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Los presidentes de México y Brasil Enrique Peña Nieto Dilma Rousselff (Respectivamente). | Foto: EFE.

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México y Brasil indignados por espionaje de EE.UU

Las dos potencias llamaron a los embajadores de Estados Unidos para escuchar una primera versión.

2 de septiembre de 2013

Los gobiernos de México y Brasil le pidieron a Estados Unidos que investigue y entregue explicaciones sobre los reportes del supuesto espionaje a ciudadanos mexicanos y brasileños. Además que se determinen las responsabilidades correspondientes.

La petición de México, dada a conocer a través de un comunicado de la cancillería, tiene lugar después de que medios en Brasil publicaran en las últimas horas reportes de un presunto espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad de EE.UU. a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, y al mandatario mexicano Enrique Peña Nieto, en 2012, cuando este era candidato y luego como presidente electo.

La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE, México), que no se refirió explícitamente al supuesto espionaje a Peña Nieto, indicó que citó al embajador de Estados Unidos en México, Anthony Wayne, "para expresar su enérgico extrañamiento y exigir la realización de la investigación señalada".

"Sin prejuzgar sobre la veracidad de la información presentada en dichos medios de comunicación, el Gobierno de México rechaza y condena categóricamente cualquier labor de espionaje sobre ciudadanos mexicanos en violación del Derecho Internacional".

Este tipo de prácticas, añadió, "es contrario a la Carta de las Naciones Unidas y a la jurisprudencia de la Corte Internacional de Justicia".

En consecuencia, el Gobierno mexicano solicitó la investigación y citó al embajador Wayne, puntualizó la dependencia.

Brasil

También  Brasil reaccionó con indignación frente a la denuncia de que EE.UU. espió a la Dilma Rousseff. En una comunicación pidió una explicación "rápida" y "por escrito", pero no aclaró qué respuesta concreta dará a lo que calificó de "violación inaceptable de la soberanía".

La denuncia fue formulada este domingo por el canal de televisión Globo, apoyada en documentos filtrados por el exanalista de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (ANS) Edward Snowden, según los cuales Rousseff fue víctima directa del espionaje estadounidense.

Frente a esos documentos, Brasil convocó al embajador de EE.UU. en el país, Thomas Shannon, para expresar su malestar, y Rousseff se reunió con seis ministros para analizar las nuevas denuncias, que se suman a otras similares que ya habían provocado quejas del Gobierno brasileño.

El único ministro que habló sobre la reunión fue el titular de la Secretaría de la Presidencia, Gilberto Carvalho, quien afirmó que el Gobierno está "en una situación de emergencia" por esas denuncias.

El canciller brasileño, Luiz Alberto Figueiredo, dijo que, en la reunión con Shannon, exigió "rápidas explicaciones por escrito" del Gobierno de Estados Unidos, "y no del embajador", que ya había sido convocado hace un mes y medio, tras las primeras denuncias sobre el espionaje en Brasil.

"Transmití la indignación del Gobierno brasileño con estos hechos" y "manifesté que la violación de las comunicaciones de la presidenta es inadmisible, inaceptable, y constituye una violación de la soberanía brasileña", declaró el canciller.

En rueda de prensa, Figueiredo se negó a hablar sobre la visita de Estado que Rousseff tiene previsto hacer a Washington el próximo 23 de octubre, incluso cuando se le preguntó directamente si podía ser cancelada.