Home

Mundo

Artículo

PELOTON COMPACTO

New Hampshire tampoco definió quienes serán los candidatos a la Presidencia de Estados Unidos.

21 de marzo de 1988


El cedazo acabó teniendo los huecos muy grandes. Ya cuando se esperaba que después de la primaria de New Hampshire se clarificará quién es quién dentro de los pre-candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, los resultados de las elecciones estatales del pasado martes indicaron que todavía no hay nada definido.

Ese fue el veredicto dado por New Hampshire, un pequeño territorio que es-o era- considerado clave por los analistas políticos.

Si esa lógica se aplicara de nuevo los 2 vencedores de la semana pasada -Michael Dukakis por los demócratas y George Bush por los republicanos-serían los llamados a disputarse la sucesión de Ronald Reagan en las elecciones del próximo noviembre. La cosa, sin embargo, no es tan sencilla.

La confusión reina por igual en cada partido. En el bando republicano, hay 3 nombres con opción: el vicepresidente Bush, el senador Robert Dole y el predicador Pat Robertson.

Tal como están las cosas la pelea verdadera se plantea entre Bush y Dole. Hace un par de semanas en Iowa, el senador de Kansas dio la sorpresa al batir al vicepresidente estruendosamente. Ese éxito inesperado hizo que muchas personas apostaran que Dole iba a sepultar a Bush en New Hampshire. No obstante, en contra de todos los pronósticos el segundo del gobierno se llevó un 37% de los votos, 9 puntos más que Dole. Horas antes de los comicios, la reputada firma Gallup había dicho que Bush iba a recibir 27% de los votos frente a 35% de Dole.

La "resurrección" habría sido explicada por una serie de comerciales de televisión en los cuales se ponía en evidencia las contradicciones entre lo que dice Dole como candidato y lo que ha hecho como senador. Esa táctica irritó mucho al político de Kansas e indicó que el tono de las próximas semanas va a ser muy ácido.

La creciente animosidad entre Bush y Dole puede acabar beneficiando a Pat Robertson el pastor evanvelista que asegura que logró desviar un huracán con sus oraciones y que curaba las hemorroides por televisión. Considerado inicialmente como un sujeto pintoresco, Robertson está empezando a ser mirado en serio, pues tiene una organización muy eficiente y le llega a muchas personas con sus ideas conservadoras, que se asemejan a las de Ronald Reagan antes de ser presidente.

Que entre el diablo...

La posibilidad de que no haya un ganador claro se extiende también al campo demócrata.

Por ahora, la camiseta de líder le corresponde al gobernador de Massachusetts, Michael Dukakis, quien triunfó en New Hampshire al llevarse un 37% de los votos, casi el doble más que Richard Gephardt, quien quedó segundo. Esa amplia victoria, sin embargo, no dejó nada definido. Dukakis era amplio favorito en un Estado que lee la prensa y ve la televisión de Massachusetts, donde el respaldo al gobernador es prácticamente unánime.

Con esa consideración en mente Dukakis tiene que probar en las próximas semanas que su popularidad se extiende al resto de la nación.

El problema, no obstante, radica en que sus adversarios no están quietos. Gephardt, por ejemplo, está probando tener mucho más vuelo del que se pensaba y su retórica populista sobre el comercio internacional (le ha echado el agua sucia de los males a los coreanos y a los japoneses) le ha ganado adeptos entre la población trabajadora.

Adicionalmente, está el caso de Albert Gore, a quien no le fue muy bien en el Norte, pero que ha venido trabajando el Sur desde hace meses. Ese respaldo sureño se debe notar también en el caso de Jesse Jackson, el predicador neyro que ha demostrado contar con un apoyo impresionante.

Todos esos hechos demuestran que tampoco entre los demócratas hay nada decidido. Lo único que se ha definido es quiénes son los que no tienen posibilidades. La semana pasada un sonriente Bruce Babbitt, quien era para muchos observadores el mejor calificado del grupo, le dijo adios a la prueba.

Ese camino debería ser seguido pronto por Paul Simon, quien después de 2 terceros lugares en Iowa y New Hampshire se encuentra muy endeudado y sin buena organización en los estados del Sur. En cambio, uno que no se resigna es Gary Hart, quien a pesar de haber obtenido el 4% de los votos la semana pasada desea salir adelante. La terquedad de Hart quien hace un año era el favorito indiscutible, es sorprendente y no deja de darle un aura triste a un candidato que naufragó debido a las revelaciones sobre su vida personal.

La super prueba
La obstinación demostrada por Hart debería terminarse el próximo 8 de marzo si, tal como se espera, no gana en ningún Estado. Esa fecha es también la hora de la verdad para Kemp, entre los republicanos, y Gore dentro de los demócratas. Dada la vastedad de los territorios donde habrá votación, la ventaja es ahora de quien más dinero tenga para pasar anuncios por la televisión.

Si la lógica se impone, ningún nombre debe salir claramente beneficiado en el super martes. En el bando republicano se cree que Bush, Dole y Robertson se van a repartir los delegados. En el demócrata los favoritos son Dukakis, Gephardt, Jackson y, eventualmente, Gore.

En el caso más extremo, puede suceder que ambos partidos lleguen a sus respectivas convenciones sin un ganador claro. En ese caso el nominado puede ser aquel que aplique de la mejor manera posible tácticas "manzanillistas" para sumar votos a su favor. Algunos democratas incluso hablan de decidirse por personajes como el gobernador del Estado de Nueva York, Mario Cuomo, en caso de que ninguno de los actuales candidatos aparezca como triunfador.

Todas esas especulaciones se seguirán haciendo hasta que el super martes defina quién sigue y quién no.

Es ese el hecho que lleva a muchos a pensar que en los próximos meses la incertidumbre seguirá, mientras que el nivel de los ataques personales alcanza límites insospechados. Por el momento la carrera se plantea larga, dura y antipática. Si eso sirve de precedente a la campaña presidencial que comenzará en agosto, se puede decir que al ganador final su estadía en la Casa Blanca le va a parecer una merecida temporada de vacaciones.