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PRUEBA DE FUEGO

Deportista, abogado y político, Rodrigo Borja deberá apagar el incendio de la economía del país.

13 de junio de 1988

Cuando tenía siete años, en unión de un compañero, Rodrigo Borja llamó a los bomberos desde la casa de sus abuelos en Quito. Cuando los de rojo llegaron, no descubrieron humo ni llamas, sino las risas infantiles de un par de niños traviesos. Sólo el respeto inspirada por su abuelo, una prominente figura social del Quito de los treinta, evitó que se aplicara la sanción usada en esa época para quienes incurrían en ese tipo de pilatunas, que era la confiscación del teléfono. Pero el niño Borja, que no sabía entonces que con el curso de los años se convertiría en presidente de su país, recibió una reprimenda que aún recuerda.

Pero si en la fantasia del presidente electo del Ecuador no estaba la de llegar a ese cargo, mucho menos se imaginaba que su papel al frente de los destinos de la nación sería como el de un bombero. Borja, quien asumirá el cargo en remplazo de León Febres Cordero, recibe un país cuya economía se debate en medio de un verdadero incendio: una inflación del 43% anual, que en el presente año podría llegar al 60%, un desempleo del 62% y una deuda externa que para el día de su posesión habrá llegado a los US$11.800 millones. "Heredamos un país sumido en la mayor crisis económica y social de la historia", fue la frase con que resumió el presidente Borja el difícil panorama que enfrenta, para cuya solución tiene previsto un programa de contenido social basado en la concertación nacional y en el respeto por la empresa privada.
Una actitud, si se quiere, bastante cauta, pero que hizo respirar de alivio a muchos ecuatorianos, que veían acercarse el caos si hubiera sido elegido el folclórico y explosivo Abdalá Bucaram.

Esa actitud responsable y medida contrasta con los años mozos del presidente, cuando era un muchacho inquieto y hasta travieso. Nacido en Quito el 19 de junio de 1935, el mayor de seis hijos, hizo sus estudios en el Colegio Americano, donde se destacó, más que por ser un extraordinario estudiante, por su afición a los deportes, que practicaba con destreza. Más tarde ingresó a la facultad de derecho de la Universidad Central de Quito, donde se dedicó tan de lleno al estudio, que recibió la medalla de oro al mejor egresado de su promoción.
Tanto fue el éxito con que concluyó la carrera que su tesis sobre derecho constitucional, fue publicada inmediatamente y se convirtió en el libro de texto que aún se estudia en la facultad.

Muy pronto el amor llegaría a su vida, de la mano de la casualidad.
Vio a su hoy esposa, Carmen, en una calle de Quito y, sin saber siquiera su nombre, le enviaba cartas de amor. Fue después del primero de una larga serie de viajes a Costa Rica para dictar conferencias sobre su especialidad, que finalmente conoció a Carmen, con quien se casó luego de un corto noviazgo. Hoy tiene cuatro hijos, tres mujeres y un varón.

Su vocación política le llegó temprano. Ya desde sus épocas del Colegio Americano había sido elegido presidente del Consejo Estudiantil, y en la facultad fue el vocero de sus compañeros en múltiples ocasiones. A los 26 años fue elegido por primera vez como diputado al Congreso de la República, en esa época el político más joven en llegar a esa investidura. La segunda vez que llegó al Parlamento fue en 1970, pero no logró posesionarse. El sempiterno José Maria Velasco Ibarra había cerrado el Congreso para declararse dictador.

Ese fantasma de la disolución de la democracia sigue pesando sobre el animo de muchos ecuatorianos, que ven en Borja la garantia de que su sistema democrático no se les desmoronará en las manos. Pero todo parece indicar que este abogado de 54 años, que aún recuerda sus años mozos en que visitó Cali como miembro de delegaciones deportivas, primero de basquetbol y luego de tenis, que fue hasta comentarista de RCN en esa ciudad, que aún trota por las mañanas y que le "mete la mano" a su Ford Bronco para hacerle personalmente el mantenimiento, parece ser la garantía de que la democracia en Ecuador no tiene por ahora nubes oscuras en su panorama. --