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RENOVACION Y MUERTE

Al comenzar el gobierno de Ernesto Zedillo, muchos ven la última oportunidad para la democracia en México.

26 de diciembre de 1994

POCAS VECES EN LA HISTOria reciente de México un presidente ha asumido su cargo en medio de circunstancias más dramáticas que Ernesto Zedillo. No es para menos, si se tiene en cuenta que a tiempo que se produce la posesión, la conciencia colectiva de los mexicanos se ve atormentada por las acusaciones, según las cuales algunos líderes tradicionalistas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) participaron en el asesinato (ver recuadro) de Mario Ruiz Massieu, secretario general de ese partido, en el poder desde 1929. Como si eso fuera poco, las acusaciones revivieron la indignación por la investigación sin final de la muerte de Luis Donaldo Colosio, quien precedió a Zedillo en la candidatura oficialista a la presidencia.

El hecho, que se une a la cadena de sorpresas ingratas para México en 1994, se relaciona con una de las banderas del nuevo mandatario: la reforma hacia un sistema judicial eficiente y transparente y la independencia entre el gobierno y el partido de Estado, que por 65 años ha sido uno solo.

De acuerdo con uno de los asesores de Zedillo, que prefiere el anonimato, la reforma judicial fue tema de énfasis en la campaña, y es por ello que deberá actuar rápido, presentar acciones y escoger en la Procuraduría General a un hombre incuestionable. "No hay otra salida que abrir los expedientes y que caigan cabezas".

Este argumento lo comparte el actual presidente del PRI en el Distrito Federal, Fernando Lerdo de Tejada, quien dijo a SEMANA que "Considero que la única manera de avanzar es informando, manteniendo una comunicación con la gente para que sepa y conozca los verdaderos hechos, exigiendo a las autoridades judiciales que procedan a resolver estos sucesos hasta el fondo".
La reforma del partido tampoco será una tarea fácil. México ha sido escenario de impugnaciones sobre los resultados electorales para las gobernaciones de Tabasco, Chiapas y Veracruz.

Se trata de un ambiente enrarecido por la guerrilla zapatista del estado de Chiapas, por el narcotráfico rampante, por los grupos políticos que luchan con la dictadura del partido único y con una clase política tradicional que, como parece. no tiene inconveniente en asesinar a quien se ponga en su camino. Las fuerzas descritas confluyen en un México que transita por el cambio y que desde 1988 tomó el rumbo de una economía abierta y enfrentada a la competencia. Decisión que hoy la hace exhibir triunfos macroeconómicos, como la reducción de una inflación que pasó del 180 por ciento al 7 por ciento y que le ha dado asiento en importantes foros internacionales, por ejemplo, en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

Al frente de este país estará hasta diciembre del 2000 Ernesto Zedillo. Un presidente que, para muchos, no ha tenido tiempo de prepararse para ser el mandatario de 90 millones de mexicanos. Un presidente que no hará, en palabras de Lerdo de Tejada, "un gobierno que esté atado de manos o que se resista a llevar adelante lo que tiene que hacer. Será un gobierno de decisión y de acción".-

Dolor profundo
LA SEMANA PASADA MARIO Ruiz Massieu, subprocurador de México, sostuvo que la investigación por el crimen de su hermano José Francisco, secretario general del PRI, fue obstaculizada por sectores radicales del mismo partido priísta, que gobierna a esa nación desde 1929, a quienes acusó de haber participado de la autoría intelectual del asesinato. Las denuncias alcanzaron, inclusive, al actual procurador, Humberto Benítez, de quien Ruiz Massieu dijo que "entorpeció la investigación ".

Según las pruebas obtenidas tras varios meses por el mismo Benítez, Ignacio Pichardo, presidente del PRI, y su secretaria, María de los Angeles Moreno, no sólo le dieron un carné falso de diputado oficialista a Manuel Muñoz, sindicado de ser el autor intelectual del crimen, para que pudiera pasar inadvertido, sino que además lo encubrieron durante su fuga. En respuesta a las acusaciones del subprocurador, Pichardo y Moreno dijeron que no podían ser probadas.

Ruiz Massieu afirmó que tras 222 declaraciones judiciales, numerosos allanamientos de domicilios y otras diligencias, se descubrió una conspiración de un grupo interno oficialista que pretendía ejecutar a varios dirigentes políticos. "El esclarecimiento del caso del asesinato de mi hermano, dijo, no dependerá tanto de las investigaciones policíacas como de las decisiones políticas".

A este escándalo, que sigue conmocionando a los mexicanos, se sumó el fallecimiento de Diana Laura Riojas, la esposa del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, asesinado el pasado 23 de marzo. Aunque la causa de su deceso fue un cáncer avanzado, no hay duda de que el crimen de su esposo precipitó el final, lo que ha contribuido a crear un ambiente fúnebre sobre el futuro de un país que, como México, acarició hasta enero de este año la ilusión de hacer el tránsito al Primer Mundo, pero que ahora, atravesado por los problemas, lucha por descubrir su verdadera identidad.-