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SANGRE EN LA ARENA

El triunfo de la ultraderecha en las elecciones salvadoreñas, promete más problemas al país.

24 de abril de 1989

El ajedrez político que se juega en El Salvador, en donde cada jugada es precedida por un número creciente de muertos entre la población civil, tuvo un episodio más en las elecciones presidenciales que se llevaron a cabo el domingo pasado, y que significaron el triunfo de Alfredo Cristiani, candidato de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).
Para muchos, la victoria del ultraderechista partido del tristemente célebre ex mayor Roberto D'Abouisson, no hará más que añadir dramatismo a la situación del convulsionado país centroamericano.

Se calcula que de los 1.8 millones de salvadoreños que poseen el carné electoral, concurrieron a las urnas un poco más de un millón, en medio de las amenazas de la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que había prometido impedir la realización de los comicios en respuesta al rechazo recibido por su propuesta del 23 de enero. En esa ocasión el movimiento insurgente había ofrecido deponer las armas participar en las elecciones si su fecha era pospuesta hasta septiembre. Estimulado por la presión norteamericana, el presidente José Napoleón Duarte modificó su rechazo inicial pero tras varias sesiones de negociación con el FMLN en Ciudad de México, su gobierno y los partidos politicos representados en la Asamblea Nacional, no aceptaron finalmente la propuesta. Lo que siguió fue una escalada terrorista que llegó a la víspera misma de las elecciones.

No era raro, por eso, que en los días anteriores al domingo 19, el pais se viera en medio de un caos casi completamente generalizado. Los guerrilleros acentuaron su presencia en las ciudades con una serie de atentados dinamiteros que dejaron sin luz eléctrica y, lo que es peor, sin agua al 70% del país, lo que complementaron con la prohibición, vigente desde el jueves anterior, del transporte público y privado, por lo que las vías aparecían virtualmente desiertas. El trabajo de intimidación. de la guerrilla incluyó la quema, de varios buses urbanos y hasta varios tiroteos en las calles mismas de San Salvador, a plena luz del día y a corta distancia del Palacio de Gobierno.

La mañana misma de los comicios, los habitantes de San Salvador tuvieron que soportar el espectáculo impresionante de cuatro helicópteros que atacaban con cohetes y ametralladoras a los guerrilleros que habían copado a las fuerzas del gobierno, en las laderas del volcán del mismo nombre, en la población de San Ramón, ubicada en las goteras de la capital. Acciones de semejante envergadura se reportaron en por lo menos 10 de los 14 departamentos del país.

LOS CANDIDATOS
Paradójicamente, la izquierda organizada no participaba en las elecciones salvadoreñas desde hacia 12 años. Aliados del FMLN, los social demócratas y social cristianos del Frente Democrático Revolucionario formaron en 1987 la coalición Convergencia Democrática, destinada a integrarse al proceso político legal.
Con ese fin regresaron del exilio sus principales líderes, Rubén Zamora y Guillermo Ungo, este último para asumir la candidatura presidencial.
Ungo, de 57 años, vicepresidente de la Internacional Socialista y antiguo aliado del actual mandatario, es un abogado y académico que hizo parte de la junta de gobierno civico militar de tendencia inicialmente moderada que tomó el poder en 1979, pero de la que se retiro en 1980 (poco antes de ir al exilio) por considerar que la parte militar estaba imponiendo un modelo absolutista.

El Partido Demócrata Cristiano, al que pertenece el presidente Duarte, se presentó a las elecciones dividido tras una áspera confrontación que hizo que el ex ministro de Información, Julio Rey Prendes, se retirara del oficialismo. En esas condiciones el candidato escogido resultó ser Fidel Chávez Mena, titular de la cancillería entre 1980 y 1984 y ministro de Planificación y Desarrollo entre 1984 y 1987. Considerado un tecnócrata sin mayor atractivo político, su falta de picante electoral pareció resultar determinante en el pobre desempeño de su partido, a pesar del poderoso apoyo de que disponía, incluido el de los Estados Unidos.

El candidato vencedor es curiosamente el que menos experiencia habia acumulado en las lídes políticas.
Millonario heredero cafetero, Alfredo Cristiani resulta un exponente tipico de la élite económica que ha dominado al país durante muchos años.
Administrador de empresas graduado en Estados Unidos, ex seleccionado nacional de volibol, campeón de moto-cross, piloto de aviones y helicópteros, Cristiani se había caracterizado como dirigente de las organizaciones empresariales del algodón y del café y últimamente como vicepresidente de la poderosa Asociación Nacional de la Empresa Privada. Su presencia al frente de la candidatura de ARENA se hizo necesaria por la imposibilidad de que el verdadero "caudillo" del partido ultraderechista, Roberto D'Abouisson, presentara su nombre, que se identifica a nivel nacional e internacional como el creador de los famosos "Escuadrones de la Muerte" -que tuvieron mucho que ver con el desencadenamiento de la guerra civil, a finales de los años 70--y a quien se atribuye la autoría intelectual del asesinato del arzobispo de San Salvador, monseñor Oscar Arnulfo Romero.

CAE EL TELON
Al final de la jornada, el saldo de la democracia resultaba desconsolador.
La violencia generalizada que causó, entre otras, la muerte a manos del ejército de tres periodistas, uno de ellos extranjero, ocasionó una abstención que se acercó al 50%. Por otra parte, la renuncia de más de 100 alcaldes, intimidados desde hace meses por las amenazas del FMLN, hizo que en muchas de esas circunscripciones no se realizaran votaciones, mientras que en la ciudad de Santa Elena, ubicada en el departamento de Usulután, las urnas se cerraron anticipadamente, debido a la intensidad de los combates.

Aunque tanto Cristiani como Chávez Mena señalaban, mientras avanzaban los escrutinios, que el certamen electoral había demostrado la voluntad del pueblo de derrotar el extremismo representado por el FMLN, las cifras de abstención parecian querer decir lo contrario. Y al final de la tarde, cuando se hizo evidente la victoria del partido ultraderechista, las reacciones comenzaron a hacerse sentir no sólo en El Salvador, sino alrededor del mundo. Confirmada una mayoría del 53.81% para ARENA, Cristiani declaró que eslaba dispuesto a negociar con el FMLN y que formaría un gobierno "de participación amplia", con medidas drásticas de orden social, económico y político cuyos detalles aún no se han dado a conocer, en el contexto de un llamado "Plan de Emergencia".

Los derrotados Chávez Mena y Ungo criticaron el proceso electoral, pero por motivos y causas diferentes.
Para el primero, su derrota se debió al saboteo guerrillero, que alejó a su cauda electoral de las urnas, mientras que para Ungo, la baja votación "no expresa la mayoría nacional".
En el campo internacional, el triunfo de ARENA no dejó de producir comentarios negativos. El partido social demócrata alemán demandó de su gobierno la suspensión de la ayuda que brinda a El Salvador, una de las más cuantiosas después de la que recibe de Estados Unidos, pues ya se "ha llamado mucho la atencion en el pasado sohre los vínculos de ARENA y los escuadrones de la muerte, que en cooperacion con sectores del ejército, son responsables de la muerte de más de 70 mil personas". En Washington, el representante demócrata Stephen Solarz, afirmó que la victoria de ARENA tendría que perfilar una nueva relación entre los Estados Unidos y El Salvador. "Nosotros-dijo, refiriéndose al Congreso--queremos observar cuidadosamente lo que ocurre en El Salvador".

La reacción oficial del gobierno norteamericano fue, como era de esperarse, más cautelosa. Tras las declaraciones del embajador William Walker, de que la jornada de elecciones fue una "fiesta democrática", el departamento de Estado a través de su vocero Charles Redman, dijo que su gobierno trataría de que el nuevo régimen tuviera el mismo compromiso con la democracia y con el respeto a los derechos humanos que su predecesor.

Por paradójico que parezca, muchos analistas internacionales coincidían al final de la jornada en que la hábil jugada del FMLN había dado sus frutos. Para reforzar la comparación con una partida de ajedrez, se mencionaba que el movimiento guerrillero, aunque habia cumplido su amenaza de boicotear las elecciones lo habia hecho sólo hasta cierto punto. No se atacaron los puestos de dotación, ni se realizaron atentados terroristas, de tal manera que lo que se dió finalmente fue una especie de comicios restringidos.

En esas condiciones, el único beneficiado podía ser ARENA, cuya corriente electoral está situada precisamente en las ciudades donde la votación se entorpeció menos. El efecto inmediato, según muchos observadores, es que los Estados Unidos no podrán irrigar su ayuda al régimen ultraderechista, con la misma libelalidad con que apoyaban al mucho más presentable régimen demócrata cristiano. Lo que se ha dado es una agudización del conflicto que, con la sombra de D'Abouisson tras la silla presidencial, podría llevar a que corriera mucha más sangre en El Salvador en el próximo futuro, a pesar de que el FMLN ya anunció que está dispuesto a lanzar un nuevo plan de paz. -