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PRIVATIZAR LA 'NOMENCLATURA'

Al terminar junio concluye la primera etapa de la privatización de Rusia, pero los nuevos dueños son caras conocidas.

20 de junio de 1994

UNO DE LOS GRANDES REtos del desmantelamiento del estado comunista de la Unión Soviética era -y sigue siendo- la privatización de las empresas estatales, que abarcaban a la totalidad de la actividad productiva del país. Ese proceso está a punto de terminar y, aunque el gobierno de Boris Yeltsin sostiene que fue un éxito, la realidad es que muchísimas propiedades quedaron en manos de los antiguos apparatchiks, es decir, los dirigentes comunistas que antes las administraban.
Toda la población rusa recibió a fines de 1992 un voucher o cheque mediante el cual podía comprar acciones de una empresa. Las empresas a su vez debían convertirse en sociedades por acciones. Luego el colectivo de trabajo (los empleados y administradores) debía optar por una de las variantes de privatización consagradas en la ley, que en todos los casos le otorgaba una buena porción de las acciones de la empresa. El resto de las acciones quedaba en manos del gobierno, que las vendería en pública subasta a la población o a grandes inversionistas.
Pero los hechos demostraron que detrás de ese gesto democratizante los beneficiarios fueron muy pocos. Los ejemplos son muchos. El Combinado de Estaño de Nossibirsk (CEN) es el mayor productor de ese metal en toda Europa, y a suvez produce el 85 porciento del estaño ruso. Su gérente, Aleksandr Dugelnik, conocido hombre de negocios en la Bolsa de Metales de Londres, decidió privatizar el gigante industrial sin contar siquiera con la autorización de los organismos correspondientes. El colectivo laboral retuvo el 40 por ciento de las acciones de la empresa, pero para quedarse con la mayoría de ellas el gerente compró neveras, televisores, abrigos de piel, etc., que vendía a los trabajadores a cambio de sus acciones. Aparecieron entonces los nuevos propietarios del Combinado: Dugenilk, el ex primer secretario del comité del Partido Comunista de Novossibirsk, y en el registro de accionistas aparece el nombre de Oleg Soskoviets, primer viceprimer ministro del actual gobierno ruso, encargado de la industria y el complejo militar. Así, mientras que el CEN ha visto caer la producción un 40 por ciento, su director ha ingresado en la lista de los hombres más ricos de Rusia.
Esto, que se da en el terreno de las grandes empresas, se reproduce a nivel de las regiones y ciudades. Izvestia cuenta el caso de la región de Lipetsk: "El ex primer secretario del partido de la región, hoy es director general de una sociedad por acciones. El dirigente comunista de la ciudad de Lipetsk, vicepresidente de la dirección de una firma privada. El ex primer secretario del distrito de Zadonsk, director general de una firma privada. Y otro dirigente partidista es ahora vicepresidente de la administración regional". El alcalde de la ciudad fue denunciado por fraude, y para conseguir apoyo hizo una campaña entre los directores de firmas, otorgándoles el 20 por ciento de las acciones del fondo de propiedad de la provincia, que es el encargado de privatizar todas las fábricas.
Una primera etapa ha terminado. Muchos ciudadanos tienen alguna acción en cualquier firma. Hay muchos bancos. Muchas fábricas privadas, muchos salones de belleza y almacenes en manos de sus antiguos administradores o empleados. Pero la apariencia no puede ocultar los graves problemas de una economía deprimida que tiene días duros por delante. -