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La resolución de la ONU fue impulsada por Estados Unidos, por eso el gobierno de Kim Jong-Un prometió que este país "pagará el precio".

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Corea del Norte amenaza con infligir el "mayor dolor" a EE. UU. por sanciones de la ONU

Tras el último ensayo nuclear del país asiático el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó nuevas sanciones que prohíben las exportaciones textiles y restringen su suministro en petróleo y gas.

12 de septiembre de 2017

Corea del Norte denunció el martes las "despiadadas" sanciones impuestas a instancias de Washington por el Consejo de Seguridad de la ONU tras su último ensayo nuclear y amenazó con infligir el "mayor dolor" a Estados Unidos. Esto debido a que por unanimidad prohibieron las exportaciones textiles y restringieron su suministro en petróleo y gas.

"Las próximas medidas de la RPDC (República Popular Democrática de Corea, el nombre oficial de Corea del Norte) infligirán a Estados Unidos el mayor dolor que jamás hayan conocido en su historia" declaró el embajador norcoreano Tae Song Han ante la conferencia de desarme en Ginebra.

El órgano de Naciones Unidas avaló la resolución -impulsada por Estados Unidos- con el apoyo de China y Rusia, un mes después de adoptar otra que vetaba las exportaciones norcoreanas de carbón, hierro y marisco tras el lanzamiento a mediados de agosto de un misil de medio alcance que sobrevoló Japón.

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Estados Unidos tuvo que sacar de su propuesta ciertas medidas para lograr el aval de Pekín y Moscú, como un embargo total petrolero o el congelamiento de los bienes del líder norcoreano, Kim Jong-Un.

"No buscamos una guerra", aseguró la embajadora estadounidense Nikki Haley tras la votación. Seúl saludó la decisión, calificando la resolución como una "severa advertencia" contra Pyongyang, mientras que el primer ministro japonés "apreció altamente" el texto que muestra que la "comunidad internacional debe acentuar la presión sobre Corea del Norte a un nuevo nivel y sin precedentes" para que "cambie su política".

La resolución prohíbe las exportaciones textiles, envíos de gas natural y limita las entregas de productos derivados de petróleo refinado.

Asimismo, restringe a los países miembro de Naciones Unidas conceder nuevos permisos de trabajo a ciudadanos norcoreanos. Unos 93.000 connacionales trabajan en el extranjero, convirtiéndose en una importante fuente de ingresos para financiar el programa de armamento de Pyongyang, según una fuente estadounidense.

Por otro lado, habilita a inspeccionar embarcaciones sospechosas de transportar a Corea del Norte cargas afectadas por las sanciones, aunque con la autorización del país bajo cuya bandera estén registrados.

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El proyecto de resolución inicial permitía examinarlos por la fuerza.

Estados Unidos, Reino Unido, Francia e Italia, entre otros países, coincidieron en que la nueva resolución es "muy sólida", equilibrada" y manifiesta la "unidad" y "determinación" de la institución internacional para abordar el problema.

En busca de la estabilidad duradera

Con este nuevo paquete de sanciones --el octavo desde 2006--, la ONU quiere presionar a Corea del Norte para que negocie su programa de armamento, que considera amenaza la estabilidad mundial.

La resolución limita la entrega de productos derivados del petróleo a 500.000 barriles durante tres meses a partir del 1 de octubre y a dos millones de barriles a partir del 1 de enero de 2018 durante 12 meses.

Eso significará un recorte del 10% de estos productos, según el Departamento de Energía de Estados Unidos, que calcula que Corea del Norte importa unos 2,2 millones de barriles al año.

El régimen importa gasolina y diésel principalmente de China, vitales para garantizar el funcionamiento de los sectores agrícola, militar y de transporte.

Pekín -el aliado más importante de Pyongyang- se negó a avalar al embargo total petrolero que proponía Washington, al temer que haría añicos la economía norcoreana.

La resolución establece que Corea del Norte seguirá recibiendo los cuatro millones de barriles de crudo anuales procedentes de China.

La sanción sobre las exportaciones textiles privará al régimen de unos 726 millones de dólares al año, según una fuente estadounidense.

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El documento manifiesta de todas formas las preocupaciones de las autoridades rusas y chinas, que apoyan el diálogo, y subraya la necesidad de "garantizar una estabilidad duradera en el noreste de Asia" y "resolver la situación a través de canales pacíficos, diplomáticos y políticos".

Moscú y Pekín impulsan el establecimiento de negociaciones con Pyongyang, pero su propuesta de detener las pruebas nucleares y lanzamientos de misiles a cambio de la suspensión de los ejercicios militares conjuntos entre Washington y Seúl fue rechazada por Estados Unidos.

La Casa Blanca ha asegurado que la acción militar es una de sus opciones para abordar la crisis norcoreana y ha amenazado con cortar sus lazos económicos con los países que siguen comercializando con Corea del Norte -el 90% de su comercio exterior es con China-.

El régimen de Kim avisó el lunes por la mañana que no aceptará ningún castigo por sus programas nuclear y balístico. Alega que son vitales para garantizar su seguridad ante la amenaza que supone Estados Unidos.

El Ministerio de Exteriores prometió, según un comunicado difundido por la agenda estatal KCNA, que "Estados Unidos pagará el precio" si se aprobaba una nueva "resolución ilegal".

Algunos expertos se mostraron escépticos sobre la efectividad de las medidas adoptadas, recordando que las anteriores sanciones no impidieron que los programas nuclear y balístico norcoreanos avanzaran significativamente.

"No es suficiente para hacer daño", estimó Go Myong-Hyun, del Instituto de Estudios Políticos.

Según Kim Hyun-Wook, profesor de la Academia diplomática nacional de Corea, "las sanciones dan a Pyongyang una excusa para multiplicar las provocaciones, como el lanzamiento de un misil intercontinental".