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LLEGAN LOS FRANCECES

París lanza sus tropas a detener la matanza en Ruanda. Pero sus antecedentes en ese país no ayudan.

25 de julio de 1994

EL PAPA JUAN PABLO II SOStuvo recientemente que la soberanía de los países no puede ser excusa para no detener la violación y la barbarie desatada contra los más elementales derechos humanos, y el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas parece haber hecho eco de esas palabras al autorizar el envío de tropas francesas a Ruanda, martirizada por una guerra étnica entre tutsis y hutus. Pero a pesar de las declaradas buenas intenciones de los franceses, sus antecedentes recientes indican que el país galo podría no ser. el más indicado para asumir esa peligrosa misión.
Según París, la misión de los franceses estará limitada a servir de escoltas a civiles amenazados por las matanzas y a evitar en lo posible enfrentamientos con cualquiera de las partes en conflicto. Pero el rebelde Frente Patriótico Ruandés (FPR, integrado sobre todo por la etnia tutsi) ha dicho que no aceptará la presencia gala bajo ninguna circunstancia, al punto que la considerará un acto de agresión. Y las razones son muy claras.
El propio diario parisiense Le Monde lo dijo al referirse a "la larga relación francesa con la dictadura de Kigali". Recordaba hechos que se remontan a 1975, cuando el presidente Juvenal Habyarimana (el mismo que murió en abril en un avión derribado) firmó un acuerdo de cooperación militar con Francia. Por eso, cuando los guerrilleros del FPR, con el apoyo de Uganda, invadieron el país en 1990 y luego el año pasado, el gobierno francés envió tropas y suministros para apoyar al de Kigali.
Para empeorar las cosas, ese gobierno recibió el año pasado un subsidio de París para comprar seis millones de dólares en pertrechos a Egipto. Y los franceses siguieron haciéndose los de la vista gorda ante las atrocidades cometidas por los seguidores del dictador contra su etnia rival, los tutsis.
En agosto del año pasado los rivales parecieron llegar al fin de la pesadilla, a tiempo que Habyarimana aceptaba establecer un gobierno provisional en el que se sentarían tres facciones: la oposición hutu, los tutsis y sus propios seguidores, un grupo extremista llamado Akazu. Todo eso se derrumbó con la muerte de los presidentes, cuando se inició el baño de sangre que ahora tiene impresionada a la opinión pública mundial.
¿Y cuál fue el motivo para esa actuación de los franceses que ahora descalifica a París en su intención humanitaria? ¿Cuál es la importancia para París de ese pequeño pedazo de tierra de escasos recursos naturales? Nada menos que la defensa de la integridad del Africa francófona. Ruanda está habitada por aquellas dos etnias fundamentales, la hutu y la tutsi (o watutsi), que se han disputado la supremacía desde tiempos inmemoriales y cuya guerra civil comenzó a adquirir características de genocidio luego de que el avión en que viajaban Habyarimana y el presidente de la vecina Burundi cayó en el aeropuerto de Kigali luego de ser alcanzado por un misil tierra-aire lanzado, según versiones del momento, por guerrilleros del FPR. Y aunque hoy sólo uno de cada seis adultos habla francés, los guerrilleros tutsis, entrenados durante mucho tiempo en países de habla inglesa, ya han olvidado lo poco que sabían, lo que los convierte en amenaza para la civilización francesa de Kigali.
La gran pregunta es si el gobierno de París está enviando sus tropas para expresar su arrepentimiento por esa responsabilidad indirecta en una de las peores tragedias de esta mitad del siglo. -