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MATRIMONIO POR CONVENIENCIA

ANTE EL DESCARADO COQUETEO DE JOSE MARIA AZNAR LOS NACIONALISTAS CATALANES, SU INVESTIDURA COMO PRESIDENTE DEL GOBIERNO ES INMINENTE.

22 de abril de 1996

Los dirigentes del Partido Popular PP demostraron en España la semana pasada que en política no hay fe más poderosa que la del converso ni amor más intenso que el de la conveniencia. De orientación centralista y, por lo tanto, abiertos enemigos de los nacionalismos, pasaron en el transcurso de pocos días a ser sus máximos defensores.La razón está en el estrecho margen de victoria (la 'mayoría insuficiente') que obtuvo el PP en las elecciones del 3 de marzo, que no le permite investir sin alianzas a su líder José María Aznar como nuevo presidente del gobierno español.A diferencia del sistema presidencialista, los comicios de un régimen parlamentario no eligen al jefe del Ejecutivo sino a los diputados que integran el Parlamento. Cuando un partido obtiene mayoría absoluta, su líder es encargado de formar gobierno sin más cortapisas. Pero si esa mayoría no es suficiente, el líder debe forjar alianzas para poder asumir el poder. Como el PP sólo obtuvo 156 escaños, su líder Aznar necesita el apoyo de otros 20 diputados para lograr la investidura.Pero lo cierto es que el político del bigotico nunca previó hacer esas cuentas. Aunque sabía de antemano que con cualquier resultado no podría contar con el apoyo del Partido Socialista Obrero Español _Psoe_ ni de la Izquierda Unida, no calculó que fuera a necesitar el apoyo de otras fuerzas. Y esas podrían ser los partidos nacionalistas y en particular su archirrival Convèrgencia i Unio _CiU_, poderosa colectividad catalana orientada por el hasta ese día despreciado Jordi Pujol, así como los autonomistas vascos.Después de los primeros días de estupor, Aznar y sus colaboradores hicieron de tripas corazón y, dejando de lado el rubor, salieron en busca del apoyo. Es así como en España se ha visto en los últimos días a un Aznar que ya no critica a Felipe González por haber sacrificado los intereses generales de España para beneficiar a los nacionalistas sino, por el contrario, a un dirigente que no ahorra elogios para "Cataluña, la locomotora de España. Una locomotora que ojalá tire bien".Así se expresó en la noche del pasado jueves en una entrevista emitida por el canal de televisión catalán. La sorpresa fue mayor cuando, después de relatar amistosos detalles de la inesperada reunión que tuvo con Jordi Pujol el pasado domingo 17 de marzo durante cuatro horas en Madrid, dijo que esperaba otra segunda entrevista "un día de estos" y que "ojalá se realizara en Barcelona". Pero los halagos hacia los catalanes no terminaron en esa confesión, sino que además contó entusiasmado que "cuando estoy entre amigos hablo catalán". Pocos son los españoles que no han esbozado una sonrisa al saber de los conocimientos idiomáticos del dirigente del PP, partido que en escasas ocasiones se dirigió al presidente Pujol en su denominación catalana: president, aunque ahora se esfuercen en demostrar todo lo contrario.Entre tanto el diario ABC, el más conservador de España y auténtico vocero incondicional de Aznar, también decidió sepultar la vergüenza y lanzarse a la conquista catalana. Los ejemplos de su reconversión al catalanismo ya se cuentan por decenas, pero existe uno especialmente comentado por su descaro. Fiel a su tradición, ABC puso en su portada del miércoles de su edición nacional el partido de fútbol que ese día jugaba el Real Madrid frente al Juventus por la semifinal de la Copa Europa. Lo curioso es que en la misma primera página de los ejemplares que circulan en Cataluña tituló con un entusiasta "Toda España celebró ayer la victoria del Barça", el triunfo del Barcelona sobre el PSV Eindhoven (3-2) en la copa de la Uefa.Para redondear esta faena, diputados del PP en Barcelona aprobaron el jueves una proposición para que los avisos del puente aéreo del aeropuerto madrileño de Barajas, que une a las dos ciudades, además de estar en español también figuren en catalán para "su proyección como lengua internacional".Estos galantes coqueteos han surtido sus efectos y aunque Jordi Pujol no lo dijo personalmente, sus asesores más cercanos confesaron el viernes pasado que él aceptaba ya "que en los próximos días se deben establecer fechas para que Aznar celebre su sesión de investidura. El límite debe ser el 24 o el 25 de abril".Aznar respondió tranquilo y dijo que "en abril confiaba en resolver las cosas importantes". Es decir que ya da por descontada su investidura y se evitaría el trauma de convocar a nuevas elecciones. Eso lo sabe claramente el presidente en funciones Felipe González, quien prácticamente ya está en la oposición: "En España habrá un gobierno incapaz de tomar decisiones que nos devolverá la mayoría. Esto será antes de dos años", dijo varias veces durante la semana que pasó.