Home

Mundo

Artículo

PERSEGUIDO A PERSEGUIDOR

El nombramiento del presidente de Guatemala parece ser un sorprendente golpe a los militares.

12 de julio de 1993

En la madrugada del domingo 6 de junio, el Congreso Nacional de Guatemala estaba en un atolladero. El intento fallido del vicepresidente Gustavo Espina Salguero por ocupar el cargo del destituido Jorge Serrano Elías, había dado lugar a una reunión para designar a un sustituto, pero esta se encontraba en un impase. El candidato mayoritario Ramiro de León Carpio no alacanzaba las dos terceras partes frente al otro aspirante, Arturo Herbruger, y los diputados no se atrevian a apoyar a de León por temor a la reacción de los militares, quienes no tenían por que gustar de él. De pronto, todo se resolvio por teléfono. Primero se recibió una llamada de Herburger, quien anunció el retiro de su nombre, y luego un oficial no identificado llamó para informar que las Fuerzas Armadas no se opondrian a la elección del entonces Procurador de Derechos Humanos.
Eso acabo de allanarle a éste el camino a la presidencia. El nombre de Ramiro de León Carpio había empezado a considerarse como resultado de varias reuniones de la instancia nacional de consenso, una agrupación de empresarios, líderes sindicales, dirigentes indígenas y representantes de partidos políticos que dirigió la sorprendente reacción de la sociedad civil contra la preeminencia tradicional de los militares. De León resultaba, por otra parte, la figura de enorme prestigio que se requería para devolverle al país su credibilidad internacional.
Presidente de la Asamblea Constituyente que en 1985 consolidó la democratización del país y candidato a la vicepresidencia en 1886 por parte de la Unión de Centro Nacional, la imagen política de Ramiro de León adquirió aún mayor estatura desde su primer nombramiento en 1988 como Procurador de Derechos Humanos. Desde esa posición se enfrentó a los escuadrones de la muerte, que muchos atribuyen a los militares y se convirtió en un crítico constante de éstos, a quienes acusó de encubrir la mayor parte de las violaciones a los derechos humanos que ocurren en el país. Sus actividades lo llevaron a ser declarado "Hombre del año" de 1992 por el diario Prensa Libre, el de mayor circulación nacional.
La destitución del ministro de Defensa, general José Domingo García Samayoa, pareció confirmar la victoria civil sobre los militares, pero algunos señalaron que esa era una movida de maquillaje, pues García debía pasar a retiro obligatorio al cumplir 30 años en el ejército en Julio. A esa sensación contribuyó el nombramiento en su lugar del general Roberto Peruccina, considerado un exponente de la línea dura del ejército. Eso indica de que León ya comenzó a moderar su postura ante el Ejército, porque sabe que el éxito de su gestión depende en último de la voluntad de los uniformados. Estos trataron de capturarle en las dos horas siguientes del autogolpe de Serrano y ahora le tienen como su comandante en jefe.

SIN MAS VUELTAS
El virtual presidente electo de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, había ya ganado unas elecciones generales en 1989, pero no consiguió la presidencia al no alcanzar la mitad más uno requerida para ganar directamente, fue derrotado en el Congreso por el tercero en votos, Jaime Paz Zamora.
Esta vez Sánchez Lozada tampoco obtuvo el margen necesario, pero no tuvo que dar la batalla parlamentaria, porque el segundo de la contienda, el general Hugo Banzer Suárez, anunció su retiro. Graduado en Filosofía y Letras de la Universidad de Chicago, Sánchez es llamado popularmente "el gringo" por el persistente acento inglés que le quedó después de vivir hasta los 20 años en Estados Unidos, debido al exilio político de su padre. Las elecciones marcaron el final de la carrera política de Banzer, quien no logró su sueño de ser presidente constitucional para opacar el recuerdo histórico de la dictadura que ejerció entre 1971 y 1978.-