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LOS ZORROS DEL DESIERTO

En el Tchad, Khadafy se juega su prestigio militar

21 de septiembre de 1987

La cuerda sí se rompió, pero no por lo más delgado. Cuando todo el mundo esperaba que fuera el Golfo Pérsico el escenario de hostilidades en el cual se viera involucrada alguna nación del mundo musulmán, los combates acabaron sucediendo en Aozou, un perdido villorrio del desierte ubicado entre la frontera de Libia y Tchad, en el norte de Africa. En medio de un ataque sorpresivo, las tropas del Tchad -antigua colonia francesa- acabaron recuperando una franja de terreno ocupado por los libios desde 1973 y que ha sido el centro de una larga disputa territorial entre los dos países.
Todo comenzó por allá en 1935 cuando Benito Mussolini y Pierre Laval, hombres fuertes de Italia y Francia respectivamente, firmaron un tratado según el cual los galos cedían 114 mil kilómetros cuadrados de desierto del territorio de la que se convertiría en República del Tchad en 1960. El acuerdo, sin embargo, nunca fue ratitificado y cuando tanto Libia como el Tchad alcanzaron su independencia, empezaron a discutir la posesión de la zona. Según Trípoli, el terreno le correspondía, mientras que según M'Djamena -capital del Tchad- los límites legales eran los de un tratado franco-británico de 1899.
Como es de suponer, la disputa territorial ha llevado a que desde hace rato las relaciones en la frontera no sean las más amigables. En 1973 Libia tomó a la fuerza el territorio, mediante la ocupación de Aozou, un oasis con unas pocas chozas ubicado en la mitad del desierto. Ya en esta década las hostilidades continuaron y hace unos meses Trípoli lanzó una ofensiva en la cual ocupó gran parte del territorio del Tchad. Por ese entonces, M'Djamena recibió la ayuda de Francia, país que le envió un contingente de 1.200 hombres destinados a la instrucción militar y a proteger el espacio aéreo del Tchad frente a la poderosa flota libia.
La reconquista comenzó a partir del segundo trimestre de este año cuando el presidente tchadiano Hissene Habre logró reunir a sus tropas y consolidarse en el poder. A mediados del año, ya todo indicaba que los ejércitos de cada país habían vuelto al mismo territorio que ocupaban antes del comienzo de la última ronda de hostilidades.
Con ese precedente, Hissene Habre recibió de París el consejo de que buscara una solución negociada al problema de la franja de Aozou. Aunque todo parecía que éste estaba de acuerdo, algo empezó a oler raro hace un par de semanas cuando M'Djamena empezó a denunciar supuestas hostilidades por parte de Libia, cuya veracidad no pudo ser confirmada por los servicios de inteligencia occidentales.
Esos supuestos ataques fueron los que llevaron al Ejército del Tchad a "repeler" a los libios y desalojarlos de Aozou. Según M'Djamena, hubo 650 bajas en el Ejército musulman y gran recuperación de material de guerra por parte del Ejército del Tchad.
Las reacciones no se hicieron esperar, Trípoli denunció la acción como un "acto de guerra" e inició bombardeos en la zona de conflicto. Por su parte M'Djamena se declaró en emergencia y le pidió ayuda a Francia para defenderse de los 498 aviones de guerra libios, teniendo en cuenta que Tchad no tiene fuerza aérea. La respuesta de París fue gélida. En declaraciones a la prensa, el presidente Francois Miterrand dejó en claro que no se iba a dejar envolver en el conflicto. Según los reportes, Francia considera que es suficiente con la demostración de fuerza que está haciendo su flota en el Golfo Pérsico y que abrir hostilidades con un país musulman como Libia le podría crear problemas a todos los niveles. Adicionalmente, los franceses están molestos porque consideran que la supuesta amenaza libia fue un montaje orquestado por Hissene Habre.
Aunque la intervención francesa seguramente podría verse si los libios atacan las bases del Ejército galo, no sería lógico que Tripoli lo hiciera, por ahora, las tropas de Khadafy no han lanzado su gran ofensiva y los especialistas sostienen que los bombardeos no han hecho mucho daño debido a que los aviones libios vuelan muy alto para evitar las baterias tchadianas. Sin embargo, es dudoso que --militarmente hablando- el Tchad pueda quedarse con Aozou.
Tal como se esperaba, la semana pasada trajo consigo los ataques más fuertes por parte de Libia a los territorios ocupados por el Tchad el 8 de agosto. Según M'Djamena, el Ejército del Tchad ha rechazado por lo menos cinco ofensivas del Ejército libio contra el oasis de Aozou.
No obstante, los observadores sostienen que Trípoli no se la ha jugado toda y que si hay una ofensiva general la balanza se inclinaría fácilmente en su favor, teniendo en cuenta la inferioridad tanto en número como en equipo, de las fuerzas del Tchad.
En todo eso es determinante la actitud de Francia. A pesar de haberse disgustado con M'Djamena días después de la invasión, los bombardeos hechos por la Fuerza Aérea Libia han reblandecido un poco la posición de París. El miércoles pasado en una visita a una base aérea el presidente Francois Mitterrand -jefe supremo de las Fuerzas Armadas Francesas- aceptó por primera vez que Francia podría darle apoyo armado al Tchad para defender su territorio. Aunque los observadores consideran que es poco probable que eso suceda, el mensaje fue recibido inmediatamente en Tripoli que denunció la "actitud agresiva" del gobierno galo.
Mientras ese duelo de palabras sucedía, en pleno desierto continuaron las hostilidades en forma prácticamente ininterrumpida. Dadas las características de la zona, el Ejército libio estaba utilizando lanzamisiles ametralladadoras empotrados en camperos Toyota de doble transmisión. La movilidad del vehículo lo está haciendo más efectivo en la guerra que los tanques rusos del Ejército libio, los cuales son un blanco fácil en el desierto. Sin embargo esa estrategia no había sido suficiente para sacar a las tropas del Tchad de Aozou las cuales -según M'Djamena- habrían repelido con gran éxito cada una de las ofensivas.
Los libios saben que la zona tiene un buen potencial para la explotación de petróleo y uranio y ese factor, unido el de la defensa de la soberanía, es un argumento suficiente para concluír que esta guerra del desierto hasta ahora está comenzando.-