuvo en pie para oír la decisión del juez Michael Obus. El magistrado dio a conocer enseguida una carta enviada a los apoderados del exdirector del FMI por parte de dos de los fiscales del proceso, Joan Illuzzi Orbob y John McConnell. Se trata de un texto lleno de sorpresas.
 
Dice, en primer término, que "toda la información que dio la acusadora al haber pedido asilo en Estados Unidos es falsa". ¿Por qué? Porque tras haberla interrogado, ellos se dieron cuenta de que la historia relatada por la mujer en ese momento, según la cual ella y su esposo fueron víctimas del brutal régimen de Guinea, no se ajusta a la verdad. Todo indica que la narración que ella hizo de ese capítulo de su vida la aprendió de memoria de un casete con la voz de un amigo. Los fiscales señalan que, en un principio, la mucama afirmó en los interrogatorios que había entrado a territorio norteamericano en 2004, "con una visa falsa".

Los investigadores, que dependen del fiscal jefe Cyrus Vance Jr., advirtieron asimismo que en esos interrogatorios descubrieron otra mentira de la acusadora. Inicialmente, ella había dicho que el 14 de mayo de este año, cuando se produjo el incidente en el Hotel Sofitel, permaneció en el pasillo del piso 28 a la espera de que Strauss-Kahn se marchara para luego, ahí sí, avisar a sus superiores. Pero ante los fiscales dio una versión diferente. Les dijo que había ido a limpiar una suite vecina y que había vuelto a la del exdirector del FMI antes de dar la voz de alarma.

Sin embargo, la acusación que más podría afectar a la camarera tiene que ver con el hecho de que ya habría mentido sobre un abuso sexual en el pasado. Los fiscales Illuzi y McConnell subrayan en su carta que si bien es cierto que la camarera había afirmado en un principio que cuando vivía en Guinea había sido violada por un grupo de hombres, durante los interrogatorios aseguró que "eso nunca ocurrió". Adicionalmente, en el texto dejan claro que la empleada del hotel también había declarado tener dos hijos, pero que en realidad solo tiene una hija. El segundo niño se lo inventó por razones tributarias.
 
Así las cosas, ambos fiscales concluyen en su misiva que la mujer no es confiable a la hora de rendir un testimonio. Aunque no lo reconocen oficialmente, se ha filtrado que además de las propias averiguaciones de la Fiscalía, los sabuesos de los abogados de Strauss-Kahn han sido la fuente de muchas de esas espectaculares revelaciones.

La carta estremeció hasta sus cimientos el juicio contra el exdirector del Fondo Monetario Internacional. Con esta en la mano, el juez Obus decidió dejarlo libre bajo palabra, lo que le permitirá ahora moverse no solo por Nueva York, sino dentro de Estados Unidos. Ya no deberá permanecer en el Bajo Manhattan a la luz de la libertad que había obtenido tras el pago de una fianza de un millón de dólares y de un depósito de otros cinco.

No solo la carta de los fiscales apuntaba en esa dirección. El mismo viernes, el diario The New York Times revelaba en primera plana que la credibilidad de la camarera estaba seriamente en entredicho. Citando fuentes judiciales, el periódico señaló que "el 14 de mayo, la empleada había hablado telefónicamente con un hombre que está en prisión, con quien había discutido sobre los beneficios económicos que ella podría derivar de la acusación a Strauss-Kahn". El prisionero, agregaba el Times, "se encuentra encarcelado por posesión de 400 libras de marihuana y forma parte de un grupo de individuos que consignaron 100.000 dólares en la cuenta de ella en estados como Arizona, Georgia, Nueva York y Pensilvania".

Un sacudón de semejante tamaño en la investigación no dejó ni mucho menos callado a Kenneth Thompson, el abogado de la mujer supuestamente abusada. De pie ante los periodistas, Thompson manifestó su alarma por la decisión de Obus. Dijo que hace poco habló con la hija de su clienta, de 15 años, quien le contó, "con lágrimas en los ojos", que los interrogatorios que los fiscales le había hecho a su madre fueron pavorosos. "La niña, que estaba en un salón contiguo, me dijo que en la habitación solo se escuchaban gritos por parte de los investigadores", indicó Thompson. El abogado también anunció que la camarera comparecerá próximamente ante los medios de comunicación para contar la verdad. Él considera que hay presiones indebidas ante la justicia para favorecer a un peso pesado de la política internacional como Strauss-Kahn.

Entre tanto, tal como se esperaba, la decisión judicial del viernes tuvo un impacto gigante en la vida pública de Francia. Hasta antes de su detención, hace mes y medio, las encuestas daban al entonces director del FMI como el casi seguro candidato a la Presidencia por el Partido Socialista y algunos sondeos lo tenían incluso como el vencedor fijo del actual jefe del Estado francés, el conservador Nicolas Sarkozy. Pero la magnitud del escándalo sexual en el que estaba involucrado pareció dar al traste con esa teoría.

Ahora las cosas son distintas. El hecho de que Strauss-Kahn haya podido ser víctima de una celada generará sin duda alguna un nivel de solidaridad entre el electorado y aun entre las mujeres en Francia. Porque aunque llegue a quedar claro que sí hubo acto sexual, la tradición en el mundo del alto poder de ese país es que una violación es inaceptable pero una cana al aire no es mayor cosa.

Dirigentes socialistas franceses, como Jean Marie Le Guen, sostienen que Strauss-Kahn "tiene mucho qué decir" en la campaña presidencial y no son pocos los convencidos de que, si se libera de las acusaciones, podrá derrotar a todos sus rivales en las elecciones primarias de los socialistas. El único problemita es que el 13 de julio es la última fecha para inscribirse y la próxima audiencia para su caso estaba programada para el 18 de ese mes. Habrá que ver si dadas las nuevas circunstancias se adelanta esa fecha para no impedir su candidatura. La única persona más preocupada que la camarera y sus abogados es Nicolas Sarkozy, quien es plenamente consciente de que ante la espectacularidad de una exoneración cualquier cosa podría suceder en las próximas elecciones presidenciales, en las que él aspira a reelegirse.

Lo curioso es que ya se habla en Francia del llamado 'efecto Montecristo' con respecto al exdirector del FMI. Se refiere a la famosa novela de Alejandro Dumas titulada El conde de Montecristo, en la que su protagonista, Edmundo Dantés, es acusado y encarcelado injustamente de un crimen para luego escaparse de la prisión y regresar victorioso como el Conde de Montecristo vengándose de todos sus enemigos.