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El "Día de la Lucha" de Brasil cuenta con 35 protestas en una sola jornada. | Foto: AP

INTERNACIONAL

Protestas sindicales bloquean el transporte en Brasil

Por primera vez en la historia de ese país, se unen las cinco centrales sindicales para manifestar.

Natalia Ramos
11 de julio de 2013

Decenas de carreteras y accesos a puertos de Brasil fueron bloqueados el jueves y el transporte público sufrió paralizaciones en una jornada de protestas convocada por los sindicatos, las primeras desde las históricas manifestaciones de junio.
 
Las cinco principales centrales sindicales de Brasil, que manifiestan juntas por primera vez, reclaman la reducción de la jornada laboral de 44 a 40 horas semanales y retoman varias de las reivindicaciones de las masivas manifestaciones apartidarias y sin filiación sindical del mes pasado, como un transporte público de calidad y más inversiones en salud y educación.
 
“Esta es la primera vez en la historia de Brasil que nos manifestamos juntos”, declaró Paulo Pereira da Silva, presidente de Fuerza Sindical (crítica del gobierno).
 
El “Día nacional de lucha” prevé movilizaciones de obreros metalúrgicos y químicos, empleados de transporte y del sector de alimentación, bancarios, comerciantes y funcionarios públicos en todos los estados del país.
 
En la ciudad de Sao Paulo, la más grande del país con 20 millones de habitantes en su área metropolitana, los sindicatos de transporte bloqueaban terminales de autobuses, aunque los trenes y el metro operan con normalidad. Un total de 35 protestas están previstas durante este jueves.
 
El tráfico está cortado en gran parte de la avenida Paulista, una de las principales de la ciudad.
 
“Queremos que haya una mejoría en el país. En este momento hay crisis en la salud y la educación en Brasil. Hay que cambiar eso”, dijo Rosely Paschetti, una funcionaria municipal de 49 años que agitaba en la Paulista un cartel que pide “Más impuestos para los ricos, menos para los pobres”.
 
“Queremos más garantías para los trabajadores”, reclamó por su lado Ernesto Izumi, portavoz del sindicato de bancarios de la Central Única de Trabajadores (CUT, cercana al gobierno).
 
Los estibadores del puerto de Santos (estado de Sao Paulo), el mayor de Latinoamérica, paralizaron por segundo día sus actividades. Las rutas de acceso al puerto y al parque industrial de Cubatao también fueron bloqueadas.
 
El sindicato de estibadores rechaza un decreto presidencial que establece nuevas reglas para las concesiones de puertos públicos y autorizaciones para nuevos puertos privados.
 
En otras ciudades como Salvador de Bahía, Porto Alegre, Curitiba, Florianópolis, Belo Horizonte y Manaos el transporte público fue paralizado. Varias escuelas cerraron sus puertas y algunos hospitales del país sólo atienden las urgencias.
 
Los accesos al complejo industrial y portuario de Suape, en Pernambuco (noreste), donde trabajan 75.000 personas, también fueron bloqueados.
 
En Río de Janeiro los autobuses, las barcas y el metro funcionaban normalmente a pedido de los sindicatos, que convocaron a una protesta a las 15H00 (18H00 GMT).
 
Varios bancos y comercios de Río cerraron sus puertas por el temor a saqueos y destrozos como los ocurridos en junio, al final de masivas manifestaciones en reclamo de mejores servicios públicos, contra la corrupción de la clase política y los millonarios gastos del Mundial 2014.
 
El acceso al puerto de Itaguaí, en el estado de Río, fue bloqueado.Aunque se han puesto de acuerdo para realizar las movilizaciones este jueves, las centrales sindicales llegan divididas a las protestas.
 
La CUT, fundada en los años 1980 por el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), reclama mejoras laborales pero defiende la reforma política que la presidenta Dilma Rousseff quiere impulsar a través de un plebiscito en respuesta a las protestas de junio.
 
“¡Despierta Dilma!”, leían varios carteles en la avenida Paulista. “Es importante para que la presidenta responda a nuestras demandas”, sostuvo el presidente de Fuerza Sindical, que denuncia el alza de la inflación a 6,7 por ciento a 12 meses, por encima del máximo de tolerancia oficial (6,5 por ciento).