Home

Mundo

Artículo

LOS CAÑONES DE ENERO

Mientras se acerca el día K, y las gestiones diplomáticas se agotan, el mundo se prepara para lo peor.

4 de febrero de 1991


A medida que se acerca el 15 de enero, millones de personas en todo el mundo se preguntan angustiadas cuál será su destino cuanda comience la guerra, y hasta qué punto les afectará en su vida. La percepción generalizada es que la guerra es inevitable, y a ello contribuyen las noticias diarias. Los muchachos de 17 años son llamados a filas en el ejército iraquí. Mientras tanto, Estados Unidos envsa un nuevo escuadrón naval al Golfo Pérsico y la OTAN acepta enviar más de 40 aviones para defender a su único miembro extraeuropeo, Turquía.

Por lo que parece, la misma dinámica social ha hecho que los esfuerzos diplomáticos se multipliquen, sobre todo desde Europa, donde la semana pasada tomó fuerza la tesis de que si los principales protagonistas, Irak y Estados Unidos, no dialogaban, alguien tenía que tratar de llenar ese vacío. Esa fue la razón para que se convocara una reunión de los países miembros de la Comunidad el viernes en Luxemburgo.

Esa fue apenas una de las iniciativas de última hora. El rey Hussein de Jordania ponía su grano de arena en un viaje relámpago por varias capitales europeas. De otro lado, una gestión que produjo reacciones encontradas fue la cumbre convocada por la Libia del coronel Muammar Gaddafi, quien parece estar interesado ahora en convertirse en apóstol de la paz. La conferencia cumbre celebrada allí, y que reunió a los líderes de Egipto, Siria, Libia y Sudán despertó una expectativa inusitada en el Medio Oriente, sobre todo ante la incorporación del último país, que hasta ahora era enteramente pro-iraquí.

Aunque la reunión terminó el viernes sin que se emitiera una declaración conjunta (señal de desacuerdo sobre las conclusiones), Libia reiteró, por medio de su representante en la ONU Abdel al Tereiky, ofrecimiento de servir como mediador entre las partes. Según las palabras de Gaddafi, sus intenciones serían