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Llegada de Barack Obama tras su gira de ocho días en Europa y su visita de cinco horas en Irak. | Foto: AP Photo/Charles Dharapak

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Obama: regreso con gloria

A juzgar por el recibimiento del tipo estrella pop que tuvo en las capitales que visitó, la primera gira europea del presidente Barack Obama parece haber sido un éxito de imagen para él y su país. Pero el renglón de los logros políticos el balance parece ser menos claro

Alianza BBC
8 de abril de 2009

"Quiero que sepan que yo estoy personalmente dedicado a abrir un nuevo capítulo en el compromiso de los EE.UU.", dijo el martes Obama al abrir un encuentro con estudiantes en Estambul, Turquía, poco antes de hacer una sorpresiva visita a Irak.

Esas palabras de Obama resumen el valor que la Casa Blanca dio a este primer viaje europeo del presidente, su estreno en las grandes ligas de la diplomacia.

En Washington parecen conscientes que algunas posiciones del pasado gobierno republicano -particularmente la invasión de Irak en 2003- enajenaron la simpatía con la que contaba el país después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y complicaron su relación con el resto del mundo.

Por eso la nueva diplomacia estadounidense dice estar comprometida a "cambiar el tono" y dejar atrás las actitudes unilaterales en política exterior que han aislado al país.

Pero como un viaje presidencial no es sólo un ejercicio de simpatía personal o un esfuerzo de relaciones públicas, a la hora de hacer el balance muchos buscan logros concretos para evaluar el éxito del trabajo realizado.

Gira exitosa
 
"Desde la perspectiva presidencial creo que fue una gira muy exitosa", aseguró a BBC Mundo, James Goldgeier, experto en asuntos europeos del Consejo de Relaciones Exteriores, un centro de estudios de Washington.

Según Goldgeier, vender a los aliados europeos de que el gobierno Obama está cambiando la manera de hacer diplomacia "es algo en lo que ha estado trabajando desde su primer día".

"Su presidencia marca una clara ruptura con la atmósfera que existía con el gobierno anterior", afirmó Goldgeier quien reconoce que, aunque hay temas más profundos que necesitarán un trabajo a más largo plazo, su solución se verá favorecida por este "cambio de tono".

"Hay un mayor esfuerzo por alcanzar un mutuo respeto en las relaciones. El tono es muy diferente, aunque substancialmente prevalezcan algunas diferencias, como el caso de Rusia (...) o con Francia y Alemania sobre el manejo de la crisis económica", afirmó.

Algunos consideran que esas diferencias no podrían anotarse como un fracaso del viaje. En medios diplomáticos en Washington muchos estiman que, conciente de los problemas con sus aliados, la Casa Blanca redujo preventivamente las expectativas sobre lo que podría lograrse en la gira y se concentró en "vender" el mensaje de diálogo.

Sin sustancia

Pero al concentrarse "en el terreno de las presentaciones" la gira habría "carecido de sustancia", dijo a BBC Mundo Reginald Dale, del Programa Europa del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un centro de estudios de Washington.

"Su mayor discurso sobre política internacional, en Praga, no tuvo mucho contenido, salvo el llamado a construir un mundo libre de armas nucleares, que es irrelevante, imposible y hasta quizá no una buena idea" afirmó Dale.

Por eso Dale considera que, más allá de su venta como personaje simpático y accesible, Obama obtuvo pocos logros durante su gira.

"No logró el compromiso de los aliados europeos para reforzar la presencia militar en Afganistán, pero eso es un trabajo de más largo alcance. Aunque creo que el presidente sabría que no iba a obtenerlo en una semana".

Siguiendo con ese inventario, Obama tampoco logró convencer al G-20 de la necesidad de aumentar los planes de estímulo para recuperar la economía mundial. O reaccionar más contundentemente al lanzamiento de misiles de Corea del Norte.

Para James Goldgeier, Obama "sabía que eso iba a pasar. Son cosas de largo alcance, pero con los encuentros que tuvo creo que debe sentirse satisfecho con lo que obtuvo".
Amigo narcisista
 
Sin embargo, Reginald Dale considera que un presidente estadounidense no puede "ir por el mundo diciendo que quiere ser amigo de todo el mundo".

"Aunque el presidente de los EE.UU. haya cambiado, el mundo no lo ha hecho y hay gente que no va a dejarse impresionar por un simple cambio de tono en el discurso", expresó Dale, quien ve un elemento narcisista en la agenda diplomática de Obama, comparable a la del ex presidente Bill Clinton.

"Este tipo de líderes creen que ellos por si solos son tan talentosos que lo único que hace falta para arreglar los problemas del mundo es que ellos se sienten a hablar con la gente adecuada", dijo Dale.

Pese a esas críticas Dale considera importante el "cambio de tono" que usa la Casa Blanca para hablar con los aliados, pero lo ve insuficiente y potencialmente dañino para el liderazgo estadounidense.

"Creo que Obama tiene una personalidad que le permite a él por si sólo ser capaz de cambiar a una dinámica política diferente y eso termina generando cambios en la atmósfera", consideró Goldgeier, para quien estos viajes son "sólo un comienzo".

De hecho la "temporada de ventas" de la nueva diplomacia estadounidense no ha terminado. Seguirá la semana próxima cuando Obama tenga que presentarla en su propio patio durante la 5ta Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago.

Allí Obama tendrá que poner en acción todo ese encanto personal que derrochó en Europa para si bien no ganarse, al menos neutralizar, a algunos de los líderes más críticos de la manera estadounidense de hacer política -Hugo Chávez, Evo Morales, Daniel Ortega- con quienes se topará también por primera vez.