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SANGRE EN LA ARENA

Dos semanas y 10 mil muertos después de la intentona de golpe, no se sabe todavía quién es el vencedor

24 de febrero de 1986

Una minicumbre en Moscú, propuesta por el gobierno soviético, tratará de poner fin a la guerra civil suryemenita que estalló el lunes 13 de enero. Al final de la semana pasada se estaban tomando medidas para que dos comités surgidos en estos días de crisis pudieran reunirse en la capital de la URSS. El primero estará integrado por los tres dignatarios del régimen de Adén que se encontraban en misión política en la India cuando estallaron los combates, quienes se trasladarán a Moscú buscando una mediación. El segundo tendrá cuatro miembros, todos del comité central del Partido Socialista Suryemení (PSSY): dos de ellos leales al presidente Ali Nasser y dos del bando rebelde. Nayef Hawatmeh, secretario general del Frente Democrático de Liberación de Palestina (FDLP), el ala pro soviética del movimiento palestino, ha estado involucrado en el arreglo de esa reunión, la cual buscaria, según él, poner fin a la refriega y llegar a un acuerdo.
Mientras tanto, en Adén la guerra continuaba. Las fuerzas rebeldes, que controlan la mayor parte de la capital, parecen haber conquistado el dominio en cuatro de las seis provincias del país. El presidente Ali Nasser, en golpe publicitario contra sus oponentes, salió el lunes 20 de enero unas horas hacia Etiopia y logró regresar a Adén y mantener la resistencia. Sin embargo, sus tropas seguian perdiendo terreno. Los rumores al final de la semana lo daban por ligeramente herido y apertrechado en la provincia de Abyan.
El líder de la revuelta--generada más por una lucha de poder en el partido de gobierno que por antagonismos sociales--había aparecido vivo (aunque herido), contradiciendo las noticias dadas por el gobierno en el sentido de que Abdel Fatah Ismail estaba muerto, fusilado al comienzo del golpe de Estado. Las escasas informaciones originarias de Adén indicaban, no obstante, que el otro jefe de la rebelión, el vicepresidente Ali Antar, si habría muerto el 19 de enero.
Lo único irrebatible en esta oia de rumores es que ninguno de los lideres de esta guerra ha podido utilizar las ondas de Radio Adén, única fuente de información desde el interior del país.
Dado que en los combates se están empleando armas pesadas, el número de muertos y heridos es alto. Se cree que en una semana por lo menos 10 mil personas murieron o quedaron heridas. Algo más de 4 mil extranjeros, la mayor parte soviéticos, fueron evacuados desde Adén en buaues de la URSS, Gran Bretaña y Francia.
Estas personas declararon haber visto feroces luchas "casa por casa" y que por todos lados "había incendios y edificios devastados". En el aeropuerto y en la refinería de Little Aden los combates de artillería eran intensos en la noche del viernes 17.
Según las mismas fuentes, las Fuerzas Armadas suryemenís se dividieron en esta lucha. El Ejército y la Aviación se quebraron en dos bandos, unos en favor del Presidente, junto con la Marina y las milicias del PSSY, mientras que la otra ala del Ejército de tierra y del aire estarían en la trinchera rebelde.
Un alto al fuego acordado por las partes contendientes, reunidas en la embajada soviética en Yemen el sábado 18, fue pronto violado. El recrudecimiento de los tiroteos alcanzó la fragata inglesa Júpiter, que participaba en la evacuación de extranjeros. Ante el anuncio de Yasser Arafat de que enviaría una fuerza pacificadora palestina para supervisar la tregua, los funcionarios suryemenitas varados en Moscú dirigieron telegramas pidiendo que ningún destacamento extranJero interviniera, ya sea de la OLP o de países árabes. El diario kuwaití Al Qabas, aseguró que el Kremlin dirigió un mensaje a Washington reafirmando que no permitiría "una eventual recuperación del Yemen del Sur por medios hostiles". Aunque es difícil creer que el golpe de Estado haya sido lanzado sin el visto bueno de Moscú, de donde venía el principal promotor de la intentona, no hay hecho que pruebe que la URSS ha tomado partido hasta el momento por una de las dos fracciones en pugna.
Yemen del Sur es el único país árabe en el que la fe musulmana (la mayoría de la población es sunnita) no se traduce en movimientos políticos serios. Por el contrario, el partido de gobierno, las milicias y la ideología marxista son allí los vehículos de ascenso. Las mezquitas sólo son visitadas por la gente de edad. El hecho de que los rebeldes hayan recibido apoyo de fuerzas tribales de las provincias de donde provienen los cabecillas del golpe, indica, por otra parte, que la centralización del Estado no borro aquella particularidad. ¿Influirá la solidaridad tribal en la solución de un conflicto que hasta el momento se presenta como una pugna ideológica? Todo está por verse. --