MARGARET: "SELF MADE WOMAN"...
La Primera Ministra británica obtuvo un arrollador triunfo electoral atribuido más a su contundente personalidad que a su plataforma política
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En teoría todo debería haber favorecido a los laboristas para volver al poder. En la oposición desde 1979, el partido había contado con suficiente tiempo para "afinar" su programa y, aparentemente, había logrado meter entre paréntesis sus divisiones internas gracias a la elección de Michael Foot a su dirección, en noviembre de 1980.
La tendencia de los electores europeos de sancionar la crisis económica, cambiando de gobierno (como se vió en Francia, Suecia, España, Grecia...) jugaba, en todo caso, en su favor.
Por otro lado, el gobierno conservador de la señora Thatcher había adelantando las elecciones legistativas sin poder presentar, por ello, un balance positivo de su administración. Ciertamente, la inflación disminuyó pasando de 10.3% en 1979 a 4% este año, y la moneda y el comercio exterior se restablecieron como consecuencia del petróleo del Mar del Norte. Pero además de frágiles, esos resultados son relativos si se comparan a los 3.5 millones de desempleados (2 más que hace 4 años) y la baja de la producción industrial más importante desde hace 16 años.
En fin, el nacimiento de un importante movimiento pacifista hacía pensar que Margaret Thatcher tendría serias dificultades para justificar su adhesión a la "doble decisión" de la OTAN, que prevé -si fracasan las negociaciones en Ginebra- la instalación de los cohetes Cruise y Pershing en el suelo británico. Lejos de utilizar esas ventajas, los laboristas multiplicaron sus errores en los últimos meses, hasta lograr justificar la máxima según la cual "no fueron los conservadores, quienes ganaron sino los laboristas los que perdieron".
MARGARET THATCHER "Me ensenaron a bastarme ,por mi misma"
El más importante -según los observadores- fue el haber centrado las elecciones en torno a Margaret Thatcher. Ampliamente impopular en 1981, "la dama de hierro" se convirtió, gracias al conflicto de las Malvinas, en el personaje político mas importante en Inglaterra desde Winston Churchill. Admirada o destestada por su política, Margaret Thatcher supo imponer incluso dentro del electorado laborista y centrista su imagen de mujer determinada y de líder preocupada por el destino y la "grandeza" de la Gran Bretaña. Debatiendola más como personaje que por sus políticas, los laboristas cometieron pués un inmenso error. Los amigos de Michael Foot fueron víctimas, igualmente, del radicalismo de su plataforma política. Exhibiendo promesas extremas (sacar a la Gran Bretaña de la Comunidad Económica Europea), demagógicas, (reducir de 3.5 millones a un millón el número de desempleados en cuatro años), e incongruentes (desmantelar unilateralmente el sistema de defensa nuclear británico), los laboristas no sólo se alejaron del electorado moderado y centrista sino que dieron amplias pruebas de haber confundido una elección nacional con un congreso de partido. ¿Cómo analizar, si no así, la declaración hecha por Jim Martiner, el 26 de mayo, cuando afirmó ante la prensa que la dirección del partido apoyaba enteramente a su líder y al programa del partido? ¿Acaso podía ser de otra manera, quince días antes de una elección? En realidad, el secretario general de los laboristas trató de disimular tres hechos:
. Michael Foot no es considerado por los dirigentes laboristas -a pesar de su integridad- el mejor líder del partido. Los profesionales de las apuestas (Book-Makers) parecen hacer el mismo análisis, pues ya han organizado una sobre sus sucesor.
. El actual programa político es poco creíble. Los mismos conservadores, temiendo una caída histórica del partido laborista, prefirieron comprar 5.000 ejemplares de lo que un dirigente laborista llamó "la más larga carta anunciando un suicidio"
. Los laboristas no poseen una línea política coherente sobre la defensa nacional. Su oposición al despliegue de cohetes de la OTAN, a la modernización de la fuerza de disuasión británica y en favor del desmantelamiento, en los próximos cinco años, de sus cohetes Polaris fueron acogidas con inquietud en las demás capitales europeas (incluso favorables a los laboristas) y condenadas en el seno mismo del partido por varios de sus líderes (Callaghan, Denis Healy...) quince días antes de las elecciones.
Interrogado por los periodistas, Michael Foot no supo explicar cómo pretendía permanecer en la OTAN -como lo preconizó su partido- si tales reformas fuera efectuadas, ni por qué los laboristas querían, en caso de triunfo, que Inglaterra hiciera parte de los países que negocian en Ginebra cuando han anunciado, de hecho, un desarme unilateral.
Convencidos del pésimo efecto causado en la opinión por sus divisiones y sus incongruencias, los laboristas trataron, en las dos semanas anteriores al escrutinio, no ya de ganar las elecciones sino de limitar la amplitud del triunfo conservador. Una victoria masiva de Margaret Thatcher le permitirá, piensan, radicalizar su política económica que, según los sindicatos, podría agravar el desempleo hasta superar los cuatro millones de personas.
Un documento no desmentido aún publicado por el magazín "Time Out" muestra que el gobierno ha estudiado los medios para crear fondos patronales anti-huelga, utilizar el ejército para reemplazar a los huelguistas transformar los subsidios del desempleo por sistemas privados, moraliza las costumbres, reducir los poderes de los consejos que fijan el salario minimo, liberar el mercado inmobiliario, y privatizar parte de la enseñanza pública.
Laboristas y centristas se inquietan igualmente, de que Margaret Thatcher no haya anunciado medida precisa para luchar contra el desempleo. El Según el "sistema Thatcher", el único medio de reducir el desempleo es producir bienes de buena calidad a precios competitivos. El gobierno debe limitarse a reducir la inflación ayudar e incitar las fábricas a producir. De esta manera se crean las condiciones para que haya una reactivación industrial que, tarde o temprano, desembocará en la creación de puestos de trabajo . "Si la señora That cher ha dicho que no hará nada contra el desempleo, no hará nada", dijo David Steel, jefe de la alianza centrista, al fijar a su vez dos condiciones para apoyar o participar en el próximo gobierno: una política económica dinámica de lucha contra el desempleo y la promesa de una reforma institucional para instaurar una representación parlamentaria proporcional.
Margaret Thatcher gobernará, pues, durante los próximos cinco años, basándose en un sistema que reposa menos en una ideología precisa que un cierto número de convicciones y principios morales conservadores que ella resumió, al describirse, en los términos siguientes: "Fui criada por una abuela victoriana. Se nos enseñó a trabajar duro, a dar pruebas de nuestras capacidades, a bastarnos a nosotros mismos y a vivir de lo que teníamos". Filosofía del "Self Made Man", que no comparten los conservadores moderados, por ahora silencioso...