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Miércoles de ceniza

El incendio que destruyó el edificio del Parlamento ecuatoriano en Quito pudo ser un atentado.

10 de marzo de 2003

uando aun no se disipaba del todo la columna de humo producida por la conflagración que quemó la sede del Parlamento ecuatoriano comenzó a arder la controversia sobre sus posibles causas.

Según denunció el legislador Luis Villacís, del marxista Movimiento Popular Democrático (MPD), detrás del incendio pudieron estar las manos criminales de un oscuro grupo de extrema derecha autodenominado Legión Blanca.

Villacís -quien junto con algunos compañeros rompió una ventana y logró llegar al último piso, para desde allí llamar angustiosamente por celular para pedir que se les rescatara- relató a SEMANA que venía recibiendo amenazas desde hace tres meses.

También observó que al declararse el incendio, él y algunos compañeros de su bloque legislativo eran los únicos que se encontraban reunidos en el recinto parlamentario.

Villacís recordó que también un miércoles de ceniza, en 1999, fue asesinado el dirigente del MPD Jaime Hurtado a pocos metros del Congreso. Hurtado se proponía, entonces, denunciar algunos manejos bancarios relacionados, al parecer, con el narcotráfico internacional.

Ahora Villacís sostiene que el incendio "es una coincidencia hasta rara, pues los diputados del MPD estamos recibiendo por Internet cartas amenazantes de un grupo que se hace llamar Legión Blanca". Tras indicar que "existe una sospechosa secuencia de hechos que concluyen con este siniestro, indicó que esperamos que se realice una severa investigación de lo ocurrido".

La Legión Blanca es, al parecer, una organización de reciente formación, integrada por elementos ultraderechistas, que ha venido amedrentando a políticos, activistas de los derechos humanos y periodistas, a los que considera como "comunistas" y acusa de "querer sembrar el socialismo en el país".

Mientras tanto el presidente, Lucio Gutiérrez -que visitó las ruinas del Congreso-, ordenó una investigación para establecer las causas de un flagelo que, según testigos, se inició tras escucharse una fuerte explosión.

"Todo parece conducir a que se trató de un cortocircuito pero es algo que vamos a investigar profundamente", declaró Gutiérrez, quien dijo estar "muy apenado" por lo ocurrido, asegurando que "la democracia no se verá afectada" por la destrucción de documentos de archivo que incluían proyectos, leyes y estudios, aunque admitió que pueden afectarse algunos trámites legislativos.

Al parecer el fuego se desató en la biblioteca, ubicada en el primer piso, y pasó a la adyacente sala de prensa. El material inflamable de máquinas fotocopiadoras avivó las llamas, que se extendieron hasta una bodega de muebles, alfombras, cortinas, escritorios y computadoras. En total resultaron seriamente afectados cuatro pisos del inmueble de cinco plantas. El salón principal, donde se encuentra un mural del maestro Oswaldo Guayasamín, no fue alcanzado.

Lo curioso, y que ha despertado polémica en el país, es que la sede parlamentaria, construida en 1956, se encontraba totalmente desprotegida y no contaba con los más elementales equipos -como extintores manuales- para hacer frente a un flagelo de esta magnitud. Tampoco con escaleras de incendios o puertas de emergencia.

Por ahora el Parlamento deberá sesionar en otro recinto, siquiera durante unos seis meses, mientras se realiza su reconstrucción. El alcalde de Quito, Paco Moncayo, dijo a SEMANA que "el daño alcanza al 40 por ciento de las instalaciones", que están rodeadas por la Contraloría, uno de los hospitales públicos más importantes, varios juzgados y la Corte Suprema de Justicia, entre otros. Ximena Bohórquez, esposa del presidente de la República y también diputada del Partido Sociedad Patriótica 21 de Enero, recorrió el lugar del siniestro y al ser preguntada sobre el caso lo describió simplemente: "Por lo que veo, parece que por aquí pasó una bomba atómica".