ESTADOS UNIDOS
Romney, inalcanzable
Con la renuncia de Rick Santorum, Mitt Romney será el candidato republicano a las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos. Pero para ganarle a Barack Obama debe hacer varias cosas.
No hace falta más tiempo para saber quién será el candidato del Partido Republicano a las elecciones presidenciales del 6 de noviembre en Estados Unidos. Desde el martes pasado el panorama está claro: el hombre que se enfrentará al presidente Barack Obama, que busca la reelección a nombre del Partido Demócrata, se llama Mitt Romney. El lío para él es que, según los sondeos, tiene la cosa cuesta arriba y lo que ahora se pregunta todo el mundo, desde Boston hasta San Diego y de Seattle a Miami, es qué debe hacer Romney para convertirse en una opción viable en la carrera hacia la Casa Blanca.
El camino para este exgobernador de Massachusetts se despejó el 10 de abril cuando su principal contrincante por la candidatura republicana, el antiguo senador por Pensilvania, Rick Santorum, le puso fin a su aspiración presidencial. "Aunque termino hoy mi campaña, no he renunciado a la lucha", dijo Santorum en la localidad de Gettysburg, cerca de la cual Abraham Lincoln pronunció en 1863 uno de los discursos más famosos de la historia. El anuncio no fue del todo positivo para Romney. Santorum no le brindó su respaldo ni sus votos.
Y ese es justamente un de los escollos más graves que debe superar Mitt Romney: seducir al electorado ultraconservador de los republicanos. Porque la verdad es que si, de acuerdo con The New York Times, Romney cuenta con 666 de los 1.144 delegados que se requiere para ser ungido candidato en la convención republicana de Tampa a finales de agosto, Santorum, que tiene 283, y el expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich, con 136, son la prueba de que en esa colectividad no todo el mundo le jala a Mitt Romney, al que consideran una auténtica veleta.
Además, muestra fallas. No ha vencido, por ejemplo, en ninguna elección primaria en el sur del país, una zona determinante para llegar a la Casa Blanca. Fuera de eso, los hispanos prefieren de lejos a Obama, pues Romney solo les ha dado palo. Mal negocio. Una encuesta reciente de Fox News Latino señalaba que el 70 por ciento de ellos respaldan al actual presidente, mientras que solo el 14 por ciento se decanta por el republicano. ¿Cómo resolver esto? Algunos creen que escogiendo como compañero de fórmula a un latino, como el senador por Florida Marco Rubio o la gobernadora de Nuevo México, Susana Martínez, pero el primero despierta algunas críticas y la segunda no es muy conocida a nivel nacional.
Por si fuera poco, Romney sale también mal librado ante las mujeres votantes, quizá por sus posiciones extremas en asuntos como la píldora anticonceptiva y el aborto. Como le dijo a SEMANA Vanessa Cárdenas, investigadora del Center for American Progress, uno de lo think tanks más importantes de Washington, "Él necesita planes específicos para mejorar su reputación ante las mujeres, entre las cuales el 57 por ciento apoya a Obama y solo el 38 por ciento a Romney". Aparte de lo anterior, el hecho de ser mormón despierta recelos hacia el exgobernador entre los evangélicos, que constituyen un sector clave dentro del Partido.
Hay algo aún más complicado para Mitt Romney y es que, de acuerdo con una encuesta de The Washington Post y la cadena ABC publicada la semana pasada, él no solamente perdería en las elecciones ante Obama (51 por ciento contra el 44 por ciento), sino que en casi todos los aspectos de la política resulta derrotado, salvo en manejo de la economía (43 por ciento contra el 47 por ciento), lo que constituye un respiro de alivio. Para rematar, mientras el 64 por ciento de la gente señala en ese sondeo que Obama les cae bien, solo el 26 por ciento se va del lado de Romney. Eso significa que a la mayor parte de los gringos les gustaría más tener como vecino en un tren al actual presidente.
De aquí hasta los comicios, Romney tendrá que darle un golpe de timón a su campaña. No será fácil. Es un millonario (su fortuna supera los 200 millones de dólares) que impulsó en Massachusetts una reforma sanitaria parecida a la de Obama, que ahora critica. Ha cambiado de opinión miles de veces. Y sufre de déficit de autenticidad. Por eso hay quienes dicen que debería mostrarse tal como es porque el peor enemigo de Romney es el propio Romney. Pero faltan más de seis meses para las elecciones y si él logra persuadir a Estados Unidos de que por su historia de éxito económico es el hombre ideal para reflotar la economía, su aspiración llegará a buen puerto.