¿POR QUE SE VA BEGIN?
El cambio de gobierno no significará una nueva orientación política del país
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La resolución de Menahem Begin de renunciar al poder del 28 de agosto--mantenida a pesar de múltiples llamamientos para disuadirlo hechos por diputados y ministros de la coalición gubernamental--no sorprendió a los observadores. El había afirmado hace dos años su determinación de retirarse de la vida pública cuando cumpliera 70 años, aniversario que fue celebrado hace algunas semanas .
Sin embargo, varios acontecimientos habrían contribuido a fomentar el estado de lasitud física y moral observado durante los últimos meses de su gobierno: su salud deficiente agravada por la fractura del cuello del fémur, en noviembre de 1981, la muerte de su esposa y de su mejor amigo y confidente, el ministro Simha Erlich, el informe sobre la matanza de Sabra y Chatila, y en fin, las consecuencias negativas para Israel de la invasión del Líbano, en junio del año pasado.
Con todo, los observadores enropeos se preguntan si esta decisión no correspondería, más bien, a la imposibilidad del primer ministro de soportar la incoherencia de su propio partido y el chantaje practicado por sus aliados, los pequeños partidos Tami, el PNR y el Agudat Israel, gracias a los cuales la coalición Likud conserva una escasa mayoría en el Knesseu. Fuera de eso se le habían acumulado otros problemas: el caos de la situación económica, la acumulación de bajas israelíes en el Líbano, las presiones de Estados Unidos para prorrogar la permanencia judía en aquel país y, finalmente, la insistencia de Reagan para que se reinicien las negociaciones sobre los territorios ocupados en 1967. He ahí los elementos claves para explicarse la renuncia de Begin.
Yitzhak Shamir, ministro de Relaciones Exteriores, fue encargado por el primer ministro saliente de formar nuevo gobierno, convirtiéndose así en el más seguro sucesor de Begin. Si embargo, a mediados de la semana pasada Shamir aún no lograba conformar un gabinete, dado que alguno sectores del Likud habían accedido conversar con los laboristas de Shimo Pérez. Estos últimos tienen el mayo número de diputados en el Knesset, pero una inversión de alianzas por parte de los partidos pequeños parece, por ahora, difícilmente imaginable.
Begin nació en Brest Litovsk, (hoy URS) en 1913. De su infancia conserva, confesó, un duro recuerdo: haber visto golpear salvajemente a su padre por soldados polacos, simplemente por haber defendido a un rabino. Graduado en derecho en la Universidad de Varsovia cuando tenía 22 años, Begin prefiere dedicarse por entero a la política en la cual se había iniciado seis años antes en el movimiento de la juventud del partido sionista, de extrema derecha.
Más tarde, cuando Hitler invade a Polonia, Begin se refugia en la zona soviética en donde fue condenado a ocho años de cárcel por sus actividades sionistas. Entretanto, su familia fue exterminada por los nazis.
Liberado en 1941 gracias a un acuerdo con el gobierno polaco, Menahem Begin entra en el ejército inglés. Pero en 19431O abandona para convertirse en comandante supremo de la organización terrorista Irgun Zvai Leumi.
¿Su fin? Fundar un Estado judío en la "tierra de sus antepasados" .
En cuatro años, unas 200 operaciones terroristas fueron registradas, la mayor parte condenadas por el jefe David Ben Gurion y el ejército clandestino de la comumidad judía.
Menahem Begin y el Irgun se opondrán, igualmente, a la resolución de la ONU de 1947 que preconiza el reparta de Palestina en dos Estados. Una judío, el otro palestino. Los terroristas de Begin no vacilarán entonces en atacar a los árabes, por todos los medios: el 9 de abril de 1948 penetraron en la ciudad de Der Yossine, al este de Jerusalén, y asesinaron 250 personas, especialmente mujeres y niños. Ante el carácter bárbaro de ese acto, los rabinos expresaron su sentimiento de "horror y náuseas".
Después de la creación del Estado de Israel, Begin sale de la clandestinidad.
Disuelve su formación militar y crea el partido "Libertad" que se sitúa a la extrema derecha del abanico político en Israel. A mediados de los años sesenta, crea el grupo parlamentario Gahal en compañía del partido liberal.
Los dos partidos representan, según los especialistas, los intereses de la burguesía israelí. En 1965, M. Begin entra al gobierno como ministro sin cartera. Su participación cesa cuando Israel acepta la resolución 242 de las Naciones Unidas.
Finalmente, después de 8 intentos, Menahem Begin ganó las elecciones de mayo de 1977 obteniendo 45 puestos en el parlamento contra 32 de los laboristas. Su llegada al poder puso fin a 29 años de supremacía política de los laboristas en Israel.
El balance de la administración de Begin puede centrase en dos puntos: en Palestina puede haber, según Begin, una sola entidad política: la judía. Por esto, el primer ministro permitió, incitó inclusive, la creación de decenas de colonias judías en los territorios árabes ocupados desde 1967.
Por la misma razón, su gobierno rechazó el plan y el acuerdo de Fez que reflejan el cambio operado por buena parte de países árabes frente a Israel.
En ellos se reconoce, implícitamente, su existencia mientras se reclama la evacuación de los territorios ocupados y la creación de un Estado palestino.
Durante los seis años de su mandato, la única concesión de M. Begin fue devolver el Sinai a Egipto a cambio de un tratado de paz.
La intrasigencia del gobierno Begin flle confirmada con la anexión, en diciembre de 1981, del Golán sirio y, en junio del año pasado, con la intervención en Líbano para desalojar a los palestinos que, desde el sur de ese país, lanzaban operaciones militares contra Israel. "Paz en Galilea" logró mediante la destrucción de una parte de Beirut y miles de víctimas, desarticular la estructura militar de la OLP y crear problemas en su seno, como lo ilustran los choques entre partidarios o no de Arafat.
"La verguenza" que se instaló desde la matanza de Sabra y Chatila, y cuenta cada día el número de muertos en Líbano (517) así como los gastos (250 millones de dólares) causados por una guerra cuyos resultados políticos son poco evidentes: Líbano no ha ratificado, en efecto, el tratado de paz firmado en mayo pasado. Las "buenas relaciones" entre Jerusalen y el Cairo ya parecen hacer parte del pasado. Las relaciones entre Israel y los Estados Unidos han conocido, bajo Menahem Begin, momentos particularmente difíciles. Tal vez, por esto, Washington disimuló apenas su alivio ante el anuncio de la partida del Primer Ministro israelí. Menahem Begin se había convertido, de hecho, en un aliado embarazoso para la administración de Reagan. El Presidente norteamericano había criticado la colonización de los territorios ocupados y defendido su plan de paz contra la estrategia militar israelí.
Nada permite pensar, sin embargo, que la política exterior de la era posbeginista será sensiblemente diferente a la practicada desde 1977. En el campo económico, el fracaso de la gestión de Menahem Begin es patente: la inflación alcanza hoy 150%, el producto nacional bruto ha bajado, por primera vez desde 1948, de 2%, la moneda ha perdido su valor (57 shekels actualmente contra 11 en 1980), y la deuda exterior es la más importante del mundo medida per cápita: 22.000 millones de dólares. Menahem Begin deja asi el poder en un momento en el que la economía de su país funciona únicamente gracias a la ayuda norteamericana (2500 millones de dólares anuales y a los créditos internacionales garantizados por los Estados Unidos. -
José Hernández, corresponsal de SEMANA en París -