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ODISEA EN EL ESPACIO

Falla humana y razones políticas: posibles causas de la crisis de una misión que pudo terminar en tragedia.

10 de octubre de 1988

En estos días, el chiste de moda en el parque Gorki es que para un cosmonauta ruso, lo único peor que quedarse indefinidamente en el espacio, sin comida ni oxígeno, es tener que descender sobre territorio chino. El gracejo, muy tipico del espiritu ruso, pareció compensar la tensión que se vivió en Moscú y el resto de la Unión Soviética durante las 24 horas que duró la crisis de la Soyuz TM-5, cuando una falla en los sistemas de reingreso a la atmósfera tuvo a sus dos tripulantes sin poder regresar a la Tierra y en peligro de perecer por el agotamiento de sus sistemas de supervivencia.

La misión, tripulada por un experimentado cosmonauta de 47 años, el coronel Vladimir Lyakhov y su copiloto, el capitán afgano Abdul Ahad Mohmand, era una operación relativamente rutinaria, destinada a llevar un medico a la estación espacial MIR, donde se encuentran varios cosmonautas desde hace 8 meses.

La serie de complicaciones comenzó cuando los cosmonautas se dispusieron a regresar, luego de dejar al médico en el MIR. Ya se habían separado del compartimento de vivienda, que contiene todos los aparatos necesarios para su reacople con la estación espacial y, por lo tanto, ya no tenían modo de volver. La Soyuz TM-5 es un vehículo usado principalmente para misiones de taxi espacial, en vuelos cortos, pero no está preparada para permanecer por temporadas largas en el espacio. Un sensor infrarrojo, que mide el calor proveniente de la Tierra para orientar el aparato, se confundió por la presencia de rayos solares e informó a las computadoras de a bordo que el aparato estaba incorrectamente colocado, por lo que el encendido del motor de desaceleración, indispensable para regresar a tierra, quedó suspendido. Como si fuera poco, un segundo sensor también falló, y para cuando los tripulantes habían entendido y superado la falla, ya se habían pasado de la trayectoria necesaria para descender en el sitio previsto, en Kazakhstán.

Tres horas más tarde, en el segundo intento, los espectadores más tranquilos resultaron con los pelos de punta. El motor, que debia haberse encendido durante 230 segundos, lo hizo solamente durante 6 porque, según parece, los datos de las computadoras no habian sido chequeados y reordenados luego de la primera falla. Por eso los cosmonautas tuvieron que-apagarlo manualmente para evitar descender sobre la China.

Lo cierto es que el vuelo de regreso, programado para sólo un par de horas, tuvo a la pareja de cosmonautas en el espacio durante más de 24, en una nave que carecía de facilidades sanitarias y de supervivencia. El reingreso se hizo, finalmente, mediante los procedimientos automáticos que inicialmente habían fallado, sin que los cosmonautas hicieran uso de los controles manuales. Según los análisis hechos en Occidente, el sistema manual requiere la luz del día para navegar y aterrizar, en un proceso que toma 45 minutos, que es el tiempo en que la cápsula está en condiciones de luz, en cada circunvalación alrededor de la Tierra, que dura hora y media. Por eso, para manejar el descenso "de día", hubiera sido necesario comenzar el proceso al amanecer, para aterrizar al anochecer. Debido a la trayectoria orbital que seguía, un descenso de esas características hubiera sido imposible en los dos días siguientes.

Superado el incidente, comenzaron a ventilarse las explicaciones sobre lo sucedido y salieron a flote algunas versiones según las cuales podría haberse presentado un error grave del comandante Lyakhov. Un funcionario del centro de control de vuelos, Viktor Blagov, dijo que durante el segundo intento de reingreso, Lyakhov no siguió los procedimientos correctos y empeoró los problemas de los equipos.

Entre tanto, se abria paso otra versión de visos políticos. Según James Oberg, experto norteamericano, las fallas pudieron haberse producido a causa de la época del año en que se realizó la misión. Según Oberg, el vuelo afgano-soviético estaba previsto para julio del año entrante, pero se adelantó para poner al primer afgano en orbita antes de que se completara el retiro de las tropas soviéticas de ese país.

En esas condiciones, el momento adecuado para el lanzamiento y el reingreso era temprano en la mañana, una hora desacostumbrada tanto para los cosmonautas como para el equipo. De allí que las condiciones fueran las perfectas para que se presentara el dramático concatenamiento de problemas. Lo que también resultó dramático fue el contraste entre la actitud de los medios de comunicación soviéticos con la que hubiera sido su politica en la era anterior a Gorbachov. Las informaciones fueron detalladas y completas, aun en los peores momentos de la crisis. La trasparencia, por lo visto, ya llegó también al espacio exterior.--