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MIL POR UNO

Sin acuerdo para organizar su comunidad y con aumentos de precios exorbitantes, los eurásicos enfrentan el invierno.

3 de febrero de 1992

HAY QUIENES DICEN QUE LA reunión fue un fracaso y hay quienes afirman que aunque no hubo acuerdo en todos los puntos, la Comunidad de Estados Independientes hizo avances. Lo cierto es que tras las deliberaciones de Minsk, que congregaron a los 11 jefes de Estado adherentes, quedó claro que la etapa de la unanimidad quedó atrás y ahora comienza el proceso de conciliar los intereses no siempre convergentes.
Entre los problemas que quedaron pendientes están asuntos tan delicados como la propiedad de las armas convencionales y la formación de ejércitos nacionales republicanos, si bien el control centralizado de las armas nucleares ya había quedado resuelto, al menos por ahora, en la reunión de la semana anterior en Alma-Sta, Kazakhstán.
Los temas económicos como la emisión monetaria, la coordinación de precios y el desarrollo del sistema bancario quedaron entre el tintero, proyectando una sombra negra sobre el futuro de la CEI. Entre tanto, el presidente ruso, Boris Yeltsin, puso en práctica la liberación de precios anunciada para el 2 de enero. La subida de los artículos de primera necesidad, que en algunos casos llegó al 500 por ciento, marcó el inicio de un largo invierno para una población que había vivido los últimos 74 años en un paraíso de subsidios. Se trata de una prueba de fuego que definirá, en opinión de muchos, el futuro de la CEI.