"NO CREENOS EN EL SOCIALISMO NI EN EL CAPITALISMO"
Habla el titular de la embajada iraní en México: balance de la revolución; terrorismo y represión; "espías rusos"; la "Guerra Santa"; la sucesión de Khomeini
Muhammad Ali Sadeghi, el jefe de la misión diplomática iraní en México, es un hombre joven: acaba de cumplir 30 años. Hace un lustro no se hubiera imaginado a sí mismo como encargado de negocios en un país latinoamericano; entonces peleaba con lo que tenia a mano contra la temible Savak, la policía política del sha, contra las tropas de élite de éste, por lo que parecía un sueño imposible: la revolución islámica.
Ahora, el antiguo luchador, el estudiante fervorosamente religioso, es la voz oficial irania que responderá a SEMANA sobre un proceso apasionante y poco conocido que ha cumplido ya cinco años de edad. He aquí pues, y tal como SEMANA lo había prometido en su edición del 1319 de marzo pasado --cuando entrevistó al ex presidente Bani Sadr y a Massud Rajavi, jefe de los mujahiddines--la posición del gobierno de Teherán sobre este proceso.
SEMANA: ¿Cuáles son los logros, las contradicciones, los límites y los aspectos negativos de la revolución islámica?
MUHAMMAD ALI SADECHI: Antes de la revolución imperaba el régimen corrupto del Sha, con el petróleo yéndose hacia otros países como Estados Unidos; con 50 mil jóvenes presos y torturados, con una censura total, con terror, sin elecciones libres.
La revolución, en cambio, implantó elecciones libres. Se eligió el Congreso y el Presidente. La gente votó. El 98 por ciento lo hizo por la instalación de la república islámica. A mi modo de ver estos son algunos de los logros fundamentales.
Y otro aspecto decisivo es haber alcanzado la independencia nacional.
Antes de la revolución, Irán era un país dependiente de Estados Unidos y de otros centros de poder.
S.: ¿ Y en materia económica.. ?
M.A.S.: Durante el régimen del Sha las principales industrias, como la del petróleo o la del cobre estaban en manos de capitalistas norteamericanos. Cuando llegó la revolución y recuperó para la nación estas industrias, se fueron los técnicos y especialistas extranjeros. Hubo que sustituirlos por jóvenes recién egresados de las universidades y los colegios que lograron asegurar la producción.
Simultáneamente, otros jóvenes estudiantes y trabajadores, que no recibían ningún tipo de paga, construían escuelas y hospitales para las áreas rurales y para las ciudades más pobres.
Fue una tarea gigantesca, que requirió una gran organización, en la que predominaban los jóvenes.
S.: Ustedes se ubican más allá del capitalismo y del socialismo y hablan de formas de propiedad islamicas. ¿En qué consiste el modo de producción islámico? ¿Qué tipo de propiedad supone?
M.A.S.: Efectivamente, nosotros no creemos ni en el socialismo ni en el capitalismo. Creemos en formas limitadas de propiedad. Privada, pero limitada, pequeña. Todas las grandes propiedades pertenecen al Estado. El Estado controla las grandes industrias, los bancos, los seguros, el comercio exterior.
S.: ¿Cómo se organizan los trabajadores en Irán? ¿ Tienen sindicato... ?
M.A.S. Sí, pero no son sindicatos comunistas. Son islánpicos, porque Irán es un país religioso...
S.: ¿...Pero tienen independencia o dependen del gobierno?
M.A.S.: Los sindicatos son independientes pero respaldan al gobierno, porque el gobierno respalda a los trabajadores, a los humildes. El gobier no islámico sostiene a los pobres y no a los ricos. Más de un sesenta por ciento del presupuesto se destina a los pobres, a las áreas rurales antes marginadas, a donde ahora llega la electricidad, el agua, el gas...
S.: La prensa occidental suele sostener que Irán involucionó con la revolución islámica, que retrocedió en formas arcaicas. Se cita por ejemplo la cuestión de la mujer sometida obligada a usar velo y todas esas cosas... ¿Cuál es su punto de vista respecto a esas imputaciones?
M.A.S.: Yo le pregunto: ¿El retrógrado haber logrado la independencia? ¿Es retrógrado que el pueblo pueda votar y elegir a sus genuino representantes? ¿Qué país ha hecho tanto en tan poco tiempo? En cuanto a la cuestión de la mujer, aclaremos algunas cosas: millares de mujeres salieron a la calle para luchar contra Sha, hasta convertirse en el corazón mismo de la revolución. Y ahora trabajan en los ministerios, en las escuelas, en los hospitales, construyendo la revolución. Ahora, ¿que se pone shador (velo)? Sí, se ponen velo... De acuerdo con el islamismo las mujeres deben usar el shador. Es una tradición y es una ideología.
S.: La represión del Sha fue terrible, nadie lo niega, ni lo ignora pero también se acusa a ustedes de reprimir severamente a la oposición.
M.A.S.: Cuando triunfó la revolución nosotros le dijimos a los partidos existentes que podían actuar libremente y hacer propaganda de su ideología, pero no podían tomar las armas contra el gobierno revolucionario. Si un partido se alza en armas contra el gobierno, el gobierno le contesta con las armas. Muchos de estos partidos son grupúsculos.
S.: ¿El partido Tudeh (comunista) empleó las armas contra el gobierno?
M.A.S.: No, pero conspiraban en secreto contra el gobierno.
S.: ¿Es un partido prosoviético...?
M.A.S.: Eran agentes rusos.
S.: Sin embargo apoyaron la revolución, digo, durante mucho tiempo fueron un partido legal, ¿no es cierto?
M.A.S.: Sí, era legal, pero querían tomar el gobierno a través de la conspiración y el espionaje. Hace dos o tres meses sus dirigentes fueron arrestados y reconocieron que estaban haciendo espionaje para Rusia. Nosotros sabíamos desde hace mucho tiempo que pasaban información, pero llegaron a un extremo en que hubo que pararlos. Uno de ellos--figúrese--era el jefe de la Marina y le pasaba información a Rusia. Algunos de ellos fueron ejecutados y otros estan aún en la cárcel.
S.: ¿Existe alguna oposición legal en Irán?
M.A.S.: Existe. Está por ejemplo el Frente de Liberación de Mehdi Bazargán que tiene cuatro representantes en el Congreso.
S.: ¿ Y los mujahiddines?
M.A.S.: Ese es un grupo terrorista que no aceptó la voluntad masiva del pueblo. Que primero simuló estar con la revolución y que después se dedicó al terrorismo, a actos verdaderamente inhumanos como matar niños y poner bombas, como la que pusieron el 28 de junio de 1981 en la sede del Partido de la República Islámica, causando la muerte del Ayatollah Beheshti, de la Suprema Corte de Justicia y otras 72 personas. Otro atentado convirtió en mártires a nuestro Presidente Rajai y a nuestro primer ministro Bahonar en agosto del mismo año.
El diplomático manda traer papeles, libros, folletos, que ilustran, con fotos atroces de cuerpos mutilados, desfigurados, lo que me está diciendo sobre las acciones de los Mujahiddin -i-Khalq. Uno de ellos tiene una curiosa ilustración: un círculo, del cual sale un revólver, muestra dos campos compuestos por la bandera de la Unión Soviética y la de Estados Unidos, con algunas significativas alteraciones; el palo de la hoz (por ejemplo) está cruzado por un fusil e ingresa francamente dentro de las barras de la bandera yanqui; las estrellas de esa bandera no son las tradicionales, sino las de David, símbolo del sionismo.
Le hablamos entonces de BaniSadr, quien fuera Presidente en los primeros meses de la revolución y ahora está exiliado en París. Nos contesta que es un "liberal que no entendió la revolución", y que ahora está aliado a Occidente. También le inquirimos sobre la asociación de Bani Sadr con los mujahiddines, y responde: "Ahí tiene, ellos se dicen socialistas, dice que están con el pueblo y sin embargo, apoyan a un liberal ligado a Estados Unidos".
Le hacemos la última pregunta:
S.: La revolución islámica tiene un líder carismático. ¿Qué va a pasar cuando no esté el Ayatollah Khomeini? ¿Cómo piensan encarar el tema de la sucesión ?
M.A.S.: No es un problema, porque la ideología del Ayatollah Khomeini es nuestra ideología. Nosotros creemos que aquéllos que quieren conducir al pueblo deben ser gente religiosa. Yo no estoy hablando de la sucesión a nivel presidencial, porque el Ayatollah Khomeini no es el Presidente. El está por encima de todo, aunque vive humildemente como cualquier hombre de nuestro pueblo.
Cuando haya que elegir un nuevo líder, el Congreso de nuestro partido lo hará. A lo mejor es imposible que un sólo hombre pueda suplir ese liderazgo, entonces el Congreso tendrá que elegir a dos o tres líderes. Pero sea cual sea la decisión no tenemos miedo al futuro, porque el pueblo puede elegir y porque tenemos la ideología islámica. -
EL PUEBLO QUIERE CONTINUAR LA GUERRA SANTA
"El pueblo quiere continuar la guerra. Los que perdieron a sus familias, los que vieron sus ciudades totalmente destruidas, están dispuestos a ganar o morir en la Guerra Santa. Y sabemos, estamos seguros, de que vamos a ganar", afirmó Muhammad Ali Sadeghi.
El diplomático iraní trazó para SEMANA un balance de este sangriento conflicto que lleva casi tres años de duración y amenaza involucrar a otros países si--por las circunstancias bélicas-llegara a cerrarse el estratégico Estrecho de Ormuz.
"Nosotros no queremos cerrar Ormuz, porque también nuestro petróleo se transporta a través del Estrecho, pero si el régimen iraquí ataca nuestras instalaciones petroleras, si nos obligase, tenemos la capacidad para hacerlo. Tenemos los hombres para hacerlo. Porque nuestra ideología islámica nos fortalece. Nadie va forzado a la guerra.
Todos son voluntarios. Los padres empujan a los hijos para que tomen las armas".
Según Sadeghi los iraníes no guerrean contra el régimen baacista de Saddam Hussein, sino contra una coalición de países que apoyan a Irak, dentro de la cual incluye a las naciones de la Liga Arabe, Francia, Estados Unidos y la propia Unión Soviética.
"No queríamos la guerra. Esta fue una guerra impuesta. Ellos nos atacaron por sorpresa: atacaron Khorramshar y destruyeron ciudades enteras. Lo hicieron porque pensaron que --tras el triunfo de la revolución--nos iban a sorprender débiles y desorganizados. Lo hizo Hussein para lograr la hegemonía sobre el mundo árabe. Ahora hemos recuperado la mayor parte de los territorios ocupados. Irán está fuerte, Irak está débil.
Irak habla ahora de paz, porque necesita una tregua para volver a atacarnos después".
Desde el punto de vista iraní esa paz sólo podrá alcanzarse si se cumplen cuatro condiciones que la República Islámica considera no negociables:
1. Irak debe indemnizar a Irán por todos los daños sufridos por la población civil, lo cual supone los costos de reconstrucción de las ciudades iraníes destruidas por los misiles iraquíes.
2. Las tropas iraquíes deben abandonar los territorios invadidos.
3. Los 100.000 iraquíes enviados a Irán por ser descendientes de iranies deben regresar a Irak.
4. Irak debe ser castigado por un Comité Internacional de la ONU, a fin de que "no vuelva a agredir a ningún otro país".