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| Foto: AFP

RUSIA

Los retos de Rusia durante el Mundial

Entre amenazas terroristas y el temor a la violencia ultra o incidentes racistas, los retos de seguridad a los que debe hacer frente Rusia son numerosos, pero el Kremlin espera superar estos desafíos para limpiar una imagen empañada por varias crisis con Occidente.

13 de junio de 2018

A partir del jueves y del arranque oficial del Mundial-2018 con el choque Rusia-Arabia Saudí los ojos del planeta estarán enfocados en Rusia.

Varias centenares de miles de visitantes extranjeros, centenares de millones de hinchas delante de sus televisores: el evento deportivo más grande del planeta es una ocasión de oro para dejar una bonita imagen de Rusia, lejos de los sobresaltos de la diplomacia internacional.

"Nuestro país está listo para organizar la Copa del Mundo, garantizar a todos los que vienen a Rusia una comodidad máxima y dejarles las emociones más positivas", declaró el presidente Vladimir Putin este miércoles, invitado en el 68º Congreso de la FIFA.

Para garantizarse un Mundial exitoso, Rusia apuntó al refuerzo de las infraestructuras, invirtiendo un total de 13.000 millones de dólares.

Pero las autoridades rusas también han tomado medidas para reforzar la seguridad. El primer objetivo es luchar contra el terrorismo, cuando el país es explícitamente designado como objetivo por la organización yihadista Estado Islámico (EI), más aún después de su intervención armada en Siria.

Cierre de muchas fábricas "peligrosas" alrededor de las ciudades-sede, presencia masiva de policías -unos 30.000 uniformados desplegados únicamente en Moscú- son algunos de los puntos de una larga lista de medidas pensadas para limitar el riesgo de atentados.

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Los hinchas extranjeros, esperados en gran número en un país poco acostumbrado al turismo de masas, deberán hacer sus deberes: en las once ciudades-sede tendrán tres días para registrarse ante la policía local, bajo pena de multa en caso de control.

Los hooligans en la mira 

Otro temor que rodea al Mundial viene del lado de los hooligans, para comenzar, con el recuerdo aún fresco de los incidentes en la Eurocopa-2016, cuando varios centenares de hinchas rusos desataron una verdadera batalla campal en las calles de Marsella contra sus pares ingleses.

Las autoridades rusas han reaccionado desde entonces y esos violentos aficionados, seguidos de cerca por la policía, fueron invitados a pasar desapercibidos durante la Copa.

Sin embargo, persiste un problema que ha resurgido en los últimos meses: el racismo, principalmente en los estadios donde varios jugadores fueron víctima de gritos racistas. La organización FARE, que lucha contra la discriminación en el fútbol, ha relevado 89 incidentes racistas durante la temporada 2016-2017.

Pero las autoridades, que han designado un coordinador a cargo de la prevención contra el racismo el año pasado, aseguran que el millón de visitantes que se espera en el país va a ser bien recibido en las once ciudades-sede.

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Se trabajó mucho "para formar a los voluntarios y a las fuerzas de seguridad contra el racismo", indicó a la AFP Sylvia Schenk, de Transparency International y al mismo tiempo miembro del consejo al que consulta la FIFA en materia de Derechos Humanos.

"Deporte y política" 

Desde 2010, cuando Rusia obtuvo la organización del Mundial-2018, el país recibió sanciones occidentales por haber anexado la península de Crimea y dar apoyo a los separatistas del sector este de Ucrania.

Otros puntos de tensión entre Moscú y Occidente: Siria, donde el ejercito ruso intervino tras el pedido del presidente Bashar al Asad, y Estados Unidos, donde Moscú es sospechada de hacer maniobras para que resultara elegido Donald Trump como presidente norteamericano.

El último punto fuerte de la lista es el envenenamiento del exespía ruso Serguei Skripal y su hija en Inglaterra. Londres acusa a Moscú y el escándalo provocó una ola de expulsiones cruzadas.

Reino Unido e Islandia decidieron implementar un boicot diplomático, pero no deportivo, evitando que Rusia vuelva a vivir un episodio traumático como lo fueron los Juegos de Moscú-1980 al que no asistieron 50 países por iniciativa de Estados Unidos, cuando el mundo estaba dividido en dos bloques.