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Los anglicanos debaten la oferta de Roma

Alrededor de 600 sacerdotes de la Iglesia de Inglaterra se reúnen este sábado para discutir la oferta del Papa que permitiría a ciertos sectores anglicanos crear su propia rama dentro de la Iglesia Católica Romana.

Alianza BBC
24 de octubre de 2009



Algunos clérigos –pertenecientes al grupo anglicano próximo al catolicismo "Adelante en la Fe"- no están de acuerdo con la manera en que las mujeres obispos están siendo introducidas en la Iglesia de Inglaterra.

Este sábado decidirán cuál será su respuesta a la invitación del Papa Benedicto XVI, que les ofreció la posibilidad de integrarse en la Iglesia Católica y a la vez conservar algunas de sus prácticas.
 
Preocupación

Pero, según algunos críticos, esta oferta podría dañar el papel tradicional de la Iglesia de Inglaterra a la hora de unir a católicos y protestantes.

Parte del clero de la "iglesia alta" –una rama del anglicanismo conocida por la práctica de rituales más elaborados en las misas- están alarmados porque su función histórica como unificadores de católicos y protestantes bajo una misma iglesia podría correr peligro.

"Mi intención, pase lo que pase, es convertirme al catolicismo romano", aseguró el padre Geoffrey Kirk, uno de los líderes del grupo "Adelante en la Fe".

Como él, a medida que la disputa en el seno de la Iglesia de Inglaterra sobre la cuestión de las mujeres obispos se ha ido intensificando, muchos "anglo-católicos" amenazaron con acogerse a la Iglesia de Roma a no ser que se les ofrezca acceso garantizado a sacerdotes masculinos.

Diversidad
 
El padre Christopher Colven celebra misa en la iglesia católica romana de San Jaime, en Londres.

Hace 13 años era un cura anglicano y asegura haberse ordenado para ver a la Iglesia de Inglaterra como parte de una "Iglesia Católica universal".

Formar parte de una iglesia capaz de preservar sus tradiciones católicas durante más de cinco siglos era algo central en su fe.

Pero tras la ordenación de sacerdotes mujeres por la Iglesia de Inglaterra, sintió que esas tradiciones habían sido abandonadas definitivamente y, aseguró, convertirse al catolicismo fue "una experiencia liberadora".

A pocas millas de su iglesia, en la parroquia de San Esteban y Todos los Santos, en el barrio londinense de Hampstead, la misa se celebra con casi el mismo ritual que en San Jaime, la misma ceremonia e idéntica atención al detalle.

Pero San Esteban es anglicana y su párroco, el padre David Houlding, tiene objetivos diferentes.

Houlding está desesperado por preservar el carácter histórico –tanto católico como protestante- de la Iglesia de Inglaterra, heredado de la época de Isabel I hace más de 500 años.

Este sacerdote teme que la invitación del Papa pueda llevarse a mucha gente como él y dejar atrás una Iglesia Anglicana más protestante.

"(La tradición católica) es importante en la identidad de la Iglesia de Inglaterra y eso es por lo que estamos luchando, por la identidad de nuestra Iglesia", comentó Houlding.

Críticas al Vaticano
 
También los anglicanos evangélicos criticaron la iniciativa del Vaticano y algunos llegaron a acusar a Roma de intentar capitalizar sus disputas internas para intentar dividir al clero.

Otros mostraron un desacuerdo rotundo con que los líderes anglicanos no fueran consultados o informados con tiempo por el Vaticano.

Según la publicación británica "Saturday Times", el exobispo de Canterbury, Lord Carey, afirmó que su sucesor, Rowan Williams, fue avisado con menos de un día de margen.

"Creo que en la época en la que estamos, es inexcusable que Roma hiciera esto sin consultarnos", indicó.

Stephen Trott, miembro del Grupo Católico del organismo rector de la Iglesia de Inglaterra, el Sínodo, aseguró a la BBC que el anuncio fue inoportuno y llegó en un momento delicado del debate en torno a la ordenación de mujeres sacerdotes.

Respuesta de Roma
 
En cambio, el Vaticano dijo que sólo intentaba dar una respuesta a los anglicanos que se habían acercado en busca de un "hogar espiritual".

Sin embargo, la Iglesia Católica Romana podría no ser el refugio que algunos esperan.

Aquellos clérigos de la Iglesia de Inglaterra que aceptaran la propuesta de Roma podría perder sus casas y sus parroquias y es improbable que sus congregaciones se fueran con ellos.

Según Trott, sería muy difícil para los que dejaran el anglicanismo conservar una identidad "genuinamente anglicana" en el marco de la Iglesia de Roma.

Pero, por otro lado, también podría haber consecuencias para el Vaticano.

El influjo de una corriente nueva de curas relativamente conservadores y con una tradición de trato cercano con los parroquianos podría suponer una competencia para las iglesias católicas que ya existen.

Además, el hecho de que algunos de los recién llegados estén casados, podría reabrir el debate sobre el celibato entre los católicos.

En este sentido, algunos se preguntan si la llegada de los nuevos católicos anglicanos podría acabar siendo un caballo de Troya y ocasionar más cambios en la Iglesia Católica Romana que los que su partida produzca en la Iglesia de Inglaterra.