Estados unidos
¡Manos libres!
Con el triunfo de los republicanos en las elecciones de mitad de período la maquinaria militar gringa podría tener luz verde contra Irak.
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Antes de que se anunciaran los resultados oficiales de las elecciones el teléfono en la suite del gobernador de la Florida, Jeb Bush, en hotel Rennaissance de Miami repicó. Era su hermano, el presidente George W. Bush, felicitándolo. Sí, los resultados estaban lejos de estar finalizados pero la victoria del hermano presidencial era tan segura que el extasiado mandatario no se aguantó.
El arrollador triunfo de los republicanos, que les dio el control de ambas cámaras del Congreso, se presentó cuando Bush presionaba nacional e internacionalmente el tema del ataque contra Irak ante la negativa de su presidente, Saddam Hussein, de renunciar a sus armas de destrucción masiva. Y no es una coincidencia que, pocas horas después de que se conocieran los resultados, el Departamento de Estado presentara ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas un nuevo proyecto de resolución que sería un ultimátum inaplazable para Bagdad.
"Tradicionalmente los presidentes casi siempre han tenido las manos libres en cuanto a política exterior", dijo a SEMANA Kevin Hill, profesor de ciencias políticas de la Universidad Internacional de la Florida. Eso significa que la guerra con Irak no va a ser posible por el triunfo republicano sino que el triunfo republicano más bien fue posible gracias a los temas de Irak y el terrorismo. Esto lo demuestra la resolución que aprobó el Congreso en octubre, dándole a Bush la autonomía para utilizar la fuerza contra Saddam Hussein, casi un mes antes de las elecciones.
Pero lo cierto es que, con el espaldarazo recibido por la votación, Bush se encuentra ahora mucho más envalentonado que antes para iniciar su aventura iraquí. De ahí que los titulares de los diarios más importantes del mundo se hayan dedicado a anunciar lo que podría ser la muy próxima iniciación de la campaña contra Hussein. Por primera vez desde Franklin Delano Roosevelt el partido de la Casa Blanca tomó control de ambas cámaras. "Creo que la dinámica de la política está cambiando", dijo Hill. Pero, sobre todo, dice, los demócratas estaban enfrentados a un presidente con un alto nivel de popularidad por la guerra contra el terrorismo -Bush sobrepasa el 60 por ciento de aprobación, el nivel más alto en 40 años- y quien salió a hacer campaña. Más visiblemente se le notó en la Florida, el estado que le dio el triunfo hace dos años, donde su hermano no parecía capaz de ganarle a un retador novato.
Pero al final de cuentas el mensaje enfocado de los republicanos, redoblado por la popularidad presidencial, hizo posible un terremoto político que virtualmente le da vía libre a Bush en iniciativas que van desde el lío de la carga pensional a la ayuda para Colombia y, sobre todo, con Irak, el tema más candente de los últimos días. "Hicimos historia, dijo a SEMANA John Feehery, portavoz del presidente de la Cámara, Dennis Hastert. Lo que ocurrió es que los demócratas han estado tan fragmentados en temas como la política exterior que no ofrecieron ninguna alternativa". Eso despojó a los demócratas de la capacidad de organizar el calendario, decidir qué medidas pueden ser votadas en las sesiones plenarias y fiscalizar agencias bajo el mando de Bush, como la CIA y el FBI.
Hill dice que, obviamente, esto también es un efecto de la atmósfera bélica que se vive en Estados Unidos. Esencialmente los demócratas le temen a Bush por su popularidad, especialmente en el tema de la guerra. Da como ejemplo una escaramuza que hubo sobre el futuro departamento de Defensa a la Patria, en el cual Bush quiere autonomía para contratar y despedir empleados sin atenerse a contratos laborales. Los demócratas se opusieron a esto y Bush inmediatamente los llamó "desleales".
"La oposición ha estado obviamente asustada. Cuando ellos medio lo tocan él empuja con el tema de deslealtad. Y eso tiene fuerza", dice Hill. Feehery, el vocero de Hastert, dice que más bien esta victoria les libere las manos a los legisladores en otros temas, como el de Colombia, en el que han sido los demócratas los que siempre eran renuentes a cualquier modificación a la ayuda.
Para Feehery, "esto de verdad le fortalece las cartas a Hastert y tendrá mucho más margen de maniobra para ayudar a Colombia".
Pero hay quienes dicen también que el triunfo republicano es un arma de doble filo porque de ahora en adelante no tendrán la excusa de la oposición para justificar sus eventuales fracasos. "O producimos o producimos", dicen. Pero no hay que ilusionarse: el tema de Colombia no estuvo en la agenda electoral. En cambio los iraquíes sí deben preocuparse porque las barreras que pudieran haber existido para detener la guerra que se les avecina siguen cayendo una a una.