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POR QUIEN MUEREN LOS FRANCESES

Este es Abdallah, el libanés por cuenta de quien se desató ola terrorista en París

3 de noviembre de 1986

Hasta mediados de 1984, Georges Ibrahim Abdallah era totalmente desconocido para los franceses. Incluso a los oídos de la Policía secreta, su nombre no habría sonado distinto al de uno detantos inmigrantes árabes que han llegado a Francia en las últimas décadas. Hoy, sin embargo, Abdallah, la persona en cuyo nombre se cometieron los atentados de septiembre en París con un saldo de 11 muertos y más de 250 heridos, es no sólo el hombre más odiado de toda Francia sino además, según expertos internacionales en seguridad, uno de los terroristas más peligrosos que haya producido el Medio Oriente, para muchos comparable solamente a Carlos "El Chacal".
Pero, ¿quién es este hombre que, con escaso 35 años y apenas una veintena de hombres, ha logrado poner en vilo desde su solitaria celda en la prisión de la Santt en París a todo el gobierno francés, empezando por el mismo Chirac?
"Soy un árabe revolucionario", dijo a la prensa en 1984 cuando las autoridades francesas lo condenaron a cuatro años de prisión por posesión ilegal de armas y utilización de documentos falsos. Para los organismos de seguridad. Abdallah, líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Líbano (FARL), es el autor intelectual no sólo de varios atentados terroristas cometidos en París, Roma, Ginebra y Lyon en los últimos cinco años, sino además del asesinato en 1982 del teniente norteamericano Charles Ray, vinculado a la Embajada de los Estados Unidos en París, y del diplomático israelí Yacov Barsimantov. Para el gobierno italiano, que lo acaba de solicitar en extradición, es también el cerebro del asesinato en Roma en 1984, de Leamon Hunt, otro diplomático norteamericano.
Para sus hermanos, Emile de 28 años y Robert de 20, su detención parece motivo suficiente para provocar los atentados de París en busca de su liberación.
Nacido en Kuvayat, una pequeña población al norte del Líbano, Abdallah es en realidad la cabeza de lo que se podría considerar una especie de clan familiar de origen cristiano y maronita, cuyos miembros, todos provenientes de la misma ciudad, no pasarían de veinte en total. Militante del Frente Popular para la Liberación de Palestina de Georges Habbash (antiguo brazo derecho de Yasser Arafat), después de haber recibido entrenamiento en China y en Siria, decidió en 1981 conformar con sus hermanos, primos y amigos su propio grupo terrorista e imponer su estilo. Marxista y pro sirio, a Abdallah se le atribuye, sin embargo, la habilidad de tener conexiones con varios grupos libaneses que pelean entre sí. En Francia se dice que inclusive ha trabajado de cerca con el grupo de extrema derecha francés Acción Directa, y en los últimos días, al tenor de las investigaciones sobre los atentados de París, se ha llegado a afirmar, además, que indudablemente tiene relaciones estrechas con los mandatarios Hafez el Assad en Siria y Jomeini en Irán.
Lo que más sorprende de Abdallah, sin embargo, es la capacidad que ha demostrado hasta ahora para poner en jaque al gobierno francés. Cuando fue arrestado en Lyon en octubre de 1984, la Policía ignoraba todavía de quién se trataba. Por ello cuando el 23 de mayo de 1985 las FARL secuestraron en Tripoli a Gilles Peyrolles, el director del Centro Cultural Francés, y exigieron como rescate la liberación de Abdallah, el gobierno francés hizo un trato, que jamás fue admitido oficialmente.
Peyrolles fue liberado, pero mientras tanto, en un apartamento en París arrendado por Jacqueline Esber, la compañera de Abdallah, se hallaron explosivos y un arma semiautomática de fabricación checa, que pruebas de balística señalaron como la utilizada en los asesinatos de Ray y Barsimantov en París. Abdallah fue mantenido en prisión, pero el rumor acerca del eventual trato desató sobre al gobierno francés las más duras críticas.
Ahora, tras los atentados de septiembre reivindicados por el Comité de Solidaridad con los Presos Políticos Arabes (emanado de las FARL), Abdallah, ahora desde prisión, vuelve a poner contra la pared al gobierno francés. Sentenciado a cuatro años, podría, sin embargo, salir libre bajo palabra a finales de este año si no se logra acusarlo de asesinato. Defendido por Jacques Verges, abogado también del conocido Klaus Barbie, "El Carnicero de Lyon", el hombre por cuya liberación los franceses han sido víctimas de una de las peores oleadas terroristas de su historia, podría estar en la calle nuevamente en pocos días, ante la mirada inerme de un Jacques Chirac desprestigiado y del pueblo francés que habrá pagado inútilmente un precio demasiado alto.