Política en la cancha

Al minuto 41 del primer tiempo entre Serbia y Albania, un partido de las eliminatorias para la Eurocopa Francia 2016, sucedió algo increíble: un dron que llevaba una bandera nacionalista albanesa sobrevoló el terreno del Partizan de Belgrado, lo que provocó la suspensión del juego. Un futbolista serbio tomó la bandera cuando el dron aterrizaba, acto que ofendió a los albaneses quienes armaron una riña con sus rivales. Lo peor llegó cuando los  ultras serbios entraron a la cancha enfurecidos para agredir a los jugadores albaneses, que abandonaron la cancha mientras les lanzaban bengalas y objetos contundentes. Pero el incidente no se quedó ahí, el tema se volvió diplomático, y el hermano del primer ministro de Albania fue acusado de manipular el dron desde las gradas del estadio. Este episodio pone en entredicho la difícil relación entre esos dos países balcánicos, que estaban adelantando un complicado proceso de acercamientos y conciliaciones. Los terrenos de juego no dejan de ser un escenario simbólico para las  reivindicaciones nacionalistas y políticas, un fenómeno común en Europa y en particular en Los Balcanes.