Home

Mundo

Artículo

Francisco aludió al terrorismo, al drama migratorio y a las guerras que dejan inocentes muertos. | Foto: FILIPPO MONTEFORTE / AFP

RELIGIÓN

“Fundamentalismo y terrorismo profanan el nombre de Dios”: Francisco

En una jornada del viacrucis realizada bajo esquemas extremos de seguridad, el papa clamó contra el terrorismo y evocó el drama migratorio que vive Europa.

25 de marzo de 2016

Tres días después de los macabros atentados en Bruselas que volvieron a sumir a Europa en el terror, el papa Francisco oficializó el rito del viacrucis bajo un manto de luto y absolución.

El Coliseo Romano, protegido por un esquema de vasto seguridad, fue el escenario en el que el máximo líder de la iglesia Católica, sumido en un profundo recogimiento, recordó las atrocidades que padece el mundo e hizo un llamado a resolver cuanto antes los conflictos que la humanidad misma se ha buscado padecer.

Francisco aludió al terrorismo, al drama migratorio, a las guerras que dejan inocentes muertos; pero también a los corruptos, a los inmorales avariciosos y a los egoístas que pretenden enriquecerse haciendo empobrecer al planeta.

En primer lugar, el papa recordó a los cristianos "asesinados, quemados vivos, degollados y decapitados por las bárbaras espadas y el silencio infame”, y también el “rostro de los niños, de las mujeres y de las personas extenuadas y amedrentadas que huyen de las guerras".

Las dolorosas palabras del papa estuvo precedido de una atmósfera de duelo, enclavada en los hechos que sucedieron a unos 1.500 km. de Roma. Unos atentados que dejaron 31 muertos y un centenar de heridos, de los cuales el catolicismo no ocultó su repudio.

El predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, antecedió las palabras del papa con una reflexión soportada en la palabra divina: “el odio y la brutalidad de los ataques terroristas de esta semana en Bruselas nos ayudan a entender el poder divino de las últimas palabras de Cristo: ‘Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen‘”, dijo.

En la noche fría, Francisco recitó ante miles de personas oraciones con una fuerte carga en contra  el terrorismo. “Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los fundamentalismos y en el terrorismo de los seguidores de cierta religión que profanan el nombre de Dios y lo utilizan para justificar su inaudita violencia”, fue una de sus plegarias.

Pero no solo los ataques terroristas ocuparon su discurso. La crisis migratoria, un flagelo por el que papa ha orado incansablemente, también estuvo presente en las reflexiones de este viacrucis. “Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en nuestro mediterráneo y en el Mar Egeo convertidos en un insaciable cementerio, imagen de nuestra conciencia insensible y anestesiada”.

Francisco clamó contra "los ladrones y corruptos que en vez de salvaguardar el bien común y la ética se venden en el miserable mercado de la inmoralidad" y contra los "destructores de nuestra ‘casa común‘, que con egoísmo arruinan el futuro de las generaciones futuras".

Pero también oró por las buenas causas del mundo. Por los “ministros fieles y humildes que alumbran la oscuridad de nuestra vida, como candelas que se consumen gratuitamente para iluminar la vida de los últimos”. Y por las “las religiosas y consagrados -los buenos samaritanos- que lo dejan todo para vendar, en el silencio evangélico, las llagas de la pobreza y de la injusticia”.

Un viacrucis bajo la amenaza terrorista

El título de este viacrucos fue "Dios es misericordia", en alusión al Año Santo Extraordinario en curso, y como es tradición, tuvo como escenario de excepción el Coliseo romano, iluminado con velas y que envolvió a la ceremonia en una atmósfera solemne.

Este rito narra el calvario de Jesús de Nazaret, desde su condena a muerte hasta su sepulcro, y lo hace mediante catorce estaciones en las que la cruz va pasando de mano en mano mientras dos narradores leen pasajes del Evangelio y unas meditaciones, que este año fueron encargadas al arzobispo de Perugia, Gualtiero Bassetti.

El también cardenal subrayó los paralelismos entre las penurias que sufrió Cristo con las que padece actualmente la humanidad y, por esa razón, recordó a los inmigrantes que mueren en el mar, a los niños esclavizados, a los inocentes que perecen en las guerras o a las víctimas de toda clase de persecución.

De este modo la cruz fue pasando entre las personas seleccionadas para transportarla: gente procedente de zonas de conflicto como Siria, enfermos, una familia e inmigrantes de distintas nacionalidades, como Bolivia, Ecuador, México o Paraguay.

Para este año, las autoridades romanas han establecido un imponente protocolo de seguridad, debido a la amenaza terrorista en Europa, y los miles de fieles que asistieron al rito del viacrucis fueron registrados y sometidos al detector de metales.

La parada de suburbano del Coliseo fue clausurada horas antes, así como el sitio arqueológico de los Foros Romanos, y las calles adyacentes a la zona fueron cortadas al tráfico, desviando todas las rutas de transporte urbano que pasaban por ahí.

Con información de EFE.