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Pasos en falso

El ataque diplomático de Estados Unidos a Irán podría radicalizar a una nación clave en la lucha antiterrorista.

19 de febrero de 2002

Parecia un carnaval del odio. El aniversario de la revolución islámica en Teherán y otras ciudades iraníes suele despertar sentimientos antiestadounidenses. Después de todo se celebra la caída de una monarquía apoyada por la potencia occidental. Pero este año el repudio fue más generalizado que nunca. Muñecos que representaban al tío Sam en minifalda y otras caricaturas de personajes estadounidenses recorrieron las calles. Miles de iraníes exhibieron eslóganes que rezaban “Abajo Estados Unidos” y “Norteamérica no puede hacer nada”. También quemaron banderas en hogueras improvisadas en la calle.

Tanta indignación fue una respuesta a las recientes puyas que Washington, dentro de su campaña contra el terrorismo internacional, ha tenido contra Irán. Las más graves se lanzaron el mes pasado. Primero el presidente George W. Bush dijo en su discurso del Estado de la Unión que Irán, junto con Irak y Corea del Norte, forman un “eje del mal” que patrocina el terrorismo. Luego el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, aseguró que Irán hospeda a los terroristas de Al Qaeda que huyen de Afganistán. Estados Unidos e Israel también acusan a Irán de construir armas de destrucción masiva y de proveer el embarque de éstas para terroristas palestinos, interceptado recientemente por las autoridades israelíes. El moderado presidente iraní, Mohammed Khatami, negó estas acusaciones y llamó a sus conciudadanos a protestar. Para la mayoría de iraníes es claro que Bush se dejó influenciar por su aliado Israel. ¿Cómo es que Estados Unidos ve a Irán como una amenaza y no así a Israel y Pakistán que tienen arsenales nucleares?, se preguntan.

Condenar a Irán como si se tratara de otro régimen fundamentalista Talibán desconoce además los esfuerzos de los sectores reformistas iraníes por moderar el discurso de las autoridades religiosas tradicionalmente más conservadoras. Desde hace una década Irán comenzó una nueva era de transformación marcada por el triunfo de los liberales en las elecciones parlamentarias de 2000 después de un largo reinado de la élite conservadora. El presidente Khatami ha incrementado las libertades políticas y ha luchado por mejorar las relaciones del país con el resto del mundo. Y desde que Estados Unidos declaró su guerra contra el terrorismo Irán ha desempeñado un importante papel de mediador con la Alianza del Norte para construir un nuevo gobierno. Más aún, recientes reportes muestran que las autoridades iraníes han arrestado a más de 25 miembros de Al Qaeda que atravesaban ilegalmente la frontera.

Sin embargo Washington se mantiene en su idea del ‘eje del mal’ aun cuando esta puede devolverse en su contra. El gobierno de Irán ya advirtió que la política de Washington podría comenzar a debilitar el apoyo global a la campaña contra el terrorismo. Pero más allá de esto la retórica de Bush puede tener implicaciones muy graves en el largo plazo. En vez de apoyar a un presidente que está tratando de abrir el país al mundo, a pesar de una fuerte oposición interna por parte de los clérigos más conservadores, Bush está haciéndole las cosas más difíciles. Con ello se corre el riesgo de que los sectores más fundamentalistas de Irán ganen terreno, tal como sucedió en Afganistán con la milicia Talibán.