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PICAR EN PUNTA

Tras una semana plagada de sobresaltos, Jospin se perfila como nuevo favorito en Francia.

27 de marzo de 1995

LA POLITICA FRANCESA, que atravesaba por una calma chicha por la ventaja de que disponía el primer ministro Edouard Balladur en la carrera por la presidencia, entró en aguas tormentosas ante dos hechos que pusieron en duda su hasta ahora segura elección en las elecciones del 22 de abril.
El primero es la sorprendente respuesta que ha tenido en el electorado la nueva postura izquierdizante y populista de Jacques Chirac, ex primer ministro gaullista como Balladur y quien hasta ahora era un connotado ultraconservador. La segunda, el escándalo al estilo de Watergate por el cual la Policía Judicial estaba interceptando los teléfonos de un pariente del juez Eric Halphen, quien investiga la financiación del Partido Asamblea para la República (RPR, por sus siglas en francés).
Una y otra cosa pusieron sorprendentemente a las puertas del Elíseo al socialista Lionel Jospin, quien capitaliza calladamente en las encuestas el desprestigio de Balladur y las veleidades de Chirac. Jospin era un candidato comodín, llamado apresuradamente para llenar el vacío dejado por la negativa de Michel Delors, el ex secretario General de la Comunidad Europea.
En medio de la alharaca por la expulsión de varios agentes norteamericanos acusados de espiar a sus aliados franceses, al final de la semana Jospin se perfilaba como un verdadero palo para las elecciones francesas.-