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LOS FANTASMAS GOLPISTAS

Un polémico discurso en el Congreso puso el dedo en la llaga sobre las intenciones de <BR>Hugo Chávez.

9 de agosto de 1999

El pasado 5 de julio, en el día nacional venezolano, pasará a la historia como la fecha en que
alguien le cantó unas cuantas verdades al presidente Hugo Chávez. Fue el historiador Jorge Olavarría, a
quien el Congreso invitó para que pronunciara el discurso oficial de los 188 años de declaración de
la independencia ante una sesión especial en la que estaban representados los tres poderes públi-cos y el
cuerpo diplomático.
Pero Olavarría, candidato a la Asamblea Nacional Constituyente, dejó de lado las referencias históricas de
rigor y dedicó su discurso de 12 hojas a criticar duramente a Chávez. Con el Presidente detrás de él, el
orador comenzó diciendo que "esta solemne celebración, la última del siglo, coincide con una hora
menguada de la patria. Es una hora triste, tensa y bochornosa. Preñada de peligros para quienes
queremos vivir en libertad y democracia, bajo el imperio de la ley". Olavarría dijo sobre las manifestaciones de
desprecio de Chávez por la Constitución vigente que "no son las amenazas de un reformador de lo que se
niega tercamente a ser reformado. Son los anuncios de un destructor". Denunció la actitud irreverente y
amenazante del Presidente ante los otros poderes y pidió a la Corte Suprema enjuiciar al mandatario por
"desacato a las leyes e incitar a la desobediencia civil, el caos, la anarquía y el desorden".
La violenta alocución fue interrumpida tres veces por el presidente del Congreso, el coronel Luis Alfonso
Dávila, quien intentó expulsar a Olavarría. Pero Chávez, en forma estoica, escuchó la andanada sin inmutarse.
El discurso fue una sorpresa, pero las reacciones que causa Chávez no lo son. Chávez ha declarado que
puede dar un 'fujimorazo'. También que supuestamente es el pueblo el que le pide que dé un autogolpe. Luego
desmiente que lo quiera dar, pero que será lo primero que pida a la Asamblea Constituyente cuando se instale
en agosto próximo.
Así desató los últimos fantasmas golpistas cuando ascendió a los 34 oficiales superiores vetados por el
Senado, lo que provocó un duro enfrentamiento entre los parlamentarios porque a la final la Cámara Alta
decidió anular el acto administrativo presidencial por considerarlo inconstitucional y solicitar la demanda
al Fiscal General y a la Corte Suprema de Justicia.Ante los problemas económicos Chávez ha pedido
paciencia y más paciencia y ha vendido la ilusión de que después de las elecciones de la Asamblea del 25
de julio se reactivará la economía, renacerá Venezuela y todos serán felices. Lo que nadie sabe es qué podría
pasar si esas promesas resultaran incumplidas.

Los tradicionales
El dirigente copeyano Oswaldo Alvarez Paz, candidato a la Asamblea, ha criticado al presidente Chávez por
su excesivo protagonismo en la contienda electoral. "Enfatiza lo político, amenaza y busca culpables.
Nosotros asumimos nuestra cuota de responsabilidad pero no es verdad, como dice Chávez, que en
gobiernos anteriores las amantes eran las que decidían los ascensos de los generales".

Un orador sin pelos en la lengua
Semana: ¿Qué buscaba con ese discurso tan encendido y agresivo?
Jorge Olavarría: Despertar la apatía y sacudir la cobardía que han mantenido los políticos venezolanos ante los
peligros que representa el Presidente porque si no abren los ojos ahora después puede ser muy tarde.
Semana: ¿Está satisfecho con la decisión del Senado de anular los ascensos militares del Presidente y
descartar la apertura de un juicio?
J.O.: No me siento satisfecho. Eso es un subterfugio de la cobardía. El Senado tiene la facultad para iniciar
un juicio al Presidente por su desacato de ascender a los 34 oficiales vetados. Lo que pasa es que tienen
miedo porque viene la Asamblea Constituyente y con ella la guillotina si Chávez gana.
Semana: Si va a ser una guillotina ¿por qué entonces usted se ha postulado a la Asamblea?
J.O.: Por sentido de responsabilidad. Por mis hijos y mi país. Es como una penitencia. Personalmente
creo que Chávez perderá la Asamblea Constituyente y puede que disuelva todo.
Semana: Usted solicitó enjuiciar al Presidente, pero los juristas no lo consideran viable.
J.O.: No hice la solicitud de un juicio. Los juristas opinaron que no era viable, pero creo que más bien
cambiaron la p por la r, es decir, se orinaron.
Semana: Si fue tan amigo de Chávez, ¿quién de los dos ha cambiado?
J.O.: Yo no he cambiado. El cambió. No para una democracia verdadera sino un régimen fascista con una
mezcla del militarismo populista de Velasco Alvarado, de Kadafi, de Perón. Esa mescolanza es una sopa
venenosa.
Semana: Si era su asesor ¿por qué lo abandonó tan pronto asumió la Presidencia?
J.O.: Chávez tenía un doble discurso cuando lo conocí hace cinco años y empezamos la amistad. Por un
lado se mostraba patriota, nacionalista, amante de la libertad y asqueado de la situación con lo cual yo me
identificaba. Por otro lado, tenía ideas confusas y contradictorias, políticamente inculto, 'ceresolista' y
otras lecturas, todo un tutti frutti. Al ver que no mejoraba después de ganar las elecciones de diciembre,
pues pretendía concentrar todo el poder en sus manos, decidí no acompañar a ese insensato y por eso lo
abandoné.
Semana: ¿Por qué dice que Chávez perderá la Asamblea Constituyente?
J.O.: Como candidato independiente a la Asamblea he recorrido los estados del interior y, a excepción de
dos regiones, en todos he percibido la intención de no votar por los postulados del gobierno. Lo importante es
que Chávez va a perder las elecciones de la Asamblea y lo acepte después porque de lo contrario podría
disolver todo.