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LOS ESPANTOS DE BUSH

Oscurecidos en medio de la campaña, los escándalos del presidente comienzan a cobrar su precio.

23 de noviembre de 1992

LOS FANTASMAS JUEGAN un papel preponderante en las elecciones norteamericanas. Convocados por los adversarios respectivos, un candidato puede verse de un momento a otro como Scrooge, el del Cuento de Navidad de Dickens, enfrentado a los pecados de su juventud, viéndose a sí mismo fumando marihuana "pero sin aspirarla", o teniendo una "larga y fructífera amistad con una cantante de cabaret", o con una funcionario del Departamento de Estado.
Sin embargo, hay gran diferencia entre los fantasmas del presidente y los de los desafiantes. El "incumbent" suele lanzar a los organismos del Estado Federal Bureau of Investigations (FBI), Central Intelligence Office (CIA) e incluso al Departamento de Estado para desentrañar detalles del pasado de sus contendores. Pero los fantasmas del presidente tienen a su favor que esos mismos organismos se encargan de encubrirlos. Con el agravante de que en el caso de Bush, esos fantasmas no tienen nada que ver con remotos episodios de campus universitario (caso Clinton). Para Bush esos fantasmas son más recientes y se relacionan con el manejo de los altos intereses del Estado.
EL CASO IRAN-CONTRAS
En octubre de 1986 un avión carguero fue derribado sobre Nicaragua por el Ejército Sandinista, en guerra entonces contra renegados somocistas que con el tiempo se conocerían como "Contras". La captura del norteamericano Eugene Hasenfus fue la primera evidencia de una operación por la cual la Casa Blanca (bajo la coordinación del teniente coronel Oliver North) apoyaba con armas y suministros a los "Contras". Se trataba de una actividad ilegal, porque el Congreso la había prohibido expresamente. Pronto se conoció otro elemento: el apoyo a los "Contras" se financiaba con la venta de armas al Irán del Ayatollah Khomeini, a cambio de la libertad de rehenes en el Líbano.
Cuando se destapó esa olla podrida, el Congreso ordenó el nombramiento de un investigador independiente y llevó a los estrados a North, al almirante John Poindexter (entonces asesor nacional de seguridad) acusado de mentir al Congreso y a los agentes de la CIA Clair George y su asistente Alan Fiers. En el último desarrollo, el entonces secretario de Defensa Caspar Weinberger está ahora bajo la misma acusación de Poindexter.
A pesar de que era vicepresidente, George Bush nunca admitió haber asistido a las reuniones de alto nivel en que se discutían los detalles de la operación. Pero la semana pasada salió a la luz un cable "ultra secreto" dirigido al secretario de Estado George Schultz, en el cual Poindexter señala a Bush como uno de quienes favorecían que el tema se mantuviera en secreto a pesar de que ya había revuelo por revelaciones de un semanario israelí.
Hasta allí el presidente podría sostener que sabía del asunto Irán-Contras pero no de sus detalles. Sin embargo un programa de televisión de la Cadena CNN reveló recientemente un memorando en el cual el fallecido intermediario israelí Amiram Nir sostiene haber tenido una detallada conversación sobre el tema con Bush en Tel Aviv en el verano de 1986.
LOS PRESTAMOS A IRAK
Bush participaba en la venta de armas a Irán, pero pocos años más tarde su administración decidió cubrir de préstamos y apoyo a su archienemigo Irak. Con ello se pretendía mantener "en la moderación" a su presidente Saddam Hussein, el mismo que desafiaría a Estados Unidos poco tiempo más tarde.
Esa política, según ha reconocido el propio Bush, fue un verdadero desastre. Pero la pregunta que se hace el Congreso norteamericano y el iniciador de todo el proceso, el representante texano Henry González es hasta qué punto el gobierno se hizo el de la vista gorda ante evidencias de que parte o toda esa ayuda se convirtió en material militar para Irak.
Lo que se sabe hasta ahora es lo siguiente: a finales de la década de los 80, una orden presidencial dispuso que se permitiera la venta de tecnología y equipos de alta sofisticación a Irak . Al mismo tiempo, se permitió que Irak entrara a participar en la Corporación de Créditos para Materias Primas, a través de la cual el gobierno norteamericano garantiza créditos a países pobres para comprar productos agrícolas de Estados Unidos.
Los iraquíes financiaron parte de las compras con créditos otorgados fraudulentamente por la minúscula oficina de Atlanta del banco italiano Banca Nazionale del Lavoro, cuyo jefe Christopher Drogoul, quien está siendo enjuiciado, habría recibido sobornos para otorgar créditos enormes sin el respaldo debido.
Por otro lado, como los préstamos hechos a través del programa agrícola era avalados por el gobierno federal, miles de millones de dólares deberán ser asumidos por el tesoro. Los legisladores demócratas afirman que la administración demoró la investigación penal contra la Banca Nazionale del Lavoro, para evitar la verguenza al gobierno iraquí. Para empeorar las cosas, se considera probado que al menos parte de los dineros "agrícolas" terminaron convertidos en armas de guerra. De por medio hay varias ilegalidades que podrían convertirse en delitos.
La participación de Bush en todos esos desastres está mimetizada tras la cortina de humo de su gobierno, y es por ahora difícil saber su grado de responsabilidad personal. Sin embargo, tanto en el asunto de Irán-Contras como en cuanto a la política ante Irak, se han presentado detalles que tienen a los congresistas demócratas muy molestos. En cuanto al primero, el juicio contra Weinberger, que podría desatar todos los nudos, sólo se iniciará en enero, cuando ya no le hará daño a las aspiraciones reeleccionistas. En cuanto al segundo, el procurador general William Barr se negó en agosto a aceptar el nombramiento de un investigador especial, porque en ese momento hubiera sido fatal para la campaña del presidente. La semana pasada aceptó por fin nombrar a un ex juez para el efecto, pero con dos semanas antes de las elecciones, poco o nada influirán.
Una y otra cosa han vuelto a encender las tesis según las cuales el presidente no debería ser reelegido, porque aún en la democracia mejor organizada del mundo, el poder tiene tentáculos irresistibles.